Con el ‘bachaqueo’ se vive mejor

El Republicano Liberal

Las crisis proporcionan oportunidades de salir a flote para muchas personas quienes consideraban no tener habilidades mas allá de las demostradas en el desempeño de sus actuales quehaceres.

En Venezuela surge una nueva modalidad de obtener mayores beneficios para esos seres, de mediana capacitación, que reciben un salario amenazado mes a mes con perder su valor adquisitivo.

Bacahaqueo – proveniente de bachaco u hormiga con capacidad de transportar cargas mayores – como popularmente se le conoce no es mas que la comercialización al detal de los bienes de consumo de la canasta familiar a precios por encima de los fijados por la autoridad.

Los burócratas encargados de metas macro para tales planes, obligan con la fijación no concertada de importe al producto, obtener de quienes integran la cadena de distribución ganancias por debajo de lo planteado por el empresario en el detalle de costo unitario.

Ciudadanos que – por imperiosa necesidad deben hacer largas líneas, o colas, para adquirir los alimentos, medicinas, enseres domésticos para la vivienda so pena de perder el trabajo –, se convierten en arrieros de comestibles y compradores luego para otros que deben retornar a casa, no pueden salir por incapacidad o deben incorporarse a su centro de labor.

No falta uno, o varios vecinos, quienes le indiquen en la espera: “Mija tú que vives cerca de casa déjame la bolsita y te pago algo para que me la hagas llegar”. Ese lleva y trae – además de las relaciones que se cultivan a diario con empleados de supermercados, mayoristas y funcionarios–, se convierte con el tiempo en una lucrativa actividad que le procura un ingreso superior, hasta seis veces lo que devenga como salario.

Ellos se transforman en enfermeros del hambre, y reparadores de desavenencias domésticas. Es normal escuchar en el conflicto diario: “Misia Rosita si te lo consigue”, o “Yo tengo una persona que se pega todas la colas de pañales, comidas y medicinas, claro hay que darle algo”.

Un precio acorde con la fabricación de objetos esenciales, mercadeo, transporte y beneficio al empresario acorde a la ubicación geográfica de los bodegueros y abasteros, es mucho menos onerosa para el ciudadano y el gobierno. El parroquiano accede a variados productos y el recaudador, mediante conocida actividad, podrá cobrar los réditos fiscales a que dé lugar.

Venezuela, con un petróleo que, en el mejor de los casos llegará a $60 por barril en Navidad, no verá soluciones al desequilibrio actual. Según expresa Ecoanalítica, el crudo a $75 repercute en una ausencia de retribuciones cercana a los $20,000 millones . Calcule usted entonces el hueco fiscal.

Un tiempo electoral sin adoptar disciplinas taxativas y monetarias, como por igual permitir al Banco Central actuar independientemente, sufrirán los venezolanos la hiperinflación y el desabastecimiento severo. Observarán al ente bancario central irresponsablemente imprimir papeles sin el debido respaldo; lo cual será nefasto para el presente y futuro inmediato.

En análisis del rotativo El País de España, publica: “El valor del billete de mayor denominación, el de 100 bolívares fuertes, equivale a solamente 15 céntimos de euro. El de 2 bolívares casi carece de valor y las monedas desaparecen de la circulación”.

Conforme afirma la encuestadora Datanalisis, la inflación oscilará este 2015 entre un 120% y 140%, mientras que el Producto Interno Bruto y el consumo caerán 4% y 5%, respectivamente. Asimismo la escasez se ubicará en un 65%.

En trabajo publicado por el Nuevo Herald, Steve H. Hanque, profesor de la Universidad Jhons Hopkins, en Baltimore, define: “La economía está en una espiral de la muerte, pasa de una situación mala a una situación cada vez peor. Todo lo que han intentado hacer para corregir solamente ha empeorado la cosa”.

Continúa Hanque: “La inflación implícita, que yo la estoy calculando todos los días, es de 615%. Esa es la verdadera inflación de Venezuela”, señaló.

Aún cuando el gobernante afirma que este fenómeno estará en 70% para diciembre del 2015, la congelación de publicaciones de legal cumplimiento sobre reseñas por parte del ente emisor en referencia a estadísticas, hace presumir que el secretismo es portador de malas nuevas.