Indiferencia, la respuesta del presidente de Uruguay al SOS de los venezolanos
El presidente uruguayo Tabaré Vázquez, suele adoptar una postura de superioridad moral sobre el resto de los mortales. Además, parece que se considera más “vivo” que los demás y que es capaz de engatusar a cualquiera.
En los últimos tiempos, ha venido exhibiendo esa desagradable forma de comportarse ante los ojos del mundo entero. Específicamente, con respecto a los insostenibles argumentos que utiliza para fundamentar su apoyo a la brutal dictadura chavista.
Exhibe esa actitud, cuando por un lado expresa “consternación” por los presos políticos y las muertes de manifestantes pero por el otro, frena cualquier acción de la comunidad interamericana que podría obligar a Nicolás Maduro y sus secuaces a recular. Así procede ante los llamados del secretario general de la OEA, Luis Almagro, de aplicarle la Carta Democrática a Venezuela. Postura idéntica asume ante sus camaradas del Mercosur (Argentina, Brasil y Paraguay), cuando pretenden activar la cláusula democrática prevista en el Protocolo de Ushuaia.
Pero el resto del mundo democrático -a pesar de lo que Vázquez cree- no es idiota. Por ejemplo, la diplomacia argentina afirma que en el gobierno uruguayo “se hacen los distraídos” con respecto a Venezuela.
En realidad, no es tanto el gobierno uruguayo quien se hace el “distraído”, sino concretamente Vázquez. Hay hechos que lo prueban. Por ejemplo, Jorge Faurie – canciller argentino- aseguró que durante la cumbre de Jefes de Estado del Mercosur realizada en Mendoza (Argentina), Rodolfo Nin Novoa –Ministro de Relaciones exteriores de Uruguay- estuvo de acuerdo con la declaración a emitir sobre Venezuela:
Condenar “los hechos de violencia […] bregando por el restablecimiento de las instituciones democráticas, el respeto a las libertades civiles y políticas y a los derechos humanos”. Y a reclamarle a Maduro, que desista de convocar a las elecciones para conformar una Asamblea Constituyente.
Por su parte Aloysio Nunes Ferreira –canciller de Brasil- posteó en Facebook:
“Cuando los países que integran el mercosur constatan que en uno de ellos hubo “ruptura del orden democrático”, incumplimiento del protocolo de Ushuaia se abre la posibilidad de aplicar sanciones contra dicho estado, que sólo pueden decidirse por consenso.
El primer paso es la constatación de esta ruptura de orden democrático. Se trata de una evaluación subjetiva de los estados parte, pero, objetivamente, a partir de finales de marzo, cuando se dio las competencias de la asamblea nacional por parte del poder ejecutivo, no había manera de negar que el orden democrático en Venezuela había sido roto.
Uruguay, hasta aquel momento, venía dudando a reconocer esta ruptura […] Sin embargo, ante la evidencia de la indignación al poder legislativo y de la escalada de violencia y represión contra las manifestaciones contrarias al gobierno Nicolás Maduro, el gobierno uruguayo se rindió a la evidencia y se unió a los gobiernos de Brasil, Argentina y Paraguay. Así, el primero de abril pasado, en reunión en Buenos Aires, los cuatro cancilleres reconocieron la ruptura del orden democrático.”
Vázquez a su llegada a Mendoza declaró, que “Uruguay tiende su mano para tratar de encontrar un camino que, a través del diálogo respetuoso, pueda traer mejores tiempos para la República y para el tan querido pueblo venezolano”. A continuación y sin inmutarse, le enmendó la plana a su canciller y obligó a los demás socios del Mercosur a emitir una anodina declaración sobre Venezuela.
Al constatar la postura tan incongruente de Uruguay, el canciller brasileño afirmó que Vázquez defiende a Venezuela por “política interna”. Explicó, que el gobierno uruguayo está integrado por fuerzas de izquierda y extrema izquierda que se deben conciliar. O sea, que para el presidente uruguayo es más importante mantener unido a su partido -para retener el poder político- que denunciar los atropellos de una feroz tiranía.
