Libertad de “Net-xpresión” en Guatemala
En el XI informe de labores que presentó la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, CICIG, le dedicó unas páginas a los medios de comunicación, redes sociales y viralización de noticias falsas. En este apartado se menciona, entre otras cosas, los esfuerzos que han hecho para comunicar su trabajo, así como la importancia del papel que juegan los medios de comunicación en la difusión de los casos que han presentado.
En el tema de las redes sociales mencionan que “se desplegó en las redes sociales una campaña organizada contra los actores que lideran y apoyan la lucha contra corrupción; operadores de justicia, líderes de la sociedad civil, periodistas y, especialmente la CICIG y algunos miembros visibles de su equipo”.
Más adelante explican cómo identifican los netcenter y los definen “como grupos anónimos que crean múltiples cuentas en redes sociales, pero que no representan a una persona física”. Más adelante, explican que se utilizan esta estrategia para incidir en la opinión pública y crear tendencias artificiales.
El tema de los netcenter no es algo nuevo ni propio de Guatemala, no es ni siquiera un tema exclusivo del combate a la corrupción. Desde hace mucho tiempo, han existido grupos de personas que han buscado influir en la opinión pública para conseguir su apoyo o favores, muchas veces recurrieron a leyendas o “noticias falsas” para conseguir tales fines.
Esta situación generó, por un tiempo, el control férreo de la información que circulaba. Por lo general, era la Iglesia la que controlaba la información y censuraba, incluso torturaba, a quiénes cuestionaban o contradecían el discurso oficial. Esto conllevó a los excesos que ya conocemos, excesos que se justificaron con la salvación del alma de quien atormentaban y de quiénes estaban expuestos a dichas ideas.
Si bien es cierto que los netcenter buscan incidir en la opinión a través de las redes sociales, tan bien es importante remarcar que cada vez más hay una enorme cantidad de información que nos permite verificar lo que leemos. Actualmente la información está descentralizada y podemos en muchos casos escuchar, leer o ver varias versiones de un mismo hecho para sacar conclusiones, determinar cuál se apega a la realidad, cuál carece de sustento y sólo se trata de falacias ad hominem.
Esta diversidad es posible porque aún existe la libertad de expresión. Esa libertad que muchos politiqueros o burócratas, tanto nacionales como internacionales, quisieran fuera limitada o, mejor aún, controlada.
La libertad de expresión es valiosa para limitar a los políticos y denunciar los abusos de poder de cualquier funcionario. Es la que hace posible la discusión de ideas a favor o en contra de un tema, es la que permite explorar y buscar la verdad de los hechos.
Es porque aún existe libertad de expresión que se puede estar a favor o en contra de las acciones de la CICIG, que no es lo mismo que estar a favor o en contra de la lucha contra la corrupción. Que se pueden criticar propuestas como las de crear delitos como el “acoso político” o la “violencia política”.
Los netcenter no deben servir de excusa para que la CICIG o los diputados pretendan sugerir o imponer una censura a la libertad de expresión. Es preferible, por mucho, un ciudadano libre de pensar, discernir y tomar decisiones con la información que obtiene libremente; que un ciudadano “protegido” por los burócratas de pensar, discernir y tomar decisiones.
- 23 de enero, 2009
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