¿Qué nos debe la sociedad?
¿Qué le debe la sociedad a cada persona, a cada recién nacido, a cada niño o adulto? La respuesta depende de los principios y concepciones filosóficas que cada persona tenga sobre la vida, el ser y la sociedad.
La concepción socialista postula que la sociedad es responsable de proveer alimento, educación, salud, casa, bienes materiales e incluso felicidad a todos y cada uno de los miembros de dicha sociedad y que el Estado es el responsable de llevar a cabo esta utópica tarea. Es decir, bajo la concepción socialista, usted y yo y todos somos responsables de que cada niño nacido en este vasto territorio reciba su ración de leche y vaya a la escuela; usted y yo y todos somos responsables de que en cada pueblo de este vasto territorio haya pavimento, luz eléctrica, internet y agua potable; usted y yo y todos somos responsables de que no hayan pobres, ni infelices.
La concepción liberal no es el antónimo del socialismo. Es decir, si el socialismo postula una sociedad que – bajo la tutela del Estado – cuida, amamanta, educa, cura, alimenta y provee de los bienes materiales a todos sus miembros, el liberalismo no significa la ausencia de obligaciones de unos a otros. La concepción liberal postula que cada individuo está obligado a no atentar contra la vida, la integridad y la propiedad de otros y que el Estado debe velar por el derecho (en sentido negativo) a la vida, a la integridad y la propiedad de los ciudadanos.
El liberalismo es la filosofía política de la libertad y la responsabilidad individual donde cada adulto es responsable de sus actos y de proveer la subsistencia para él y su familia. Es importante aclarar que el liberalismo no está reñido con la caridad y la solidaridad y más bien tiende a fortalecer estas virtudes. Nada impide que en un orden social liberal existan organizaciones de beneficencia; de hecho, las organizaciones de beneficencia más importantes a nivel mundial nacen y prosperan en países con una línea más o menos liberal. Por el contrario, el socialismo implícita o explícitamente postula la incapacidad de las personas de ejercer su libertad y valerse por sí mismas; postula que un Estado omnisciente y benevolente debe ser el papá y los ciudadanos sus hijos inmaduros, irresponsables e inútiles. Como en una profecía autocumplida, a la larga los regímenes de tendencia liberal tienden a crear ciudadanos responsables y autosufientes, mientras que los regímenes de tendencia socialista tienden a crear flojos, dependientes del papá Estado e inútiles.
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