Argentina: El gradualismo no está dando resultados
Recién iniciado el gobierno de Cambiemos comenzó un debate sobre si había que aplicar política de shock o gradualismo. Pasado un tiempo se advirtió que el gobierno no parecía estar interesado en llevar a cabo grandes reformas estructurales en el sector público, por lo tanto, más que debatir si había que aplicar una política de shock o gradualismo en los cambios estructurales, el gradualismo versus el shock se limitó a reacomodar los precios relativos. Me refiero a acomodar en forma gradual las tarifas de los servicios públicos, el tipo de cambio y la reducción del déficit fiscal. Es decir, si el gradualismo se limita a reducir el déficit fiscal no tanto por la baja del gasto público sino por el crecimiento de la economía que reduce el peso del estado sobre el PBI, pasamos a preguntarnos, ¿si ese gradualismo sirve para dominar la terrible herencia económica del kirchnerismo?
Como primera aproximación, si uno toma el gasto total del Sector Público Nacional incluidos los intereses de la deuda pública y le resta los ingresos provenientes del blanqueo, dado que es un ingreso de una sola vez, el déficit fiscal llegó a 8,2% del PBI. Si agregamos el gasto cuasifiscal la situación se pone mucho más espesa. De manera que el gradualismo ni siquiera funciona para contener el déficit fiscal.
El punto a considerar, entonces, es que si un gradualismo con escasas reformas estructurales sirve para revertir una herencia tan pesada y una decadencia tan larga. Dicho de otra manera, la economía argentina hace décadas que viene cayendo y hubo períodos en que también existieron los controles de precios, los controles de cambio, economía cerrada y demás barbaridades que hizo el kirchnerismo. La diferencia en esta oportunidad es que el kirchnerismo llevó el populismo a niveles de gasto público y presión tributaria nunca antes alcanzado y, encima, tenía un claro proyecto autoritario chavista. El vamos por todo no era otra cosa que el vamos por los derechos individuales y la libertad de las personas.
Si uno mira lo que está haciendo Cambiemos, se va a encontrar en la historia económica argentina con políticas similares donde se eliminaron los controles de precios, se liberó el mercado de cambios y cosas por el estilo. El mismo gobierno de De la Rúa no tenía cepo cambiario ni control de precios pero la situación fiscal era lo suficientemente grave como para perder el control como se lo perdió. Es decir, políticas económicas que no tuvieron controles de precios ni controles de cambio hubo, lo que no hubo en 70 años fueron reformas estructurales que le permitieran a la economía entrar en una senda de crecimiento de largo plazo. Lo máximo que se logró fue reactivar la economía, esto quiere decir poner en funcionamiento las máquinas que no se estaban utilizando por la recesión, contratar mano de obra, comprar insumos y empezar a funcionar.
Crecer es algo muy diferente. Consiste en ampliar la capacidad de producción con inversiones. En vez de pasarle el plumero a la máquina que tengo sin funcionar, a esa máquina la tengo trabajando a full y le agrego otra para aumentar la producción. La pregunta a es: ¿por qué la economía Argentina va a entrar en una senda de crecimiento de largo plazo si no se ha presentado un plan económico que abarque una profunda reforma del estado, del sistema tributario, de la legislación laboral, del sistema monetario para tener una moneda y mercado de capitales y otras medidas por el estilo? Si ese plan no existe, ¿por qué va a licuarse el gasto público sobre un PBI que puede aumentar por simple reactivación durante el tiempo en que haya recursos de endeudamiento para financiar el déficit fiscal?
Lo planteo de otra forma, aun aceptando una apuesta a la reactivación, ¿el ritmo del gradualismo en el control del déficit fiscal alcanza para frenarlo o el gradualismo fiscal es tan gradual que no logra frenar la suba del déficit?
Por lo visto hasta ahora todo parece indicar que el gradualismo no sirve para frenar el déficit fiscal, lo cual obliga a tomar deuda pública que impacta sobre el tipo de cambio real y rebota en el sector externo. En otras palabras, al financiarse el déficit fiscal con deuda externa la economía argentina se encarece en dólares y eso frena inversiones y la posibilidad de incorporarnos al mundo exportando más bienes y servicios. Todo queda limitado a producir para un mercado interno que el kirchnerismo dejó con un tercio de pobres y desocupación. Un mercado de esa dimensión de poder adquisitivo tan bajo no requiere de grandes inversiones y, por lo tanto, no se visualiza el crecimiento tan esperado bajo esta política económica.
Cambiemos puede seguir intentando enfrentar la herencia económica con analgésicos como hicieron otros gobiernos con otras herencias. Puede durar un tiempo, pero todos sabemos que eso no es para siempre.
Sería mejor ir pensando un plan económico consistente de largo plazo para variar un poco en vez de hacer lo mismo que nos llevó a esta larga decadencia de más de 70 años.
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