Ecuador: Corrupción sistémica
El célebre juez brasileño que sorprendió al mundo con la conducción del caso Lava Jato, Sergio Moro, explicó que “la corrupción como un crimen aislado existe alrededor del mundo. Pero la corrupción sistémica, el pago de sobornos como una regla del juego, realmente no es tan común”.
Considerando que el excontralor Carlos Pólit, el vicepresidente actual Jorge Glas, el exministro de Hidrocarburos y exgerente de Petroecuador Carlos Pareja Yannuzzelli, el exministro de Energía Alecksey Mosquera, todos han sido vinculados con el escándalo de corrupción de Odebrecht por la Fiscalía o por publicación de audios y videos –que también fueron reproducidos en este Diario–, ya no se puede decir que se trata de casos aislados.
Diarioreportó a principios de junio que el procurador Diego García jugó un papel clave emitiendo un informe que permitió el retorno de Odebrecht al país en 2010. Diario Expreso reportó esta semana que el ex fiscal general Galo Chiriboga –peculiar individuo que compró pasaje sin intención de viajar– poseía información crucial acerca del caso Odebrecht desde inicios de febrero y mintió al país casi tres meses después diciendo que todavía no había recibido cooperación de la justicia de EE.UU., aun cuando hoy sabemos que la recibió meses antes.
La corrupción sistémica es perversa por múltiples razones. Primero, afecta la administración de los recursos públicos dado que el costo de los sobornos se suma al costo de un contrato público. Si esta es una práctica generalizada, imagínese el impacto que puede tener sobre las finanzas públicas. Segundo, porque afecta negativamente las decisiones de inversión (pública y privada) por dos motivos: (a) los inversores más conservadores evitan mercados donde perciben que los sobornos son una regla del juego, porque esto les genera un mayor grado de incertidumbre; y (b) algunas de las malas inversiones, como explica el juez Moro, se dan no solamente por un mal juicio o una mala suerte, sino por el deseo del funcionario público corrupto de generar una coima.
La corrupción generalizada se suele dar, como explica Susan Rose-Ackerman, en gobiernos que favorecen la inversión pública sobre la privada. Agrega que “frecuentemente apoyarán proyectos tipo ‘elefante blanco’”. Considere la Refinería del Pacífico, Yachay, Monteverde, etc. Explica Rose-Ackerman que estos megaproyectos tienen el beneficio agregado para los políticos de que “obtendrán sobornos en el presente y pueden sufrir pocos de los futuros costes de un trabajo mal hecho o de una excesiva deuda pública”, pues usualmente ya no estarán en el poder cuando toque pagar los platos rotos. Tal es el caso de la cuestionada repotenciación de la Refinería Esmeraldas y el “logro” de haber casi cuadruplicado la deuda pública en 10 años.
La escuela de Opción Pública explica que conforme crezca el tamaño y envergadura del Estado, aumentará la corrupción, porque se crea la cultura de la “búsqueda de rentas”. La corrupción sistémica que ha padecido el Ecuador durante la última década se debe al modelo estatista de la Revolución Ciudadana, que dejó “la mesa servida” para que se cometan todos los actos de corrupción que hoy apenas empezamos a conocer y que se podrán seguir cometiendo si no se realizan las reformas políticas y económicas para reducir el tamaño e importancia del Estado.
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