De cómo los políticos encarecen la vivienda
Libertad Digital, Madrid
Afrontémoslo, la oferta y la demanda nunca reemplazarán a "necesitad" y "avaricia" en los debates políticos sobre asuntos económicos. Hablar sobre la "necesidad" de vivienda más asequible o de asistencia médica más barata es lo que hará ganar más votos a los políticos este año electoral. Los votantes no quieren ni oír hablar de asuntos impersonales como oferta y demanda. Quieren escuchar cómo sus héroes políticos van a impedir que los villanos "especulen" o les "exploten" con precios elevados. Ahí es donde se desarrolla el melodrama moral, políticamente hablando.
Lo que menos quiere escuchar el votante es la realidad más fundamental de la economía: que la cantidad que todos desean de algo es siempre mayor que la disponible. Eso se llama escasez, y si no la hubiera, no habría economía, pues ¿qué necesidad habría de ella si pudiéramos tener todo lo que quisiéramos en cualquier cantidad que deseásemos? En el Jardín del Edén no había economistas porque todo estaba disponible en cantidades ilimitadas.
Un político con buenas habilidades retóricas puede generar un nuevo Jardín del Edén en la mente de la gente, pero sólo ahí. No obstante, le basta con esto si esa visión o espejismo se puede mantener viva hasta el día de las elecciones, y si el hecho de que no se haga realidad después se puede achacar a la obstrucción de los villanos. Una de las muchas ironías de la política es que los mismos políticos que hacen todo lo que pueden para reducir la oferta son los que a menudo más se indignan con los precios altos. Siempre y cuando los votantes se lo traguen, los políticos lo seguirán vendiendo.
Haga una lista de aquellos políticos que afanan en prohibir que se extraiga petróleo de nuestro propio suelo. A continuación haga una lista de aquellos que más se enfadan con el elevado coste de la gasolina. No se sorprenda si ve los mismos nombres en ambas listas. Ahora haga una de aquellos políticos que más se lamentan de la ausencia de "vivienda asequible". A continuación escriba los nombres de quienes han apoyado de forma más insistente las restricciones a la construcción de vivienda nueva bajo los eslóganes de leyes de "espacios abiertos", políticas de "protección agrícola", evitar "la expansión urbana sin control" y otras frases políticamente tranquilizadoras. De nuevo, no se sorprenda de ver a los mismos tipos en ambas listas.
De verdad, ¿es demasiado "complicado" figurarse que apartar del mercado enormes cantidades de terrenos encarecerá más el precio de los restantes? ¿O que las viviendas construidas sobre terrenos muy caros serán muy caras? A pesar de la actual caída en los precios de la vivienda, un anuncio reciente en un periódico de Palo Alto, California, mencionaba un solar vacío a la venta por 879.000 dólares. Basta con que se construya ahí algo más elaborado que una tienda de campaña para que estemos hablando de una casa que cuesta más de un millón, por muy humilde que sea.
Y es que en muchos de los sitios donde los precios de la vivienda son muy altos, sólo se ven casas muy modestas en terrenos muy reducidos. El SanFrancisco Chronicle publicó un artículo sobre un estudiante de doctorado que buscaba un lugar para vivir y no veía más que "un cuchitril de precio exorbitante tras otro". No es nada raro que, en aquellos lugares donde los políticos han encarecido la vivienda mediante las restricciones al uso bajo bellas excusas mientras al mismo tiempo lamentan la ausencia de vivienda asequible, el terreno cueste más que la casa construida sobre él.
Mientras los políticos puedan ganar los votos de unos manifestando públicamente su dolor por los precios de la vivienda y los de otros restringiendo la construcción de vivienda nueva, contarán con una coalición ganadora en el momento de las elecciones, que es de lo que se trata. Los economistas pueden señalar que los diferentes miembros de esta coalición tienen intereses encontrados que se resolverían mejor a través de la competencia en el mercado. Pero ¿cuántos economistas han reunido alguna vez una coalición ganadora?
Siempre que los votantes prefieran héroes y villanos a oferta y demanda, este juego continuará, y no porque oferta y demanda sean demasiado complicadas de entender, sino porque no son emocionalmente satisfactorias.
Thomas Sowell es doctor en Economía y escritor. Es especialista del Instituto Hoover.
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