¿Debe Obama hacer cumplir las leyes de inmigración?: El Estado de Derecho por sobre todo
En mi opinión, no cabe la menor duda de que Barack Obama está obligado a hacer cumplir las leyes de inmigración de Estados Unidos. Mi postura se sustenta en las siguientes razones:
Para quedar habilitado como presidente de la nación, Obama debió prestar el siguiente juramento: “Juro solemnemente que desempeñaré con total fidelidad el Cargo de Presidente de los Estados Unidos y que mantendré, protegeré y defenderé la Constitución de los Estados Unidos, empleando en ello el máximo de mis facultades”.
En consecuencia, hay en juego un tema de honor en este tema: ¿honrará Obama la palabra empeñada?
Según sus redactores, la Constitución fue concebida con el objetivo de “promover el bienestar general y garantizar para nosotros mismos y para nuestros descendientes los beneficios de la Libertad”. En función de esa meta, los padres fundadores, lúcidamente, se percataron que era indispensable limitar el poder de los gobernantes. Para ello establecieron la separación rigurosa de poderes bajo la premisa de que “el poder controle al poder”. Además cuidadosamente establecieron un delicado sistema de “controles y balances”.
Las facultades legislativas le fueron concedidas en exclusividad al Congreso: el Poder Ejecutivo tiene por función principal hacer cumplir las leyes; y el Poder Judicial velar por el mantenimiento del orden jurídico. Es decir, evitar los abusos de poder. Esto significa que no es una potestad del Ejecutivo decidir si una ley debe cumplirse o no, sino que su deber es vigilar su acatamiento.
Quienes defienden la postura asumida por Obama en torno a este tema, esgrimen que varios presidentes con anterioridad se han hecho de “la vista gorda” con respecto al estricto cumplimiento de ciertas leyes.
Esa afirmación es un ejemplo de la falacia “tú también”. Recordemos que una falacia es un razonamiento inválido pero psicológicamente persuasivo. Se quiere dar a entender que como otros mandatarios han actuado así, está justificada la posición de Obama.
El razonamiento correcto es precisamente el opuesto: hay que buscar el modo de evitar que estas cosas sigan sucediendo en el futuro. Y ya que estamos, sería bueno comenzar con el propio Obama, haciéndole ver cuál es su obligación institucional.
He dejado para el final el argumento que para mí es de mayor peso. En lo personal, estoy a favor de la libre inmigración de toda persona honesta. Creo que es un error limitarla. Hay numerosos estudios serios que demuestran que a quien más beneficia la llegada de inmigrantes, es al propio país que los recibe. Por ejemplo el libro de Álvaro Vargas Llosa Global Crossings.
No obstante, si permitimos que se expanda el poder de un presidente porque con respecto a un tema determinado no nos gusta la ley vigente, entonces, estaremos contribuyendo a crear un gobierno autoritario. No debemos perder de vista que con excusas del mismo tenor, se han fortalecido tantos tiranuelos que abundan por Latinoamérica. Así comenzaron Chávez, Correa, los Kirchner, etc, etc.
En definitiva, si queremos “garantizar para nosotros mismos y para nuestros descendientes los beneficios de la Libertad”, debemos hacer prevalecer al Estado de Derecho por encima de cualquier otra consideración.
Hana Fischer es uruguaya. Es escritora, investigadora y columnista de temas internacionales en distintos medios de prensa. Especializada en filosofía, política y economía, es autora de varios libros y ha recibido menciones honoríficas.
Editado por Pedro García Otero.
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