¿22 de noviembre la independencia del Líbano?
Según la categorización del Instituto Found for Peace, referente a los estados fallidos, estos son aquellos que han fracasado en garantizar el control físico de su territorio, o del monopolio en el uso legítimo de la fuerza, siendo erosionada su autoridad legítima en la toma de decisiones, al demostrar incapacidad para suministrar servicios básicos de forma eficiente, e incapacidad de interactuar con otros Estados, como miembro de la comunidad internacional, de manera “independiente”.
La presencia de estos elementos en menor o mayor grado, en la historia y sistema político del estado fallido libanes a partir de su ‟independencia”, ha sido más el producto de la propia idiosincrasia sociocultural, y composición religiosa, interna, que de cualquier otro factor externo a la realidad sociopolítica de ese país, a pesar de las fuertes gravitaciones que el complejo contexto geopolítico del oriente medio ha ejercido sobre el fracasado Estado del Líbano. Pues es esa misma composición multi-religiosa, conformada por cristianos, y sus respectivas sub-divisiones, más las diferentes facciones musulmanas escindidas, en sunitas, chiitas y drusos, descendientes estos últimos, del chiismo musulmán, sumado a la idiosincrasia sociocultural, que antepone el violento y visceral fanatismo político-religioso, arraigado en los feudos familiares políticos-religiosos y el provincialismo campesino, a un verdadero sentimiento de identidad nacional. Son los elementos que realmente le han permitido a esas fuerzas externas incidir sobre la estabilidad de ese estado fallido, más cuando él mismo, ha carecido de una identidad cultural bien definida y compartida por todos sus estratos sociales y religiosos. Pues los cristianos maronitas sostienen ¿que no son árabes? sino libaneses, a pesar de hablar el árabe, y compartir las mismas costumbres y cultura, frente a los musulmanes que si se identifican con la cultura árabe.
La incapacidad de estructurar un estado-nación estable, y la necesidad de invocar un pasado grandioso frente, a la triste realidad de un estado fracasado y dividido, y que ha vivido en una perenne inestabilidad, desde su
Esta situación no nos debería de sorprender en una sociedad con esos síntomas. Los que si nos sorprende al decir del Filósofo Austriaco Karl Popper es el vulgar falsacionismo sofisticado de la historia del Líbano, que ha mantenido esa sociedad, con el afán, y dentro de su complejo de grandeza risible, de invocar un pasado glorioso. Pues es común escuchar decir a los libaneses que ellos son descendientes de la antigua civilización fenicia, frente a tal aberración histórica, y que desgraciadamente ha sido sostenida por algunos historiadores, deberían aclararse ciertos hechos históricos que ponen en duda tal afirmación. Pero antes nos disculparemos con nuestros lectores por el espacio reducido, lo que nos impone limitaciones para una mayor explanación.
Empecemos por aclarar que el origen de los fenicios, según las escasas evidencias arqueológicas, nos señala que los mismos eran un pueblo semita cananeo procedente originalmente del mar Eritreo, actual Mar de Omán, desde donde emigraron en el año 2900 antes de cristo, pues los fenicios no eran autóctonos de los territorios que hoy están en el Líbano. Los fenicios atravesaron la antigua Mesopotamia, estableciéndose en lo que hoy se conoce como Israel, primariamente para asentarse posteriormente entre los siglos X y V a. C en una estrecha franja mediterránea de unos 200 kilómetros de largo por 50 de ancho en lo que hoy se conoce como Siria y el Líbano. Los fenicios se organizaron en ciudades independientes, como Biblos, Sidón, y Tiro, las cuales fueron asiento de los mismos, entre otras localidades que hoy conforman Israel, Siria y el Líbano.
También es irrefutable que por lo accidentada geografía y la belicosidad de las poblaciones autóctonas, que vivían al interior de estos territorios, obligaron a los fenicios a mantener escasos contactos con las mismas, evitándolos y comunicándose con el resto de las ciudades estados-fenicias, solo por vía marítima. Situación que los llevo a desarrollar una importante actividad comercial en el Mediterráneo, dentro de la cual no dudaron en traficar con esclavos y alternar el comercio con el pillaje y el saqueo. Otro elemento relevante que habría que mencionar, es que esta civilización desapareció en el año 332 a.C. Pues fue sometida por Alejandro Magno, lo que provocó su definitiva extinción. Cabría destacar de igual forma, que tanto los cristianos, como los musulmanes, arribaron a las tierras que hoy se conocen como el Líbano, siglos después. Así que la supuesta herencia histórica y cultural ha sido muy cuestionada, no dejando más que algunos vestigios arquitectónicos, más que de descendencia directa.
Ante estos hechos no terminamos de entender ¿por qué los libaneses se subrogan un pasado glorioso? cuando carecen del mismo, y ¿por qué celebran con tanta algarabía la independencia de su país?, cuando él citado país no ha podido dejar de ser desde sus inicios republicanos un Estado fallido e inviable políticamente.
El autor es Abogado y Politólogo y venezolano de nacimiento y de corazón.
- 28 de diciembre, 2009
- 23 de julio, 2015
- 16 de junio, 2012
- 25 de noviembre, 2013
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