¿Por qué usamos criptomonedas?
Paul Krugman, premio nobel de economía, es un abierto opositor a Bitcoin y las criptomonedas. Lejos de plantear los argumentos trillados de los detractores usuales, Krugman plantea una duda escéptica respecto de la utilidad de Bitcoin.
El escepticismo es una vieja tradición filosófica que se remonta a los orígenes de la disciplina en la antigua Grecia. La base del escepticismo reside en señalar la falta de argumentos convincentes para tomar una posición a favor o en contra respecto de un punto de vista. La moderación característica de los argumentos escépticos y su reticencia a las respuestas fáciles, los hace difíciles de rebatir.
El argumento del premio nobel es el siguiente: el dinero fiduciario existe no por una razón meramente arbitraria, sino porque es la mejor solución que la humanidad encontró al problema del comercio. Siguiendo su línea de pensamiento, explica que Bitcoin es una tecnología cara de mantener, difícil de escalar y no tiene anclaje en el mundo real, entonces ¿qué ventajas tienen las criptomonedas respecto del dinero tradicional?
La pregunta nos obliga a dejar los detalles técnicos de lado y responder a un nivel fundamental por qué muchos elegimos adoptar esta tecnología.
El origen del dinero fiduciario
Para entender el problema vamos a tener que hacer una breve y esquemática reconstrucción de la historia del dinero. Como expliqué antes, Krugman señala que el sistema monetario actual, basado en el dinero fiduciario, es la mejor solución que encontró la humanidad al problema del comercio.
En principio, el oro y la plata se convirtieron en grandes vectores de comercio. Servían para forjar monedas, tenían buena durabilidad y eran escasos. Con el crecimiento explosivo del comercio a partir de la Revolución Industrial, transportar sumas de oro se volvió un proceso más complicado. Entonces el mercado evolucionó a usar notas que representaban una cierta cantidad de oro atesorado en un banco. Luego, con la creación de los bancos centrales, este sistema fue adoptado por los estados. Hasta que finalmente el oro fue reemplazado por el sistema actual de dinero fiduciario; hoy el dinero ya no está respaldado por un equivalente en oro, sino por una promesa de pago (un bono de deuda).
¿Porqué si ya existe una solución efectiva al comercio, el dinero fiduciario, necesitamos agregar una capa de complejidad con un sistema como Bitcoin?
Deconstruyendo el argumento del costo
En primer lugar, podemos replantearnos el problema de los costos: ¿es bitcoin más costoso que el dinero en efectivo? Mientras que este argumento puede ser cierto en el contexto desde el cual escribe Paul Krugman, se vuelve un poco difuso desde la perspectiva de países menos desarrollados.
Miremos el ejemplo, un poco extremo, de nuestro país. En Argentina la malversación gubernamental de los fondos públicos es una de las fuentes de las crisis económicas cíclicas a las que estamos sometidos, junto a la devaluación constante de nuestra moneda. Desde 1950 hacia acá en Argentina hubo cinco signos monetarios diferentes. El costo del dinero en efectivo, para nosotros, es altísimo. Pero no alcanza con poner un solo ejemplo.
Veamos qué pasa con el resto del mundo. Si nos guiamos por el índice de desarrollo humano (elaborado por la ONU para medir el éxito económico y social de un país), podemos considerar “países desarrollados” a la mayor parte de Europa, además de Estados Unidos, Europa, Corea, Japón, Australia, Rusia y Arabia Saudita. El último de ese grupo es Kuwait y en total concentran cerca del 15% de la población mundial.
¿Qué pasa con el resto del 85%? El resto del planeta tiene, en general, serios problemas respecto de su infraestructura económica y financiera. Las criptomonedas se presentan como una excelente alternativa dado que no dependen de las decisiones de un gobierno y cualquiera puede acceder a comprarlas sin más que una conexión a Internet.
Es complejo entender los beneficios reales de esta nueva tecnología desde la perspectiva de un país del “primer mundo”. Sin embargo, es indudable que el actual sistema basado en dinero fiduciario tiene demasiados costos que se trasladan directamente a la sociedad y que afectan principalmente a los sectores más vulnerables. Un sistema financiero basado en tecnología Blockchain, por el contrario, habilita a que todos los costos sean calculables y predecibles y además reduce significativamente los costos operativos.
Bitcoin como “oro digital”
Bitcoin es especialmente útil como reserva de valor u “oro digital”. Revisemos esta analogía: el oro tiene varios atributos económicos que lo hacen deseable como método de ahorro: es escaso, es difícil de minar y tiene un precio estable.
¿Puede Bitcoin ocupar ese rol dentro de un nuevo sistema económico?
En economías en vías de desarrollo, no existe una infraestructura finaniera que permita, a cada ciudadano, acceder a una porción de oro como método de ahorro. Por otro lado, la compraventa de divisas extranjeras como el dólar muchas veces está prohibida o restringida, como es el caso actual en Venezuela.
Bitcoin, en cambio, es un sistema que puede desarrollar infraestructura de manera muy sencilla y es accesible desde cualquier lugar del planeta, es prácticamente anónimo, escaso y resistente a la censura.
Puede ser una alternativa viable al oro como reserva de valor. El único escollo que enfrenta es su volatilidad, a diferencia de la cotización del metal, que es muy estable. Pero muchos confiamos en que la creciente adopción del bitcoin tiende a hacer cada vez más estable su precio.
Por otro lado, en menos de una década, Bitcoin permitió la creación de una infraestructura global que permite sostener su sistema y el de otras miles de criptomonedas. Una silenciosa revolución que empezó con hacktivistas y ciberpunks usando sus computadoras para “minar” esta primera criptomoneda.
Tal vez no exista una respuesta definitiva a la duda escéptica de Paul Krugman. Pero para nosotros, los ciudadanos del mundo (no tan) desarrollado, las criptomonedas -y la infraestructura que estamos construyendo alrededor de su ecosistema- son hoy una alternativa concreta que nos permite superar las limitaciones del mundo financiero tradicional y crear herramientas y soluciones reales a un solo click de distancia.
El autor es cofundador y CEO de Ripio.
- 23 de enero, 2009
- 23 de diciembre, 2024
- 24 de diciembre, 2024
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