Cuando ellos duermen nosotros progresamos

Centro de Estudios Liberales

“El mundo progresa cuando los políticos duermen”, dice Antonio Escohotado. Por eso no hay que despertarlos. La modorra del político es el antídoto contra la política rentista. Cuando los políticos se abandonan a la somnolencia, la penumbra del amanecer se disipa y el rayo de luz deja de ser una promesa para los demás. Las prebendas y sinecuras se extinguen con el sueño pesado del burócrata. También sus sellos, el formulario, la espera, el ticket, la bullanga del ministerio, la coima prevista (el regateo protocolar), la licencia, de nuevo la espera, la parrafada con el funcionario y el trámite se estrecha.

Pero Salvador del Solar está muy despierto: abrasante. Sostuvo que el crecimiento económico de los últimos 25 años se debe al gran aporte que la política ha dado al libre mercado, por lo que la pobreza se ha reducido y las inversiones se han incrementado. ¡Ditirambos para el gobierno (para todos)! En medio del mare magnumde su escritorio, supo no ponerle trabas al mercado. 25 años limpiándole el camino a la oferta y a la demanda y no nos habíamos percatado.

Pero Salvador está muy despierto: titánico. Propuso que las cuerdas separadas que debemos unir son lo privado y lo público, porque “hemos descuidado lo público y hemos fortalecido lo privado” (…) y que fortalecer lo público “no significa una amenaza a la empresa, sino una tarea de hacer cumplir las normas que regulan al mercado”. ¿Y quién regula al regulador, Salvador?, ¿cómo fortalecer lo público sin franca refriega con lo individual? Y otra vez Escohotado: “que la intervención signifique restringir el mercado, el que dice eso, no sabe lo que dice”.

El Banco Mundial publicó en el 2016 que estuvimos en el puesto 54 del ranking que mide la facilidad para hacer negocios e inversiones. Hoy estamos en el 58. Hemos retrocedido, Salvador. Y no te habías percatado. Nos tomamos un mes para completar los trámites y emprender un negocio; 9 días demora en Colombia. No solo en el fútbol nos han superado los cafetaleros, también en los negocios. Se avisparon. ¿Y el permiso de construcción? Empalidecemos con el descuido: más de medio año para conseguirlo; 73 días en Colombia. Y preferible osar la comparación con el vecino del norte, para no restregar la herida con el vecino del sur.

La ley, antes que ser útil para defender el ejercicio de nuestra individualidad, Salvador, en cuanto a nuestra libertad y propiedad, se ha convertido en un aparato de expoliación. Y en esto hay que ser contundente: el político es la principal afrenta contra la autonomía de la voluntad. Si el mundo progresa cuando los políticos duermen, ¿qué detendrá al mundo si el sueño de estos se convierte en un coma profundo? Vestidos de tafetán funerario, lo descubriremos con una sonrisa dibujada.