El barril de crudo a US$20, a la vista
Entusiastas del petróleo, no se desanimen. El último tramo del mercado bajista que se inició a mediados de 2014 está probablemente a la vista, a medida que los productores marginales quedan en el camino. Los recortes de producción deberían provocar un repunte del precio del crudo en el segundo semestre de 2016.
Sin embargo, antes de que ocurra eso, el West Texas Intermediate, la cotización de referencia en Estados Unidos, probablemente seguirá cayendo, tal vez hasta US$20 por barril, para dispararse por encima de US$50 el barril hacia finales de año.
Los inversionistas en acciones también pueden recuperar su aliento. En los últimos tiempos, los índices de acciones han estado estrechamente correlacionados con el precio del crudo, moviéndose al compás hacia arriba o (mayormente) hacia abajo. Este patrón perverso ha persistido a pesar de que la inmensa mayoría de las compañías globales se benefician de un crudo más barato, ya que para ejecutar sus operaciones deben comprar productos refinados.
Es cierto que muchos países exportadores de petróleo son mercados emergentes y que la caída de los precios ha desacelerado su crecimiento económico y mellado sus fondos soberanos. No obstante, muchos corredores suscriben a la errónea creencia de que los bajos precios del petróleo indican una inminente recesión global.
En consecuencia, la esperada recuperación del crudo en el segundo semestre probablemente traiga una recuperación de las bolsas. Tal vez incluso antes de esa fecha los operadores se den cuenta de que el mercado bajista del crudo ha sido principalmente el reflejo de un mundo inundado de oro negro.
Es cierto que la debilidad de la demanda global ha jugado un papel importante en la acumulación de suministro, pero ha sido una debilidad en la tasa de crecimiento, no una contracción económica. Una mayor desaceleración de la expansión mundial, especialmente en China, también influirá, pero de todas formas la oferta dominará la escena a medida que los recortes en la producción generen un repunte de los precios.
El consumo mundial de petróleo se ha sostenido relativamente bien. Se elevó de 91,9 millones de barriles al día en 2013 a 92,8 millones en 2014, un incremento de sólo 0,9 millones. En 2015, el consumo creció a 94,5 millones de barriles diarios, un aumento relativamente importante respecto de 2014, pero eso se debió principalmente al gran abaratamiento del petróleo.
Eric Lee, analista sénior de energía de Citigroup, pronostica para 2016 un crecimiento mediocre de la demanda de petróleo —en gran parte debido a la desaceleración económica prevista en China— de un millón de barriles diarios, a 95,5 millones.
El lado de la oferta ha sido, por lo tanto, el principal motor del exceso de suministro que ha dado lugar al mercado bajista. Y en ninguna parte ha sido la revolución de la oferta más dramática que en EE.UU. En 2010, por ejemplo, el país bombeó 5,5 millones de barriles diarios, pero gracias a la fracturación hidráulica o fracking —la extracción de petróleo de formaciones de esquisto— la producción aumentó a 8,7 millones en 2014 y a 9,7 millones en 2015.
Mientras tanto, Arabia Saudita, durante mucho tiempo el integrante de la Organización de Países Exportadores de Petróleo que subía o bajaba la producción para equilibrar los precios , reconoció que es incapaz de controlar el mercado y empezó a producir a toda máquina para ganar lo más posible. Rusia también pudo elevar su producción del año pasado, en parte debido a que el colapso del rublo frente al dólar significó más rublos por la venta de crudo, que se negocia en la divisa estadounidense, a pesar de la caída en el precio del petróleo.
El exceso de oferta mundial de petróleo queda de manifiesto con la acumulación de inventarios. Fuera de EE.UU., la capacidad de almacenamiento en tanques está prácticamente agotada. Edward Morse, jefe de investigación global de materias primas de Citigroup, dice que las altas temperaturas de diciembre generaron un excedente de combustible para calefacción en Europa que se almacenó en barcos, ya que no hay otro lugar donde guardarlo.
EE.UU. es prácticamente el único país tiene espacio de almacenamiento disponible. Incluso allí, como informó la semana pasada la Administración de Información de Energía, “con 502,7 millones de barriles, los inventarios de crudo de EE.UU. permanecen cerca de niveles no vistos para esta época del año en al menos los últimos 80 años”. Esta cifra no incluye el crudo de la reserva estratégica del gobierno, unos 700 millones de barriles más.
