El método literario de Ayn Rand
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República, Guatemala
AynSus héroes no son gladiadores de la Roma antigua o caballeros de la Edad Media que tienen sus aventuras en reinos imposibles, sino que arquitectos, ingenieros, científicos, industriales, empresarios, hombres que pertenecen a la tierra y que actúan en la sociedad actual.
El propósito principal de sus cinco novelas –Ideal, Los que Vivimos, Himno, El Manantial, La Rebelión de Atlas– no fue la conversión filosófica de sus lectores (aunque todas tienen un tema filosófico principal), sino que proyectar y hacer real los caracteres que son los héroes de sus libros. El deseo de hacer visible al hombre ideal fue lo que la llevó a escribir las novelas y la necesidad de definir lo que hace posible a un hombre ideal, la llevó a formular el contenido filosófico de esas novelas:
“Tuve que [crear un marco filosófico propio], porque mi visión básica del hombre y de la existencia estaba en conflicto con la mayoría de las teorías filosóficas existentes. Para poder definir, explicar y presentar mi concepto del hombre, tuve que volverme una filósofa en el sentidoespecífico del término.” [AynIntellectual, Prefacio, New York, 1961].
Por su naturaleza, toda obra de arte hace visible en una imagen concreta, ya sea implícita o explícitamente, una metafísica, una visión de la existencia, del hombre y de su relación con ésta. Para ser exacto, proyecta un corolario emocional de una metafísica, lo que Rand llamo ‘sentido de vida’. Puede presentar la imagen de un sentido de vida malevolente o un sentido de vida trágico o un sentido de vida heroico oyo lo veo, esto es lo que verdaderamenteinteresa
La visión que el artista tiene del mundo determina el sujeto que elige presentar y cada detalle de cómo lo presenta, determina el “qué” y el “cómo” de su trabajo. Muestra su estimación metafísica por medio de lo que elige incluir u omitir, lo que elige enfatizar o ignorar –por medio del sujeto que elige, de los aspectos particulares que enfatiza, de los atributos en que se enfoca. Puede hacer una escultura del hombre como un dios Griego o como una monstruosidad deforme Orientalmetafísico de la existencia del hombre, aunque ese estimado sea sólo en la forma de una emoción, de lo que “siente que es correcto” en su proceso creativo. Por lo mismo revela un tipo de carácter, de psicología y de visión del mundo –la suya.
El arte trata con valores y la elección del artista es sólo que tipo de valores va a presentar en su obra. El arte trata con la esencia de las cosas y la elección del artista consiste sólo en que considerará como la esencia de las cosas, que tipo de sentido de vida va a proyectar. ¿Es el genio o el psicópata el que debe tomarse como el representativo del hombre? ¿Es la eficiencia o la impotencia la característica fundamental de la relación del hombre con la existencia? ¿Es el éxito y la felicidad o la derrota y la miseria lo que constituye la esencia de la vida?
Así como en cada obra de arte hay una confesión psicológica, también la hay en cada respuesta estética. Uno responde estéticamente a aquello que refleja y confirma su propio sentido de vida. Aquello que nos causa placer y gozo en la obra de arte es el indicador más elocuente de nuestros valores fundamentales y sentido de vida o filosofía. Si uno disfruta leyendo sobre hombres íntegros, hábiles y de fuertes convicciones morales, y si uno se aburre con historias de hombres impotentes, maliciosos, débiles y depravados, uno revela tener un cierto tipo de espíritu. Por el contrario, si uno disfruta las historias de hombres impotentes, depravados y maliciosos, y se aburre al leer sobre hombres íntegros, hábiles y de fuertes convicciones morales, uno revela otro tipo de espíritu. El deleite artístico no es “cuestión de gustos”, sino que un asunto de visión metafísica.
Aynson posibles para el hombre, el triunfo, la alegría y el florecimiento, y aunque no le están garantizados, son asequibles por la eficacia de su propio esfuerzo. Con los novelistas Románticos del siglo XIX, como Víctor Hugo, comparte Rand la visión del hombre como un ser volitivo, con libre albedrío, cuyas acciones no están determinadas por el destino ni por los dioses ni por trágicas fallas genéticas ni por la sociedad, sino que por los valores que ha elegido. Pero se diferencia de esos escritores en los valores particulares que considera apropiados para el hombre, y por tanto, difiere en su visión de la naturaleza de la vida del hombre en la tierra.
Continuará.
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