Debate sobre el ajuste en la Isla K
Con inundaciones en parte de la isla por falta de obras porque se habían patinado las hojas de palmeras en populismo, Parlanchina estaba desesperada tratando de buscar algo para tapar el desastre que había hecho en la isla entre el hombre de la lancha anaranjada y ella.
Tantas veces he anunciado obras para evitar las inundaciones sabiendo que íbamos a destinar la guita a los curros de siempre, que seguro algún degenerado googlea mis discursos y me ve inaugurando tres veces la misma obra. Porque hay gente en esta isla que realmente es mala, decía en voz alta y para para ella misma, mientras esperaba una comunicación con una isla vecina.
En eso apareció el Chino, ahora candidato a vicedictador de la isla y le dijo: Parlanchina, acá está la llamada que pediste con Willy Dark.
Hola Willy, ¿cómo estás?, preguntó Parlanchina.
Willy: aquí estoy, en el exilio que me mandaste acompañando a Franchu. A propósito, Franchu me dice que te mande saludos y que reces por él. Me dice que vos le confesaste que siempre fuiste una ferviente católica y desprendida con el dinero. Nunca te interesó a vos ni a tu difunto esposo el dinero. Siempre fueron todo caridad.
Parlanchina: Gracias, Willy, pero sabés que tenemos un problema de inundaciones en la zona naranja de la isla y me acordé que vos habías inventado algo para esconder el problema…
Willy: ah, sí. El pongui pongui por el cual le hice poner plata a los empresarios de la isla para ayudar a los inundados.
Parlanchina: ¿y cómo funcionó el pongui pongui?
Willy: ni idea. En realidad fue un afani afani para financiar en parte a los hijos de los funcionarios públicos en cargos del estado. El hijo de Deborita en el ministerio de la destrucción de la producción. La hija del chivo que acaba de salir de jardín de infantes y con esos fondos le pagamos el sueldo de directora del banco de la Isla de la Fantasía a la que no terminó la carrera de economista pero igual la nombraron directora de y mil casos más de becas para militantes.
Parlanchina: bueno, tener militantes leales tiene un costo, ¿no te parece, Willy?
Mientras tanto, Patilludo analizaba qué podía inventar para que no se le desbordara el mercado de cambios en la isla y la inflación no se le disparara por la cantidad de hojas de palmera que emitían para financiar el déficit fiscal de la isla.
Como los números no cerraban, habían convocado al náufrago para ver qué humor había en la isla si manoteaban plata en algún sector de la economía. Una confiscación más en nombre de la patrea se justificaba. Es que Parlanchina solía decir patrea en vez de patria. Esas cosas del modelo.
Entró el náufrago en la choza imperial diseñada por la faraona que tenía aspiraciones de arquitecta, lo invitaron a sentarse y comenzó el diálogo.
Parlanchina: vea, se nos cayó el mundo encima y por eso tenemos menos actividad. Necesitamos recaudar más para equilibrar las cuentas del estado. ¿Estarán los isleños dispuestos a colaborar en esta situación que es ajena a nuestro modelo?, le preguntó al náufrago.
Náufrago: ¿qué mundo se nos cayó encima si no hay una recesión mundial y menos una depresión? Que un par de islas hayan devaluado sus monedas no quiere decir que todo el archipiélago esté colapsado.
Parlanchina: ya sabemos que Ud. está en contra del modelo nacional y popular, pero no sea egoísta. Ayude en esta situación complicada.
Náufrago: Ok, ¿Ud. quiere que le de algunas ideas para salir de la crisis?
Parlanchina y Patilludo al mismo tiempo: ¡sí!
Náufrago: Bueno, dado que la carga impositiva es agobiante, nadie en el mundo nos presta un gramo de oro, el mercado interno no tiene ahorro para volcar al mercado de capitales y ya nos consumimos el stock de capital, mi impresión es que hay que bajar el gasto público en la isla para equilibrar las cuentas y …
Parlanchina: ya tenía que salir con el ajuste este neoliberal, neoconservador y neobuitre. ¿No se le ocurre otra cosa que la palabra ajuste?
Náufrago: ¡pero no me dejó terminar la idea!
Parlanchina: es que siempre viene con la misma cantinela: ajuste, ajuste. Le aclaro, no voy a hacer ningún ajuste. Para el ajuste van a tener que esperar a otro. Conmigo no cuenten. Mientras tanto la Morsa, Patilludo, el Chino y todos los obsecuentes la aplaudían y vitoreaban.
Náufrago: vea, el ajuste ya lo están haciendo y en forma feroz. La presión impositiva salvaje que le aplican al sector privado es agobiante y lleva a este sector a consumir e invertir menos, con lo cual cae el nivel de actividad.
Por otro lado, al retrasar artificialmente el tipo de cambio real y hacer que las hojas de palmeras valgan más de los deberían valer en el mercado de cambios, hacen que la isla sea cara en pepitas de oro. Por eso hasta los productores de cocos tienen problemas de rentabilidad. Esto de por sí es grave. Es como si le dijera que en el desaparecida isla Argenta, hundida por el peso del populismo, producir dulce de leche no era negocio. ¡Es delirante que en esta isla ya ni producir cocos sea negocio!
