Mi privacidad no admite ‘llaves maestras’
Autorizar al gobierno a obligar a una compañía privada como Apple a construir una “llave maestra” para acceder a mi teléfono es algo inaceptable en una sociedad libre y democrática
Este viernes Apple deberá responder ante un juez por su negativa a obedecer la petición del FBI y el Procurador de Justicia de crear un sistema operativo que permita a las autoridades incursionar en los datos de los teléfonos de los usuarios cada vez que lo necesiten.
Según el FBI solo quiere que Apple le construya una llave para acceder al teléfono de Sayed Farook, uno de los dos terroristas autores del atentado en San Bernardino, California, en el que a finales del año pasado murieron 14 personas.
Según Apple, una vez creada esa “llave maestra” no habría manera de proteger los datos de cualquier otro usuario de sus teléfonos ya fuera por petición del FBI, de policías locales o de las autoridades de otros países. Tampoco habría protección de los llamados hackers, esos mercenarios que se dedican a vender acceso a informaciones privadas a bandas criminales o estados represivos.
La actual controversia, no lo olvidemos, se produce después de las revelaciones de Edward Snowden que mostraron que la Agencia Nacional de Seguridad y el FBI tenían acceso a los teléfonos y el internet de millones de personas en Estados Unidos y en el resto del mundo, incluyendo a la canciller de Alemania, Angela Merkel, y a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Reconozco que el caso es complejo, sobre todo porque esta vez se trata de un caso de terrorismo reciente, pero también es evidente que en nombre de la seguridad nacional, el gobierno ha violado la Constitución y ha puesto en peligro las libertades de los ciudadanos.
Por otro lado debemos reconocer que Apple ha cooperado con las autoridades en más de 70 ocasiones. La diferencia en todos estos casos es que las autoridades le han pedido su colaboración para acceder a los datos de un teléfono concreto. No un abracadabra que podría abrir las puertas de más de un teléfono.
Uno de los aspectos que refuerzan la posición de Apple es que nadie, ni el FBI ni el Departamento de Justicia, tiene la autoridad para ordenarle a una compañía privada que invente un mecanismo que no existe.
La oficina del Procurador de Justicia de la nación ha invocado una ley promulgada en 1789 que rara vez se ha utilizado y que permitiría a un juez emitir una orden que considera necesaria. Que el gobierno invoque una ley escrita en 1789 para intentar obligar en pleno siglo XXI a una compañía de productos digitales a inventar un nuevo producto que contradice su modelo de negocio es un contrasentido. Peor aún si consideramos que la petición del FBI atenta contra la misma razón de ser del teléfono de Apple, que es salvaguardar la privacidad de sus usuarios.
Además, la petición del FBI va en contra de la Primera Enmienda de la Constitución, dado que al redactar sus códigos de entrada a los teléfonos Apple está ejerciendo su libertad de expresión y nadie puede obligarle a renunciar a ella.
Si Apple perdiera la apelación este viernes, el caso pasaría a la jurisdicción de la Corte de Apelaciones del Noveno Distrito, y aunque nadie sabe cuál podría ser el desenlace en este caso sí se sabe que históricamente esta Corte ha defendido casi siempre la libertad de expresión.
Apple ha recibido el apoyo incondicional de las organizaciones defensoras de los derechos civiles de todo el mundo, como por ejemplo la ACLU, porque temen que si en Estados Unidos se obliga a Apple a obedecer al gobierno, cualquier país con un gobierno totalitario como China, por ejemplo, podría plantear demandas semejantes que pondrían en riesgo la vida y la labor de los activistas que trabajan en defensa de los derechos humanos.
En este sentido, varias organizaciones defensoras de los derechos civiles, y miles de personas que están en desacuerdo con la orden de la oficina del Procurador de Justicia y del FBI han decidido manifestarse pacíficamente en las tiendas de Apple de Palo Alto, California, a Hong Kong, de Múnich a Chicago, de Nueva York a Londres y en cientos de ciudades más, apoyando a Apple en su lucha. Este viernes, yo estaré en la tienda Apple de mi ciudad manifestándole mi apoyo incondicional porque creo firmemente que si Apple es obligada a construir “la llave maestra” no habrá límite a las exigencias del gobierno y a su incursión en la vida privada de los ciudadanos.
El autor es periodista de Los Angeles, colaborador en periódicos y revistas de Estados Unidos y América Latina.
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