La Revolución Tecnológica
¿Cómo sabemos que el desarrollo de la conectividad es una revolución tecnológica comparable con la Revolución Industrial? Podemos visualizar la diferencia entre una innovación normal y una que dispara una revolución tecnológica pintando el progreso como una línea recta llevando de menor a mayor desarrollo. Una innovación normal acelera la velocidad a la que la sociedad se mueve en esa línea. Una revolución tecnológica cambia la dirección de la línea, redefiniendo la dirección del progreso. Esto es lo que está haciendo la conectividad. La Revolución Industrial multiplicó el poder del músculo. La Revolución de la Conectividad está multiplicando el poder de la mente.
Lo revolucionario de estas tecnologías no está en las máquinas sino en el cambio que realizan en la manera en la que la gente vive. La Revolución Industrial volvió obsoletas las maneras preindustriales de vivir, centradas en pequeñas localidades. La industria era muy grande para depender de éstas. La gente emigró y formó los grandes centros industriales. La aglomeración de gente creó el caldo de cultivo para que emergiera la democracia. La economía se descentralizó. Ya lo que hacían las empresas no era dictado por los reyes o duques, sino regulado por contratos entre privados que sobrepasaban las fronteras. Esto fue lo revolucionario de la Revolución Industrial.
Así también, la Revolución de la Conectividad no está en las computadoras, los alambres, o el uso del espectro electromagnético sino en la capacidad que la gente está adquiriendo para manejar tareas extremadamente complejas a través de redes de cerebros regados por todo el mundo. Uno de sus resultados es la globalización, que no es un fenómeno primariamente del comercio sino de la producción: las cadenas de producción ya no tienen que estar en una sola localidad sino que pueden romperse, estableciendo partes de ella en diferentes partes del mundo.
Una Etapa de Transición
En contra de lo que dicen muchos, la globalización ha beneficiado a los países en desarrollo (por supuesto a los que la han querido aprovechar), ya que muchas inversiones han fluido hacia ellos, estableciendo grandes fabricas que antes hubiera estado en los países desarrollados, y estableciendo grandes centros de servicios que se prestan por el mundo entero desde países subdesarrollados-tales como los call centers, el mantenimiento de la contabilidad de empresas en los países desarrollados, y similares.
Esta etapa, sin embargo, parece ser que será efímera, ya que la conectividad está produciendo una competencia formidable para la mayor parte de los trabajadores en los países en desarrollo: los robots, que son máquinas (no necesariamente con forma humana) que pueden aprender a hacer muchas tareas y hacerlas mucho más barato que los seres humanos.
Ya Apple, por ejemplo, que producía todas sus computadoras en China está produciendo las más caras, las Mac Pro, en Texas, a un costo mucho más bajo de "mano de obra" porque la mano de obra son puros robots. Alemania se ha mantenido competitiva en estos tiempos con fabricas en las que pocas, poquísimas personas manejan miles de millones de euros en producción. Los carros y camiones sin chofer están a la vuelta de la esquina. Inglaterra está ya desarrollando el avión caza y el bombardero sin piloto, no como pequeñas armas sino para que se conviertan en la base de su defensa aérea. Ya no habrá pilotos de combate. Ya las operadoras de teléfonos de acabaron. Las maquinas comienzan a sustituir personas en call centers. Las noticias de varias agencias de información son redactadas por máquinas. En Estados Unidos las solicitudes para entrar a las facultades de derecho han bajado de 100,000 a 50,000 por año de 2004 a 2015 porque la demanda por abogados jóvenes ha bajado drásticamente. Los robots hacen el trabajo de análisis de precedentes legales mejor y más rápido que los humanos.
Así, los robots están así invadiendo áreas que mucha gente creía que eran territorio de los humanos. Estas nuevas invenciones no van a terminar con la actividad humana en estas áreas, pero requerirán de menos personas, que ganarán mucho más dinero. Pero la mayoría tendrán que competir con los robots, y sus sueldos bajarán a igualar el costo bajísimo de los robots.