Nunes Ferrerira también escribió, que los Estados fundadores del Mercosur decidieron por consenso “consultar al gobierno venezolano y a la oposición, para investigar oficialmente cuál es la disposición de un lado y otro de actuar para el restablecimiento del orden democrático”. Pero agregó, que “las actitudes de Maduro no alimentan optimismo en cuanto a su disposición” al diálogo ni de restablecer la democracia.
A su entender, “la aplicación del protocolo de Ushuaia tendría […] un fuerte valor político y simbólico, según el punto de vista de la propia oposición venezolana. Y sería más un elemento de presión diplomática y factor de aislamiento internacional del gobierno bolivariano.”
En otras palabras, sería una sanción ética a la dictadura chavista y simultáneamente, un apoyo moral al pueblo venezolano en su lucha por la democracia y la libertad.
Este post del canciller brasileño tomó estado público en Uruguay. A raíz de ello, Nin Novoa volvió a insistir con que el gobierno “apuesta” al “diálogo” y “negociación” entre el gobierno y la oposición. Sin embargo, sabiendo que esa posición era insostenible, perdió la compostura: “¿Qué se pretende al final? ¿Que le declaremos la guerra a Venezuela? ¿Que propongamos una intervención?”.
No señor Nin Novoa, lo único que se les pide es que “no traten de pasarse de listos” utilizando argucias retóricas. Lo que se pretende, es que tengan una conducta ética y además, que no sean mal agradecidos con un pueblo que en épocas oscuras por estos lares, fue caja de resonancia de los reclamos de los perseguidos políticos del Cono Sur.
Por su parte el periodista Gerardo Sotelo expresó:
“Me parece que es una forma inapropiada de banalizar una situación muy grave y de banalizar una situación incómoda en la que quedó el gobierno uruguayo […] Nadie plantea invadir Venezuela, solo aplicar la cláusula democrática”.
Para colmo, Uruguay estuvo entre los pocos países que implícitamente reconocieron el resultado de la inconstitucional y fraudulenta elección de la Asamblea Constituyente.
Estados Unidos, la Unión Europea, México, Brasil, Argentina, Paraguay, Costa Rica, Guatemala, Perú, Colombia y Panamá entre otros, expresaron oficialmente que no reconocen el resultado de la votación del domingo. En cambio Uruguay, se negó a sumarse a la condena por el quiebre institucional en Venezuela.
Como ya se ha tornado habitual en Vázquez con respecto a Venezuela, la declaración oficial es ambigua: no desconoce el acto electoral y el resultado del domingo pasado, pero simultáneamente pide que la Asamblea Nacional Constituyente no se instale antes de establecer el diálogo entre el oficialismo y la oposición.
Es tal el narcicismo reinante, que fuentes oficiales declararon que el tenor de la declaración uruguaya surgió, de la necesidad de enviar un mensaje positivo, que se “diferenciara” del resto de las expresiones que hubo en la región.
Si Dante estuviera en estos momentos escribiendo su (Divina) Comedia, posiblemente incluiría a Vázquez en el hall del infierno. ¿Por qué? Porque allí están
“las tristes almas de aquellos que vivieron sin merecer alabanza ni vituperio, y a quienes está reservada esta triste suerte. Están confundidas entre el perverso coro de ángeles que no fueron rebeldes ni fieles a Dios, sino que sólo vivieron para sí. El Cielo los lanzó de su seno por no perder hermosura; y hasta el profundo Infierno se niega a recibirlos, por la gloria que con ello podrían reportar los demás culpables.”
Según Dante estos pecadores son tan despreciables, que “el mundo no conserva ningún recuerdo suyo…”
Hana Fischer es uruguaya. Es escritora, investigadora y columnista de temas internacionales en distintos medios de prensa. Especializada en filosofía, política y economía, es autora de varios libros y ha recibido menciones honoríficas.
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