Argentina: Sigue el misterio Nisman
Hoy, 18 de noviembre no es un día cualquiera, pero es un lamentable y lamentado día más. El 7 de enero fue el atentado contra Charlie Hebdo. El canciller Héctor Timerman, que estaba en París, firmó el libro oficial de condolencias, pero faltó a la marcha de repudio al terrorismo que congregó a millones tomados del brazo con dirigentes políticos de medio mundo. Después dijo que sí fue a título personal para ocultar que le habían prohibido asistir como ministro a esa manifestación.
Por esos días el kirchnerismo ya presentía la denuncia del fiscal Alberto Nisman: lo estaban siguiendo y espiando.
Hoy se cumplen diez meses de la muerte del fiscal Nisman, que también el Gobierno quiso disimular pero no puede. El viernes el terrorismo se multiplicó atrozmente en el mismo París y el domingo, en el debate de los dos candidatos presidenciales, el ataque tuvo otra condolencia burocrática y la muerte de Nisman, de la que la Presidenta dijo que no tenía pruebas pero estaba convencida que había sido asesinado, estuvo ausente de él como nuestro canciller en la marcha republicana de enero.
Resultó tan llamativa la ausencia del caso Nisman en el debate entre Macri y Scioli como, también, algunos casos notorios de corrupción. Por ejemplo, en el capítulo institucional del debate el candidato de Cambiemos no mencionó, nada menos, que el vicepresidente Boudou está procesado por corrupción.
Pero volvamos a Nisman, de quien se sabe todo menos por qué apareció muerto en su departamento de Puerto Madero. La fiscal Fein, quien aparentemente ha decidido per se no avanzar en una investigación plagada de chicanas en plena campaña electoral, ahora retoma el caso como si este no fuera uno de los más graves hechos ocurridos durante el régimen kirchnerista.
A Nisman y a su familia la investigan por lavado de dinero. El Gobierno y su aparato de propaganda se empeñó en mostrar que salía con modelos y le gustaba la vida nocturna.
Ese empeño por mostrar lo disipado que era con su vida el fiscal que había acusado a la Presidenta y a su canciller no fue puesto, sin embargo, para determinar lo que pasó ese día con el fiscal.
El kirchnerismo encadena una trama de secretos que no debe seguir secreta. El error político es una cosa que se pudo corregir pero que la necedad lo impidió.
Se explica, también, las descaradas -e ilegales- maniobras que se hicieron para bloquear cualquier posibilidad de que se confirmara la inconstitucionalidad del Memorándum con Irán.
Fein tiene la palabra: sería ya tiempo de que diga que cree que pasó con Nisman.
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