El valor agregado humano
10 de junio, 2016
10 de junio, 2016
El valor agregado humano
Adidas, la segunda empresa más grande del mundo de ropa deportiva, está revirtiendo un proceso que comenzó hace unos treinta años y que parecía irreversible. A mediados de los años ochenta, la empresa comenzó a cerrar fábricas en Alemania y a abrirlas en Asia para tomar ventaja de los salarios más bajos prevalecientes allá. Con el transcurso de las décadas, la empresa traspasó prácticamente toda su producción a países en desarrollo. Ahora ha anunciado que el año que viene hará lo contrario. Inaugurará una planta, pequeña físicamente pero grande en producción, en Baviera. La planta producirá zapatos deportivos con tanta eficiencia que el proceso de producir un par, que ahora toma varias semanas en las plantas asiáticas, tomará apenas cinco horas. Junto con otra planta similar esta nueva fábrica producirá un millón de zapatos al año.
Estas plantas deben su alta productividad a que serán robotizadas, de forma que pueden ser muy rentables aun en Alemania donde los salarios son muy altos. Los robots no paran jamás, no se cansan, no sufren fatiga. Los pocos empleados alemanes que trabajarán en estas plantas podrán ganar salarios muy altos por supervisar el trabajo de los robots. Son pocos trabajos, pero muy bien remunerados, como lo son todos los trabajos en Alemania porque la población es altamente calificada.
Uno podría esperar que la tendencia de reemplazar trabajadores con robots se volvería viral en los países desarrollados, en donde el costo de la mano de obra es muy alto (aunque también la mano de obra es muy productiva, por lo que muchas veces es más barata que en los países en desarrollo en términos de lo que los obreros pueden producir). Pero también se está volviendo viral en otras regiones, como China. El impacto de esta tendencia sobre el empleo es enorme. El Financial Times reporta sobre Ying Ao, una empresa que manufactura fregaderos de cocina, que está en el proceso de robotizarse. Allí, 9 robots hacen el trabajo que antes hacían 140 trabajadores de tiempo completo. La empresa está pensando pasar toda la producción a manos de robots.
El hecho que los robots puedan sustituir obreros con salarios tan bajos como los chinos demuestra lo eficientes que se han vuelto y lo enorme del efecto que pueden tener en la capacidad de generación de empleo humano de la economía mundial.
Los robots están invadiendo muchos campos que antes se creía serían siempre ocupados por humanos. Por ejemplo, las tecnologías que permiten a los vehículos circular por calles y carreteras sin conductor humano están ya en la etapa experimental. Muchas empresas tienen ya prototipos circulando por Estados Unidos sin conductor. Una vez que estas tecnologías estén perfeccionadas, amenazarán 3.5 millones de trabajos sólo en conductores de camiones en ese país. Los robots también han aprendido a procesar y servir comida rápida, como las hamburguesas, y a hacerlo más eficientemente que los humanos. Esto pone en riesgo el empleo de las 3.7 millones de personas que trabajan en esa actividad.
Por supuesto, empresas empleando seres humanos podrían competir con las empresas robotizadas, pero solo a costa de pagar salarios mucho más bajos que los actuales. Así, el salario de las personas que pueden ser reemplazadas por robots está amenazado por éstos. Conforme los robots se vayan desarrollando los salarios de estas personas irán disminuyendo, al revés de lo que la gente espera, que su salario aumentará con el tiempo.
Por eso es que es tan importante para un país como el nuestro, en el que un número muy alto de las personas tienen empleos que pueden ser robotizados, poner un énfasis muy grande en liberar a la población de esta amenaza a través de darle una educación muy sólida en aquellas actividades que son menos vulnerables a la competencia de los robots, especialmente el desarrollo del sentido crítico y de las capacidades creativas—dos áreas en las que nuestro sistema educativo es muy débil. Dada la velocidad con la que los robots están desplazando a los humanos, esta revolución educativa debería tener primera prioridad para el estado. Este es un tema en el que nunca dejaré de insistir porque el no hacerlo traería al país una tragedia enorme.
El autor es Máster en Economía, Northwestern University y columnista de El Diario de Hoy.
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