Un nuevo impuesto en Guatemala: Ni especial, ni temporal
La semana pasada Iván Velásquez, jefe de la Comisión Internacional en Contra de la Impunidad en Guatemala – CICIG- propuso la creación de un impuesto “especial”, “transitorio” a “grandes patrimonios”. Es decir, gravar aquellos patrimonios que superen un monto específico. Dicha recaudación sería destinada específicamente para fortalecer al Ministerio Público -MP- y al Organismo Judicial –OJ-.
La petición de más impuestos me hace reflexionar en varios puntos: ¿Para qué pagamos impuestos? Se supone que es para financiar un gobierno, pero entonces, ¿cuál es la función moral y legítima del gobierno? ¿Para qué queremos financiarlo? Es aquí donde surgen las diferencias importantes y de fondo sobre el porqué y para qué pagar más impuestos.
El gobierno se crea para asegurar la convivencia pacífica en una sociedad, para lograr esto le otorgamos el monopolio del uso de la fuerza de tal forma que le permita proteger los derechos individuales. Por lo que su función moral y legítima es proteger nuestra vida, libertad y propiedad de los criminales.
Entonces, si financiamos un gobierno con nuestros impuestos para que proteja nuestros derechos ¿qué sentido tiene pedir más, si precisamente éstos deberían ir destinados principalmente a la seguridad y a la justicia?
La idea de un impuesto “especial” a la seguridad no es nueva ni especial. Álvaro Colom cuando fue presidente expresó que si los ciudadanos queríamos seguridad debíamos pagar más impuestos ya que los actuales eran para sus programas sociales. Mauricio López Bonilla -ex Ministro de Gobernación- propuso el año pasado un impuesto para la seguridad debido a que los recursos que recibían eran insuficientes. Entonces, surge nuevamente la pregunta ¿para qué pagamos impuestos?
La “temporalidad” de los impuestos tampoco es nueva ni temporal, por lo regular una vez se imponen se quedan con la excusa de la necesidad de esos ingresos y sólo van cambiando de nombre para perpetuarse en el tiempo y en la mente del tributario. Un ejemplo es el ISET que se transformó en IEMA para luego convertirse en IETAAP y actualmente en ISO.
Si a lo anterior le sumamos la corrupción y el malgasto público de los recursos de los tributarios, carece de sentido solicitar un impuesto “especial” y “temporal” para atender la principal función del gobierno: la seguridad y la justicia.
Antes de hablar de pagar más impuestos, se debería analizar el presupuesto del siguiente año y orientar el gasto a sus funciones principales y no a los intereses “politiqueros” de vividores del tributario. Es un hecho que se puede destinar más recursos al MP, Gobernación y OJ sin necesidad de pedir más impuestos, tan sólo es cuestión de revisar el presupuesto y sacudirse a tanto parásito.
Antes de hablar de más impuestos se debería limitar el poder discrecional de los burócratas para reducir la corrupción y después perseguir a los corruptos.
La seguridad y la justicia nos interesa a todos los ciudadanos y por eso pagamos impuestos, no los pagamos para “bonos revolucionarios”, ni para “canchas fantasmas repastadas”, ni para “plazas fantasmas” o “caminos fantasmas”, ni para “viáticos sindicales” o “viajes sin sentido al extranjero”.
Ni especial ni temporal será este nuevo impuesto en caso de aprobarse. Será sólo un reconocimiento del gobierno que el dinero que nos quita a los tributarios no lo usa para su principal función pero lo más desafortunado será que una vez más el tributario patrocinará la ineficiencia del gobierno.
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