Reflexiones sobre el “atentado” a Maduro
El sábado 4 de agosto ocurrió un suceso extraño en Venezuela. En momentos en que el dictador Nicolás Maduro estaba pronunciando en Caracas un discurso por el 81 aniversario de la fundación de la Guardia Nacional Bolivariana, se escucharon dos fuertes explosiones.
En los videos observamos que Maduro, su mujer y la gente que le acompañaba en el estrado miraron hacia arriba, y luego fue un desbande. Algo similar ocurrió con los soldados que había desfilado: rompieron filas y corrieron para ponerse a salvo. Sin embargo Maduro estaba extrañamente tranquilo…
Es lo único que se sabe a ciencia cierta. Lo demás, es especulación.
Algunos creen que el “atentado” fue una mise en scéne organizada por el propio gobierno mientras otros sostienen que fue ejecutado por contrarios a la dictadura chavista.
Sea de un modo u otro, es notorio que Maduro y secuaces inmediatamente lo utilizaron como excusa para desviar la atención de la tragedia venezolana. Además, como justificación para perseguir con mayor saña a la oposición política, militar y civil.
Otra cosa que quedó explícita, es que para Maduro sólo su vida tiene valor. Resulta repugnante oír a este genocida referirse al atentado con indignación, cuando sabemos que él es el principal responsable de impedir la ayuda humanitaria internacional para los ciudadanos, que están siendo asesinados mediante el hambre y enfermedades curables.
Ergo, la inmensa mayoría de los venezolanos aborrece a Maduro por razones bien justificadas. Eso quedó claro tras lo sucedido.
Por ejemplo, por cadena de radio y televisión Maduro pregonó con dramatismo: “¡Hoy han intentado asesinarme!”.
¿Cuál fue la respuesta de los habitantes?
Indiferencia total. Ni siquiera los chavistas salieron a la calle a manifestarle apoyo. Tan patente fue esa reacción, que Maduro organizó de apuro una marcha “popular” de respaldo a su persona.
A nivel partidario, el grupo Voluntad Popular –liderado por el preso político Leopoldo López- en un comunicado expresó:
“En lugar de amenazar con muerte y violencia, y preocuparse solo por su seguridad personal, la dictadura de Nicolás Maduro debe permitir la urgente apertura de un canal humanitario para que se detenga el mayor atentado contra la vida de los venezolanos, que es la muerte […] por no poder acceder a alimentos y medicinas”.
Por su parte Salvatore Lucchese –expreso político y miembro de “La Resistencia”- declaró que el atentado fue una acción de “legítima defensa”, dado que la dictadura está diezmando al pueblo venezolano. Por consiguiente, “Estamos luchando no contra un régimen, sino contra unas bandas de delincuentes como la de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello”.
Lucchese es un excomisario que fue encarcelado en 2014, por negarse a reprimir las protestas antigubernamentales.
El movimiento “Soldados de Franelas” se adjudicó la autoría del atentado. En su cuenta de Twitter aseveró, que su objetivo era acercar dos drones cargados con explosivos C4 hasta el palco presidencial, pero “francotiradores de la guardia de honor derribaron los drones antes de llegar al objetivo”.
Sin embargo, no ofrecieron evidencia alguna de su supuesta vinculación con los incidentes del sábado.
Esa es precisamente la tónica. Es decir, tanto desde el gobierno como desde el otro lado, se habla mucho pero no se exhiben pruebas.
Por ejemplo, el ministro de Información de Venezuela, Jorge Rodríguez, expresó que cuando el acto estaba por concluir, “se escucharon unas detonaciones que las investigaciones ya establecen con claridad que correspondían a artefactos voladores de tipo drone […] que contenían una carga explosiva que detonó en las cercanías de la tarima presidencial y en algunas zonas del desfile”.
Rodríguez agregó que debido a la eficaz labor policial, casi de inmediato se detuvo a seis personas, a quienes se les acusó de “terrorismo y magnicidio en grado de frustración”.
Frente a esa situación, Lucchese aseguró que las “personas que están detenidas son gente inocente que no tiene nada que ver con lo que ocurrió”.
Pero a la dictadura eso le importa un comino. Ha demostrado ser un régimen inhumano y sádico. No le interesa la verdad sino dar rienda suelta a su crueldad. Cualquier excusa sirve a ese propósito porque sabemos que las “confesiones” de los detenidos fueron arrancadas mediante feroces torturas.
Tan expeditos fueron en esa tarea, que esa misma noche Maduro informó que habían sido “capturados parte de los autores materiales del atentado” y que ya estaban procesados. Sin embargo, no especificó en base a qué fueron declarados culpables “en tiempo récord”.
No es la primera vez que Maduro denuncia un atentado en su contra pero hasta el día de hoy, no ha presentado pruebas que respalden sus acusaciones. En los cinco años que gobierna, ha denunciado 20 supuestos intentos de asesinarlo.
Además, en la transmisión oficial del evento no se ve ningún drone. Varios medios periodísticos recogieron declaraciones de personas presentes en la conmemoración, que aseguran no haber visto artefactos de este tipo, aunque las versiones varían.
El diario español El País citó a “un militar presente en el acto, que se encontraba a pocos metros de Maduro” que dijo no haber visto drones, aunque sí haber escuchado “una explosión ‘como de mortero’ y a cierta altura”. Por su parte la agencia de noticias AP asegura, que tres bomberos que se hicieron presentes en el lugar de los hechos, dijeron que el ruido fue provocado por la explosión de una garrafa de gas en un apartamento cercano.
Por otra parte, Maduro culpó de inmediato a “la ultraderecha venezolana en alianza con la ultraderecha colombiana y que el nombre de Juan Manuel Santos está detrás de este atentado”. Sostuvo que “entrega la presidencia el 7 de agosto y no se puede ir sin echarle una broma a Venezuela, sin hacerle una maldad, un daño a Venezuela”.
Acusar a un país extranjero de perjudicar a los nacionales, es la estrategia a la que recurren los déspotas en épocas de crisis. ¿Para qué? Para inflamar el nacionalismo y así aglutinar a la nación a su alrededor. Es lo que hicieron tanto Adlolf Hitler en Alemania como Leopoldo Galtieridurante la dictadura militar Argentina, con su invento de la Guerra de las Malvinas.
Desde esa perspectiva Michael Shifter -presidente de Diálogo Interamericano– indicó que la acusación realizada por Maduro es consistente con su forma de actuar. Su característica es “buscar conspiraciones y actores externos en Colombia para apelar al nacionalismo en Venezuela mientras el país se encuentra en una situación desastrosa”. Pero “hasta ahora, que yo sepa el presidente Maduro no ha presentado ninguna prueba de eso”.
En el exterior se desconfía de la versión oficial de lo sucedido. Eso se comprueba por la cautela exhibida por las cancillerías de diversos países al referirse a ese episodio.
Para empezar, de los supuestos heridos que el gobierno denunció, sólo se mostró la fotografía de un militar uniformado con una herida en la cabeza. Rodríguez había manifestado que entre los lesionados había mujeres pero no mostró imágenes.
Las suspicacias aumentan dado que la ausencia de imágenes en un acto violento en una celebración de carácter público, es algo inusual; tampoco se mostraron a los drones destruidos.
En conclusión, lo único que ha quedado probado con este confuso “atentado”, es que Maduro se siente a gusto infiriéndoles dolor a sus conciudadanos…
Hana Fischer es uruguaya. Es escritora, investigadora y columnista de temas internacionales en distintos medios de prensa. Especializada en filosofía, política y economía, es autora de varios libros y ha recibido menciones honoríficas.
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