Venezuela: comienzo del fin a 17 años en el poder
La pregunta era sencilla. Qué se hizo mal para que suceda esta derrota del oficialismo y qué diálogo planea el gobierno con la mayoría opositora en el nuevo Congreso. El presidente Nicolás Maduro se removió en el asiento: “no supimos frenar la guerra económica lanzada contra la revolución”, le dijo como única síntesis al periodista. Y para remarcar dónde coloca el fallo de las urnas se comparó con Jacobo Arbenz, Joao Gulart y Salvador Allende, todos líderes que fueron derrocados en golpes militares. Del diálogo no habló un solo segundo. Es difícil establecer si esta ofensiva del chavismo para deslegitimar la victoria de la Mesa de Unidad Democrática y votar todo tipo de leyes hasta la entrega del poder legislativo el 5 de enero, incluyendo el nombramiento de jueces del supremo, es un intento de sobrevivencia en el crepúsculo que envuelve al régimen o una declaración de guerra. Si es el último caso, tampoco es claro cuáles serían las armas con que cuenta.
El gobierno carece hoy tanto como antes de recursos para revertir la crisis económica que lo llevó a este encierro. Revertir ese cuadro es la clave para reconstituirse y nada indica que Maduro esté dispuesto a un giro ni siquiera en la línea de la transformación que experimenta su aliado comunista cubano, para estimular el comercio y atraer inversiones vitales. Recién el miércoles el presidente hizo una leve autocrítica al admitir que la burocracia y la corrupción le jugaron en contra, aunque sin abandonar su tedioso relato conspirativo. No son aquellas las únicas impotencias que registra hoy el chavismo después de 17 años en el poder. La renuncia de todo el gabinete que reclamó el martes el presidente habría tenido un objetivo superior al declamado de iniciar una “revisión revolucionaria” detrás de la tardía propuesta de “escuchar a la gente”. Sería el relevo del ministro de Defensa, el general Vladimir Padrino López, jefe de las Fuerzas Armadas. Lo que el régimen le reprocha al militar es su negativa a avalar en la noche del domingo operaciones para impedir que la oposición alcanzara lo que indicaban las actas, es decir los dos tercios del Parlamento.
Versiones aquí que son casi vozarrones sostienen que el jefe castrense se plantó frente a Maduro pero en especial ante el líder saliente del Congreso el ex militar Diosdado Cabello para reclamar que se difundan los datos tal como eran. Es por esa razón que inesperadamente Padrino López hizo un discurso al país cuando finalizaban los comicios remarcando que tenía la situación bajo control y apegada a la Constitución. En esas horas este periodista supo que se había dispuesto una fuerza especial militar para contener si fuera preciso a grupos armados paraoficialistas que se habían alistado para intervenir violentamente en las calles. Era el momento que el gobierno estiraba artificialmente la elección para intentar revertir el ausentismo de más de 2 millones de votantes que coronaban la victoria opositora. Ese enorme sector frustrado debería ser observado con mucha atención por la Alianza triunfante porque no votó por el gobierno pero tampoco por ellos. La noche del domingo y mientras se demoraban los resultados oficiales, la Mesa de Unidad Democrática negó que hubiera habido un intento de negociación por parte del régimen para aliviar la realidad que se impondría luego. Otras fuentes confirmaron que ese intento existió pero fue cancelado inmediatamente por la alianza.
Hay una dimensión central que debe observarse en este episodio. El relevo de Padrino López no cierra sino que expone las fuertes internas que existen en el ámbito militar pese a los enormes beneficios que el régimen le brindó a los uniformados para garantizar su lealtad. Esa resistencia existe, en especial, entre los mandos medios de las tres fuerzas principales, ejército, marina y aviación. La razón es básica. La narrativa de una guerra económica no calza en esos niveles. Las filas militares suman a integrantes de la población más pobre venezolana con familiares que sobreviven con salarios mensuales en torno a los nueve dólares y que es la que se ha vuelto contra el chavismo debido a la ausencia de políticas que enfrenten la crisis. No es una cuestión de lealtades sino de un pragmatismo que construye la necesidad.
En sectores del poder y de la disidencia chavista existe ya el debate para un urgente cambio de las políticas. El modelo que observan es el antedicho deshielo de Cuba con EE.UU. que se legitimaría hasta simbólicamente por emprenderlo la propia isla comunista. Hace menos de dos años, el entonces titular de la estatal PDVSA Rafael Ramírez en un foro en Londres había anunciado la intención de unificar el mercado de cambios y abrir el comercio y la economía. Pero semejante movimiento demolería el negocio redondo que la llamada boliburguesía efectúa con ese juego de paridades o el multimillonario contrabando de los combustibles subsidiados a Colombia y Brasil. Ramírez fue relevado, nombrado canciller y luego enviado a una embajada de la ONU en una delegación que comparte con una de las hijas del fallecido Hugo Chávez. Aquella oportunidad perdida vuelve ahora con el peso de una factura que deberá cancelarse antes que la crisis se profundice marcando de un modo radical e imprevisible el paso de la política.
El goteo de información del organismo de control electoral, que demoró 48 horas en reconocer la amplia victoria opositora, fue parte de los esfuerzos oficialistas para aliviar el impacto de los resultados. Según las fuentes consultadas por este cronista Padrino López, presionado por su propia oficialidad, le planteó a Cabello y a Maduro que las Fuerzas Armadas no convalidarían otra salida que la aceptación del resultado. El relevo del militar en el gabinete implicaría también su pase a retiro. Un candidato a sucederlo es el general Néstor Reverol, comandante general de la Guardia Nacional Bolivariana, la única fuerza que se disciplinó a los dos hombres fuertes del régimen. El oficial tiene sus razones para tan firme verticalidad. Las fuentes consultadas dijeron que se encuentra en una lista del gobierno de los Estados Unidos que lo involucra por supuestos vínculos con el narcotráfico entre otra media docena de oficiales venezolanos. El caso es diferente al proceso en marcha en ese país contra dos sobrinos de la Primera Dama Cilia Flores.
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