Hecho en Socialismo I: En Argentina las automotrices exportan productos no tradicionales para acceder a más dólares
"La necesidad nunca hizo buenos negocios", decía Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de Estados Unidos. Sin embargo, lo que el político y estadista norteamericano no consiguió prever es que casi tres siglos después de que él pronunció esas palabras, bien al Sur, algunas empresas tendrían que producir casi cualquier cosa para conseguir los billetes en los que actualmente aparece su rostro.
En la Argentina, la necesidad siempre manda. Más allá de la discusión política sobre la salud de la industria, no existe proceso de reindustrialización sin dólares. Los 23 meses consecutivos de números negativos lo confirman, pese a que algunos avizoran mejoras circunstanciales. Desde la instalación del cepo y con escasez de divisas, necesarias para importar insumos y producir, la actividad se desinfló.
La industria automotriz, vedette del crecimiento fabril, es hoy una estrella sin luz. Sin dólares y con Brasil en crisis, algunas terminales debieron ampliar su oferta de negocios y, además de fabricar automóviles, se dedican a exportar productos no tradicionales, como vino, crustáceos, aceites, jugos o miel.
Hasta hace un tiempo, esta nueva posibilidad les ofrecía un colchón extra de divisas para producir, importar vehículos y también para pagar sus deudas con proveedores. No obstante, en la actualidad también aparece como una opción de cobertura frente a una expectativa de devaluación creciente: las terminales no pueden operar bonos y, por lo tanto, ésta es una inestimable vía para dolarizar sus carteras.
A pesar de que Guillermo Moreno vive en Roma hace más de un año, su estela aún se conserva. Fue el ex secretario de Comercio Interior el que instaló esta lógica: si se exporta un dólar, se podrá importar un dólar. No interesan los productos; sólo el equilibrio. Atenuada, esa lógica sigue vigente durante la gestión de Axel Kicillof y del reemplazante de Moreno: Augusto Costa. No todas las terminales juegan el juego, pero sí tres de las más golpeadas: Renault, Peugeot y FCA (FIAT). Todas confirmaron la información a LA NACION.
De acuerdo con fuentes del sector industrial, entre enero y julio de 2015 FCA exportó productos no tradicionales por US$ 125 millones, contra los US$ 44 millones del mismo período de 2014. El 73% de ese volumen exportado correspondió a la venta de cueros semiterminados. En tanto, vendió también residuos vegetales (5%), jugos (5%), crustáceos (3%), vinos (2%) y otros. Ninguno de los productos se relacionan con su core business, pero abrieron la puerta a más dólares que los que el cupo oficial permite.
A pesar de que se sacan chispas desde hace meses, en las últimas semanas recrudeció la tensión entre Kicillof y la ministra de Industria, Débora Giorgi. Ninguno de los funcionarios quiere pagar las consecuencias políticas -menos en un proceso electoral- de las suspensiones y los recortes de plantillas en la industria automotriz. General Motors ajustó su personal con 240 retiros voluntarios. FCA tiene abierto para sus empleados un programa similar. Ford está suspendiendo rotativamente empleados.
FCA no es la única. PSA (Peugeot-Citroën) exportó entre enero y julio por US$ 43 millones, principalmente aceite de soja, maní y de otras variedades. Renault, vendió productos no tradicionales al exterior por US$ 17 millones en el mismo período. La empresa francesa está en el negocio de resinas, miel, carburos y ferroaleaciones, según contaron a este medio. Esta firma hizo una corrección: entre enero y junio exportaron por US$ 10,6 millones.
Son números nada desdeñables en momentos en que el Gobierno redujo, después de las internas de agosto, casi un tercio del cupo de divisas comprometido para todo el sector automotor. Desde mediados de julio -y hasta fines de este mes-, todo el sector debería recibir US$ 283,9 millones mensuales.
"Ya no es tanto como en la época de Moreno", matizaron en una de las terminales. "A veces te dicen que ven con buenos ojos que se amplíen las exportaciones, pero a la semana siguiente por ahí te dicen que ya no hagas nada. Y a nosotros se nos va un poco la vida en esto, porque no es nuestro negocio", explicó el empresario del sector automotor. Son vaivenes de una industria que, pese al declamado "nivel histórico", sigue dependiendo estrechamente de que Benjamin Franklin visite cada tanto el país.
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