Estos problemas ya están preocupando seriamente a mucha gente en los países desarrollados. No así en los países en desarrollo, que están todavía más amenazados por la rápida sustitución de humanos por máquinas guiadas por inteligencia artificial pero que, como nosotros, quieren seguir viviendo sin pensar. Todas estas son llamadas de alerta para los que todavía no entienden que la base del progreso económico está en la educación. Y, para los que sabiendo que es la educación, se preguntan, ¿qué tipo de educación?
La búsqueda del nicho
Lo que hay que buscar para tomar ventaja de la nueva revolución tecnológica y evitar un descenso dramático de las oportunidades de trabajo y de sus sueldos es definir las cosas en las que las máquinas no pueden competir con los seres humanos y educar a los niños en esas áreas. Hay dos áreas principales, una interna a los individuos, y la otra en relación a los demás. Dentro del individuo, están la capacidad de pensar críticamente, de analizar los problemas no solo en una dimensión sino comprehensivamente, la capacidad de motivarse a sí mismo, la capacidad de intuir los procesos mentales y emocionales que están teniendo lugar en los otros y, la habilidad de crear. En relación a los demás, la habilidad de crear redes de conocimiento, coordinación de acciones y cooperación para lograr objetivos comunes. En estas áreas, y en actividades económicas basadas en ellas, es que las máquinas no podrán reemplazar jamás al ser humano. Los que tengan estas características controlarán a las máquinas, no serán sustituidos por ellas.
Estas áreas no serán sorpresa para las personas que practican el sistema Montessori, que existe desde hace muchos años, que se enfoca en desarrollar el ser humano y sus capacidades plenas. La historia le ha dado plenamente la razón a María Montessori. Pero sí sorprenderá a muchos que todavía creen que la educación es aprenderse cosas de memoria.
La lógica de las redes
Uno de los efectos de la nueva revolución es que vuelve al mundo más horizontal, con menos jerarquías, como el Internet, que es su aplicación más poderosa. En el Internet nadie puede esperar dar órdenes y que se le obedezca. Todo es voluntario. En este mundo, el orden vertical desaparece. La coordinación que es necesaria para mantener viva a una sociedad debe realizarse por cooperación. El símbolo de la nueva sociedad no es ya una pirámide, en la cual uno o unos pocos deciden arriba, y las ordenes van bajando hacia estratos más grandes situados en la base de la pirámide. El símbolo de la nueva sociedad es la red, formada por millones de nódulos que son los individuos.
En la sociedad piramidal, la falta de un ciudadano en la integración social no era importante. Era un pedacito de la enorme base de la pirámide. En la nueva sociedad horizontal, la falta de un ciudadano es grave, porque hace un hoyo en la red. Por eso, para sobrevivir en la nueva sociedad mundial de la conectividad, debemos de tapar esos hoyos integrando a todos en los beneficios de esa nueva sociedad. Esto es necesario para todo, incluso para poder generar riqueza, no como robots sino como humanos.
El ejemplo más claro lo están dando los que están llevando a cabo la revolución misma. Los creadores del software que está guiando el progreso ya viven en otro mundo. Ellos saben que la creatividad es resultado tanto de la motivación interna como de la interacción y cooperación con otros. La creatividad de los genios aislados se muere en el aislamiento. La creatividad se vuelve infinitamente mayor si en el proceso de crear también se ayuda a que otros creen. Por eso, en ese nuevo mundo, todos buscan no solo comunicarse con otros sino también ayudar a otros, haciendo contactos para que unos sepan que otros están haciendo cosas que los pueden ayudar a ellos, y pasándoles lo que saben para que progresen. Esto es porque ellos entienden que, como en un ecosistema, lo que unos crean ayuda a todos los demás. Así, desarrolladores de software tienen mentores en Boston, o en Silicón Valley, que los guían para que puedan producir mejor, con la única condición de que ellos también ayuden a otros.
Hacia allá va el mundo. Tenemos que entenderlo. El crecimiento y el desarrollo solo podremos lograrlo, y solo tendrán sentido, si logramos orientar nuestra educación para que nuestros niños puedan vivir en ese nuevo mundo horizontal de la cooperación y la creatividad.
El autor es Máster en Economía, Northwestern University y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
- 23 de julio, 2015
- 16 de junio, 2012
- 25 de noviembre, 2013
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