Los bolivarianos y el poder
Hace 200 años, el 14 de julio de 1816, Francisco de Miranda murió en una cárcel cerca de Cádiz. Luego de que Simón Bolívar lo traicionara el 31 de julio de 1812 entregándolo a los españoles –episodio que muchos historiadores consideran el primer golpe de Estado en América Latina– Venezuela, así como otros países de la región, abandonó el camino de las repúblicas liberales, democráticas y federales. Se impuso el proyecto político del “Libertador”, que, como les explico hoy, no puede ser considerado ni liberal ni democrático.
Xavier Reyes Matheus dice que Bolívar resultó ser como el “gemelo malvado” o Doppelgänger de Miranda pues luego de sacarlo de la película, procedió a vaciar de contenido el proyecto de Miranda para las Américas. La Gran Colombia, donde Miranda pretendió construir un nuevo estado republicano y democrático, eliminando las tradiciones autoritarias y la jerarquización de la colonia y fortaleciendo a las autoridades locales por sobre las nacionales; Bolívar logró fundar un Estado con el mismo nombre pero con un contenido enteramente distinto. No podía ser de otra manera, siendo que Bolívar demostró no ser un demócrata y tener una antiliberal ambición de poder.
En el Discurso de Angostura esgrimió un ataque directo a la democracia:
“¿Cuál es el gobierno democrático que ha reunido a un tiempo, poder, prosperidad y permanencia?, ¿y no se ha visto por el contrario la aristocracia, la monarquía cimentar grandes y poderosos imperios por siglos y siglos?… ¿el imperio romano no conquistó la tierra?, ¿no tiene la Francia catorce siglos de monarquía?, ¿quién es más grande que la Inglaterra? Estas naciones, sin embargo, han sido o son aristocracias y monarquías”.
En el Congreso de Angostura propuso un senado hereditario y en la Constituyente de Bolivia la presidencia vitalicia y la inmunidad penal del mismo cargo.
Los bolivarianos de su época, como los de hoy, no obedecen a principio alguno, mucho menos a aquellos que respetan los derechos individuales. Siempre se han debido al poder. Reyes Matheus lo ilustra así: “Bolívar, como se ve, que oponía al sistema democrático el argumento de la anarquía, no dudaba en usar la voluntad popular como pretexto para pasar por encima de las instituciones”.
En Perú, disolvió el Congreso en 1824 para evitar una constituyente que hubiera obstaculizado la implantación de su proyecto. En Colombia, pensando que controlaría la mayoría de los votos, logró que se convocara a una constituyente aun cuando era inconstitucional hacerlo al no haber pasado los 10 años que debían transcurrir según la Constitución vigente. Habiendo logrado convocar la Convención de Ocaña en 1828, no pudo obtener una mayoría de los representantes en esta. Los representantes bolivarianos, siendo minoría, optaron por boicotear la Convención dejándola sin quórum.
Con el pretexto de que la Convención de Ocaña había fracasado, Bolívar promulgó el 28 de agosto de 1828 el Decreto Orgánico de la dictadura, que dejaba sin efecto la Constitución de 1821. La dictadura de Bolívar precipitaría la división de la Gran Colombia. Los bolivarianos de ayer, como los de hoy, tienen una constante: el odio a las instituciones, a la separación de poderes y a cualquier cosa que obstaculice su acumulación de poder.
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