Este no es el momento para comenzar a vender esa reserva estratégica, por menos estratégica que se haya vuelto, pero las restricciones de exportación fueron levantadas por el Congreso en diciembre. Fue una medida sensata, pero que dará frutos en el largo plazo. Por el momento, el mercado de crudo en otros países parece estar casi saturado.
La disminución de los precios, de un promedio de US$37,20 en diciembre a US$31,70 en enero —con un mínimo de US$26,68 el 20 de enero—, se debió a cuatro factores: señales claras de la desaceleración de la economía china, y por consiguiente una caída de la demanda en ese país; un invierno benigno en Europa, que causó una acumulación de enormes existencias de combustible para calefacción que se tuvieron que almacenar en buques; las apuestas de los inversionistas a un descenso de los precios debido al levantamiento de sanciones contra las exportaciones iraníes; y la habitual retracción estacional de las refinerías en enero y diciembre.
Como señala Morse, “las únicas entidades en el mundo que realmente consumen crudo son las refinerías”. Se espera una recuperación de los precios en febrero y marzo, debido al retorno de la demanda de las refinerías y al típico patrón de invierno en el hemisferio norte, con aumentos de precios que acompañan las temperaturas más bajas de febrero y marzo.
Para el segundo trimestre, Morse anticipa un retorno a la debilidad de los precios basado en dos factores clave: un período más largo de mantenimiento de las refinerías en todo el mundo, en particular en EE.UU., especialmente en abril, lo que provocará un retroceso de la demanda; y la expectativa de que para ese mes la producción iraní tenga un efecto notable en el suministro.
Según Steve Briese, editor y escritor del Bullish Review of Commodity Insiders, esto podría sentar las bases para el largamente anticipado escenario de US$20 el barril. Al 2 de febrero, los grandes especuladores tenían posiciones que se beneficiaban única y exclusivamente de un alza de los precios de 579.266 contratos, casi 36% de todas las posiciones abiertas en crudo en la Bolsa Mercantil de Nueva York. A medida que los fundamentos comienzan a afectar el precio, la liquidación forzosa de estas posiciones alcistas podría deprimir brevemente el precio a niveles tan bajos como US$20 el barril.
Lee, de Citigroup, también prevé un escenario provisional de US$20 causado por los fundamentos de oferta y demanda. Si los suministros se acumulan hasta el punto que se agote toda capacidad de almacenamiento, incluso en EE.UU., cualquier producción tendría que ser vendida inmediatamente, señala. Tales ventas de emergencia podrían hacer caer brevemente los precios por debajo de US$20 por barril.
No obstante, los precios repuntarán en el segundo semestre. “Creemos que el mundo está a punto de perder mucha producción de petróleo en EE.UU., Colombia, México, Venezuela, China, y luego posiblemente en Rusia, Brasil y el sector del Mar del Norte del Reino Unido”, apunta Lee.
Rusia está en un aprieto, explica. El gobierno tiene una cantidad cada vez menor de reservas de divisas. A menos que decida gastarse todas sus reservas, tendrá que aumentar los impuestos, que probablemente afectarán a las compañías de hidrocarburos. Estas, por ende, se verían obligadas a reducir su producción, matando parcialmente la gallina de los huevos de oro que ha sido la principal fuente de divisas de Rusia.
Morse proyecta un precio promedio de US$50 en el cuarto trimestre, del cual Barron’s extrapola US$55 para diciembre. Como muestra de lo mucho que ha cambiado el entorno, tenga en cuenta que cuando en marzo de 2014 predijimos un barril a US$75, era una proyección exageradamente pesimista. Una previsión de US$55 ahora parece bastante optimista.
En los últimos cinco años, el mundo ha encontrado un billón de barriles adicionales de petróleo, el equivalente a 30 años de suministro adicional; una tercera parte de ese petróleo proviene del esquisto, otra tercera parte de aguas profundas, y el resto de arenas bituminosas. Durante el año pasado, los costos de recuperación de estas fuentes se redujeron notablemente. Un retorno a los precios del crudo de tres dígitos es poco probable en el futuro previsible.
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