Chile: Cuatro años con reelección
El pasado 30 de octubre, el expresidente Sebastián Piñera presentó su programa de gobierno, el que contiene un conjunto de propuestas y medidas en diversas materias, todas orientadas hacia una gran meta: construir mejores tiempos para los chilenos, tal como lo enuncia su título.
Entre ellas, encontramos una serie de iniciativas destinadas a mejorar nuestra democracia y modernizar el Estado, todo con el propósito de fortalecer las instituciones republicanas. Entre ellas, tiene especial relevancia una reforma constitucional que permita cambiar el periodo presidencial, ya sea estableciendo la reelección presidencial inmediata por única vez o extendiendo el periodo presidencial a seis años.
Se trata de una reforma a la Carta Fundamental que requiere de un profundo diálogo cívico y búsqueda de consensos transversales que antepongan el bien común a los intereses partidistas. Por ello, no es casualidad que el expresidente Piñera haya convocado a los chilenos a protagonizar una “segunda transición” que esta vez lleve al país hacia un desarrollo humano más pleno y con oportunidades para todos.
Una segunda transición que, tal como la primera, exigirá generosidad y patriotismo a sus políticos para impulsar los acuerdos que la hagan posible.
Tanto la reelección presidencial inmediata por única vez como la extensión del periodo presidencial a seis años buscan favorecer la implementación de políticas públicas de largo plazo y que por su naturaleza requieren de más de cuatro años de ejecución. Tal como lo ha señalado el expresidente Piñera, de ser aprobada alguna de estas opciones, solo sería aplicable a partir de la próxima elección presidencial en 2022 y en ningún caso beneficiaría al exmandatario.
Diversos sectores han señalado que el mandato presidencial de cuatro años sin reelección, desincentiva el diseño e implementación de reformas que por su naturaleza requieran de mayor gradualidad para implementarse. La opción de prolongar el periodo en seis años tendría que considerar la realización de una elección parlamentaria en la mitad del periodo, tal como sucede en Estados Unidos con los “midterm” junto con el acortamiento de los mandatos de diputados y senadores, en tres y seis años, respectivamente.
Personalmente prefiero la reelección presidencial inmediata por única vez, incorporando los resguardos institucionales necesarios que impidan la intervención electoral del Ejecutivo. Soy partidario de esta opción fundamentalmente porque permite que la ciudadanía tenga la oportunidad de volver a elegir a quien se desempeñó como un buen gobernante, dándole a este la posibilidad de proyectar mejor sus políticas públicas. A la vez, si es un mandatario mal evaluado, la ciudadanía va a determinar que no continúe.
Se trata de un mecanismo que contemplan democracias tan avanzadas como Alemania y Estados Unidos, y en Chile, la reelección inmediata de presidente se practicó entre 1833 y 1871, permitiendo que nuestro país se consolidara como una república pujante.
En suma, la propuesta de Piñera representa un gran aporte para perfeccionar nuestras instituciones republicanas que deberemos debatir con seriedad y espíritu de acuerdos, dejando de lado los dogmas y prejuicios ideológicos propios de la mentalidad de “retroexcavadora”.
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