Guatemala: Más allá del triunfo de Morales
El domingo pasado se eligió en balotaje a quienes serán el binomio presidencial en Guatemala para el periodo 2016-2020. Los resultados de la votación fueron contundentes, Jimmy Morales del partido FCN-Nación obtuvo poco más del doble de ventaja sobre su adversaria Sandra Torres de la UNE.
Al cierre de las votaciones –las cuales transcurrieron en paz- los resultados fluyeron de manera rápida tanto así que después de hora y media ya había una tendencia irreversible a favor de Morales. Nuevamente los ciudadanos voluntarios que integraron las juntas electorales y los centros de votación se llevaron las palmas por su labor como garantes de un proceso eleccionario limpio.
El triunfo de Jimmy Morales será un caso de estudio no sólo para nuestro país sino para América Latina ya que ha roto varios paradigmas y hay mucho aún que comprender del mismo. El contexto político, jurídico y social en el que transcurrieron las elecciones fue único ya que se conjugaron varios factores como el poder de la participación ciudadana en la política, el rompimiento de paradigmas electorales, entre otros.
Considero que la participación ciudadana en la política no fue sólo el 6 de septiembre en la primera vuelta ni el pasado 25 de octubre en el balotaje, sino que inició de manera activa meses antes con las protestas constantes y masivas en contra de la corrupción. Miles de ciudadanos decidieron participar activamente en la política y tomaron las plazas públicas de manera pacífica, con exigencias que los “politiquillos” no estaban acostumbrados a lidiar: exigían justicia y combate a la corrupción.
Esta participación ciudadana se volcó en contra de todo aquello que representara a los “politiquillos” tradicionales, fue ahí donde surgió la oportunidad para Jimmy Morales -sin antecedentes importantes en la política- como una opción para los ciudadanos cansados de la clase política disfrazada de angelitos cada cuatro años. Fue así también como Manuel Baldizón perdió las elecciones y su turno cuasi-divino a la presidencia.
Esto me lleva al segundo punto, los paradigmas electorales. Uno de ellos consistía en que el segundo lugar en las elecciones anteriores era el ganador en la siguiente. Era tal la fijación en la mente de los votantes el “ya le toca” que a principios de este año, la pregunta no era quién sería presidente sino cómo se podría minimizar el daño.
Si a esto le sumamos otro de los paradigmas en el cual se afirma que “el que más gasta, gana”, entonces parecía que el plato estaba servido para el candidato Manuel Baldizón quien cumplía con los dos paradigmas anteriores.
Sin embargo, esto cambió radicalmente y ni siquiera pasó a segunda vuelta. Más aún, el presidente electo no cumple con ninguno de las condiciones anteriores. Es precisamente por no ser un político con amplia trayectoria pero sí reconocido –por ser actor- que los votantes lo eligieron. Un candidato que deja sin argumentos a quienes exigen más dinero de los tributarios para financiar sus campañas con el pretexto de la “igualdad de oportunidades”.
Más allá de la derrota de Sandra Torres o de Manuel Baldizón y del triunfo de Jimmy Morales, la lección que me deja este proceso es que, cuando el ciudadano se compromete consigo mismo a vivir como mandante y no como esclavo, se pueden lograr los cambios para mejorar las condiciones del país.
Más allá del triunfo de Jimmy Morales, está el triunfo de los ciudadanos que han logrado –aunque sea un poco- aumentar la percepción del riesgo para el corrupto en lugar de la del tributario, que ahora los “patos” se cuidan de tirarle a las escopetas, que ahora el “politiquillo” sabe que estará vigilado. Ya existen propuestas -#7N- para ir a manifestarle al presidente electo que estaremos vigilantes de su actuar, que el triunfo que obtuvo fue para ejercer un mandato y no un cheque en blanco.
Esto es sólo el inicio, aún falta mucho por hacer pero si mira hacia atrás se puede sentir orgulloso y satisfecho de lo que se ha logrado. Esto es sólo el inicio, ahora más que nunca debemos recordar la frase de Thomas Jefferson “el precio de la Libertad es su eterna vigilancia”.
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