Gastos “justos y necesarios” en Ecuador
Ya llegó esa época del año en la que el Gobierno vuelve a timbrar los bolsillos con nuevos impuestos. Como si no fuera suficientemente fastidioso tener que pagar más impuestos, peor en año de recesión, el Gobierno vuelve a recurrir a la estrategia de hacernos creer que estos impuestos son “por nuestro bien”. Después de todo, son ellos los iluminados que nos gobiernan, quienes saben mejor que nosotros lo que nos conviene. ¿Qué fuera de nuestras vidas sin su sabio liderazgo? Por si acaso no lo ha entendido en los casi 10 años desde que se inició la “Revolución”, la visión que tienen nuestros gobernantes de las cosas es que ellos deciden lo que es necesario, deseable y adecuado, no solo para ellos y sus familias, sino para todos los ecuatorianos. Como ellos deciden, resulta que siempre lo que a ellos les conviene o agrada cae en la categoría de necesario y lo que no, en la de innecesario.
Por eso es que la presidenta de la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira, no tenía el menor empacho al declarar esta semana sobre los nuevos impuestos a los cigarrillos, licores y bebidas azucaradas: que se cobran sobre “productos [que] no son necesarios para la vida de los ecuatorianos y ecuatorianas” porque dizque afectan directamente su salud y se preguntaba cuánto del consumo de estos contribuye al “desarrollo integral”. Esto es similar a todas las veces que nos han dicho que las restricciones a las importaciones solo afectan a las que no son realmente necesarias, que nos cobran esos mayores impuestos sobre ellas por nuestro propio bien.
Debemos entender ya en 2016 que lo absolutamente necesario para subsistir son ellos, nuestros líderes iluminados y sus muy necesarios y bien intencionados deseos de gastar el dinero de otros. Todo es prescindible, todo debe ceder ante la necesidad imperiosa de que en 2015, año en que la economía se estancó: la Supercom y el Cordicom (los inquisidores de la Revolución) hayan gastado más de $ 22 millones; y la Cancillería –cuyo personal ha crecido de 687 personas en 2005 a 2.132 personas en 2016– haya gastado más de $ 158 millones, que incluye gastos para hacer “política” a nivel nacional mediante las oficinas en Ecuador de la Secretaría Nacional del Migrante. También es absolutamente fundamental que la Superintendencia de Poder de Control de Mercado (SPCM) gaste casi $ 9 millones (en cosas como $400.000 en alquilar edificios, locales y residencias alrededor del país, $440.000 en seguridad para todas esas oficinas, un estudio sobre la Celac de $48.000, una miniserie antimonopolio de más de $700.000) y que los seis ministerios “coordinadores” (léase “redundantes”) hayan gastado más de $ 48 millones en 2015.
Según el razonamiento revolucionario, lo que usted y yo y el resto de los mortales fuera del poder podamos querer o considerar necesario no importa. Sí importa, y mucho, lo que ellos juzgan conveniente, agradable y necesario, que de pura coincidencia es lo que les conviene para concentrar una cuota cada vez mayor de poder (y recursos). Cuando algunos valientes portales en Internet como 4pelagatos.com, focusecuador.net, entre otros, reportan de estos excesos, algunos funcionarios públicos contestan con desparpajo que todo esto es adecuado y necesario. Además, amenazan a estos periodistas con querellas judiciales y/o los acusan de conspirar contra su tan imprescindible existencia.
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