¿Cómo se hace un país próspero?

El Expreso de Guayaquil

Solo se necesita leer la historia del progreso humano para conocer que el incremento del nivel de vida mundial no se debe a políticas de Estado, sino a la voluntad de individuos de crear un mejor mundo. El Estado no inventó cómo aumentar la esperanza de vida de 40 a 70 años entre el siglo XIX y XX. Fueron investigadores e inventores de medicinas, equipos de diagnósticos, instrumental quirúrgico, especialización de carreras clínicas, etc. Los gobiernos crearon el entorno favorable para el éxito.

Gran Bretaña fue ejemplo de genialidad puesta a la orden de la humanidad; se convirtió en el país con la mayor renta por habitante del mundo. Lamentablemente por acciones políticas se apagó la chispa creativa. La genialidad británica fue reemplazada por la de Estados Unidos, con cerca de 200 años de continuos inventos en toda área de la necesidad humana: bienes, servicios, carreras profesionales, alimentos, moda, música, entretenimiento, transporte, etc.

La nueva serie Genialidad estadounidense del canal National Geographic cubre los enormes logros de quienes tuvieron inquebrantable voluntad para perseverar en hacer realidad sus sueños; con los nuevos bienes y servicios transformaron el mundo.

Detrás de cada genio hay un gran rival, adversario implacable cuya determinación y ambición rivaliza con él, ejemplo: Jobs vs. Gates, Wright vs. Curtiss, Farnsworth vs. Sarnoff, Hearst vs. Pulitzer, Colt vs. Wesson, Oppenheimer vs. Heisenberg, Edison vs Tesla, y de esa lucha surgen las invenciones más extraordinarias. Ellos inventaron la luz incandescente, el avión, la corriente alterna, el periodismo moderno, la distribución de la luz, la radio, el motor eléctrico, la televisión, el control remoto, la computadora personal, el sistema operativo para computadora láser, la robótica.

Von Mises señaló que la invención al inicio es un lujo que pocos pueden costear pero con el tiempo llega a las masas. Es imposible tener esa genialidad en gobiernos socialistas. En ellos todos deben tener la misma renta, menos los que están en el poder. Explica que en Unión Soviética y China comunista no hubo un Henry Ford, ni un Walt Disney.