La realidad es que al quedar quieto el tipo de cambio oficial y subir los precios internos en términos de hojas de palmeras, el costo en oro sube y hace que nadie pueda exportar. Vea cómo caen las exportaciones todo el tiempo.
Ni le cuento la situación de las economías regionales. Al noroeste de la isla, la producción de cítricos está económicamente destruida, lo mismo ocurre con la producción de peras y manzanas y uvas en diferentes puntos de la isla. Son familias que se quedan sin trabajo, que despiden al único empleado que tenían. Caminen Uds. por la isla y van a ver cantidad de locales vacíos porque no venden nada. Más gente que se queda en calle sin trabajo. El sector privado de la isla ya está sufriendo un ajuste salvaje que Uds. le aplican.
Ahora bien, el ajuste salvaje que sufre el sector privado no es otra cosa que lo que Uds. le quitan del fruto de su trabajo con una presión impositiva confiscatoria más el impuesto inflacionario para financiar, ejemplo, el torneo Néstor de Bochas Para Todos, las pérdidas de la empresa de navegación que maneja Marianito y, sobre todo, la infinidad de empleados públicos que nombraron en las comunas, distritos y en el gobierno federal de la isla. Casi duplicaron la cantidad de empleados que en realidad no son empleados. Por lo tanto el sector privado sufre el ajuste, le quitan buena parte de su ingreso, para financiar a los militantes de La Compota para que vivan sin trabajar.
Patilludo: claro, y Ud. quiere estigmatizar a esos militantes dejándolos en la calle y haciendo el ajuste para que se consuma menos. Ellos mantienen el nivel de consumo.
Náufrago: claro, ellos mantienen el nivel de consumo, pero a costa que el sector privado, el que realmente produce y no pueda consumir. Los de La Compota consumen sin producir y los que producen no pueden consumir.
Patilludo: pero si despedimos a los compañeros militantes de La Compota, custodios del modelo de inclusión social, va a haber más recesión.
Náufrago: no, porque si el sector privado deja de pagar impuestos para financiar el sueldo de los miles de militantes de La Compota que cobran un “sueldo” por entorpecer a los que trabajan, pero no producen nada que necesita el resto de la gente y encima consumen, el sector privado tendrá más estímulos para producir y consumir, si Uds. no le confiscan su ingreso. A su vez, los de La Compota tendrán que producir algo útil para el resto de la gente, con lo cual aumentará la cantidad de bienes y servicios en la economía, los de La Compota tendrán su ingreso genuino y podrán consumir y así habrá más bienes en la economía y cada uno consumirá lo que produce. Todos mejoran
Patilludo: pero Ud. insiste con el ajuste.
Náufrago: al contrario lo que yo digo es que Uds. dejen de ajustar al sector privado y que los de La Compota vayan a trabajar y a producir algo útil. Si Uds. llaman ajuste cuando uno pide que los ñoquis vayan a trabajar, entonces Ud. tiene razón: estoy pidiendo un ajuste que consiste en que los que hoy viven del trabajo ajeno empiece a producir lo que consumen. Que sean seres humanos útiles para el resto de la sociedad, no zánganos que viven del trabajo ajeno.
Pongan a trabajar a todos esos vagos, respeten la propiedad de los que trabajan decentemente, dejen de matarlos con impuestos y van a ver como florece la economía de la isla.
Para Uds. la palabra trabajar es sinónimo de ajuste, pero bien que necesitan que el los isleños honrados trabajen como esclavos para Uds.
Patilluda: Vea, pensé que en todos estos años, con mis magistrales y educativos discursos en cadena, Ud. había aprendido algo. Pero no. Ud. es un buitre que está al servicio del juez municipal y vive conspirando contra el modelo de inclusión social. Váyase de mi palacio imperial.
Náufrago: mientras se levantaba e iba caminando hacia la puerta la miró a Parlanchina y le dijo: “pensé que este palacio no era suyo, sino de los ciudadanos de esta isla que se lo dan a quien tiene que administrar transitoriamente la cosa pública de la isla para que viva y trabaje”. Típico de los dictadores. Creen que lo público es de su propiedad personal.
Parlanchina: este náufrago es insoportable y un irrespetuoso. Pedazo de idiota no se da cuenta que primero fui una usurera exitosa y ahora una dictadora exitosa. Encima me viene con esa historia del diario de Manganeto que dicen que se nombró a los hijos de los militantes.
Justo la interrumpió el chino que había salido y vuelto a entrar y le dijo: excelentísima Parlanchina, el hijo del diputado Afano a Cuatro Manos necesita un trabajo y el diputado preguntó si hay algún puesto en la isla para su hijo.
Parlanchina: por supuesto. Es un leal colaborador y militante. Nombren a su hijo como director general del hospital de la isla.
Chino: pero Parlanchina, el chico recién terminó el colegio industrial y su habilidad es ser tornero
Parlanchina: no me vengas con cuestiones menores. Nombralo nomás que ya va a aprender, igual paga el contribuyente.
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