Cinco razones para amar el capitalismo
1.- El capitalismo es cooperación
Muchas veces se ataca al capitalismo porque, claman, es una descarnada competencia, una especie de lucha física como las típicas del mundo animal. Nada más lejos de la realidad. El capitalismo es en realidad una competencia cooperativa o, dicho de otro modo, una competencia por ser más eficaz en la cooperación. Cuanto más sirves a los demás, más triunfas en el capitalismo liberal. Es lo que generalmente se ha denominado la soberanía del consumidor como característica inequívoca del libre mercado. En última instancia, todos somos consumidores. El socialismo sin embargo niega y prohíbe tal cooperación. Imponiendo desde arriba las decisiones políticas de turno, no permite que los individuos lleguen libremente a acuerdos voluntarios entre sí. Preferir la cooperación a la imposición es preferir el capitalismo.
2.- El capitalismo es optimismo
Creer en el capitalismo es creer en el mundo de las oportunidades. Es creer que se puede hallar en casi todo horizonte posibilidades de creación, de expansión, de construir y elevar los estándares de vida y la condición humana misma. Es creer que el Universo nos puede ofrecer ilimitadas fuentes de progreso y avance, que los recursos no están dados porque esos ‘mismos recursos’ pueden reordenarse y reinventarse para conseguir cosas mejores, más rápidas, más potentes y más deslumbrantes hoy que ayer y mañana que hoy.
3.- El capitalismo es creer en la gente
El manido concepto de ‘pueblo’ por el socialismo sólo adquiere verdadero significado, sentido y poder en el marco del capitalismo de libre mercado. El capitalismo cree que somos nosotros todos y cada uno de los individuos los que debemos tomar las decisiones, pues el llamado mercado no es más que la red de las constantes decisiones de todos los miembros de la sociedad. El socialismo sin embargo cree que el hombre común no es quién para tomar decisiones y que debe delegarlas en una burocracia. De ahí que con lógica el socialismo sea una ideología de arrogancia y desprecio a esa gente, ese pueblo.
4.- El capitalismo protege el planeta
Ninguna catástrofe ambiental es mayor que la que han producido los regímenes comunistas en el planeta. Las estadísticas muestran una clara correlación entre el bienestar socio-económico y las mejores condiciones ambientales. No hay que olvidar que una de las bases del respeto y el capitalismo es la propiedad privada. La llamada Tragedia de los comunes, donde todo es de todos, explica por qué la propiedad común es ambientalmente mucho más desastrosa siempre que la privatización. Nadie tiene incentivos para cuidar algo que no es suyo. El capitalismo es enemigo de la polución.
5.- El capitalismo es un antídoto contra las guerras
Que en la era del capitalismo se han reducido las guerras en comparación con eras anteriores es un hecho. También hay que advertir que es mucho más probable que los países menos liberales y capitalistas se enfrenten entre sí que los que no lo son. Australia no declararía la guerra a Nueva Zelanda ni Holanda a Alemania. Ya decía Frédéric Bastiat que donde no cruzaran las fronteras los bienes lo harían los soldados. Un sistema de cooperación como el capitalismo es el revulsivo perfecto de un sistema de violencia. A diferencia del socialismo cuya base es la violencia del poder político sobre la sociedad.
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