Israel: Tecnología para hacer florecer a un desierto
República, Guatemala
La semana pasada, en una entrevista sobre el tema económico en Guatemala, el entrevistador comentó lo que había afectado a unos guatemaltecos la sequía a media época lluviosa a un grupo de campesinos de una región del país donde perdieron sus cosechas y esto afectó totalmente sus ingresos. Inmediatamente pensé en Israel donde los desiertos están llenos de cultivos muy productivos bajo la tecnología de riego automatizado por goteo, acolchados (mulch) e invernaderos cubiertos ya sea de plástico o redes plásticas.
¿Por qué en Israel han podido hacer florecer los desiertos mientras que, en Guatemala, con toda la lluvia, maravilloso clima y agua que tenemos, pasamos estos problemas? ¿Qué hicieron los israelitas que podamos hacer nosotros para reducir el riesgo de las condiciones climáticas como una sequía o exceso de lluvia?
Hace apenas 70 años Israel se convirtió en país y contaba con 650,000 habitantes. Luego de guerras y hostilidades en su contra ha llegado a ser un país desarrollado con casi 9 millones de habitantes al día de hoy y un PIB per Cápita de poco más de $35,000 (ppp). Su ranking en el índice de Libertad Económica del Heritage Foundation es 31 considerado como un país mayormente libre. Su crecimiento económico promedio de los últimos 5 años ronda los 3.3%. Mientras tanto, Guatemala con casi el doble de población (casi 17 millones de habitantes) tiene apenas un PIB per Cápita de $. 8,000 (ppp), es decir, 4.4 veces menos que el de Israel. Ocupa el puesto No. 73 en el “ranking” del índice de Libertad Económica del Heritage Foundation y ha tenido un crecimiento económico promedio en los últimos 5 años del 3.6%.
El hecho que Israel tenga sea un país más libre económicamente hablando que Guatemala le ha ayudado a recibir mucha más inversión de capital que a nosotros. Mientras que el flujo de inversiones directas en Israel es de $12.3 mil millones anuales, en Guatemala apenas es de $.1.2 mil millones, es decir, 10 veces menos. Todas estas inversiones de capital sumadas a la creatividad e invenciones de los israelitas les han permitido no sólo desarrollar tecnologías agrícolas que implican controles automatizados de riego por goteo con dosificaciones exactas de agua y nutrientes para el crecimiento adecuado de las plantas. Control de las malezas, temperatura del suelo, reflexión de luz y mantenimiento de la humedad a través de los acolchados (películas plásticas que se colocan en el suelo donde se siembran las plantas a cultivar), bajo techos que pueden ser invernaderos de plástico y que sirven para controlar la temperatura del interior así como la reflexión de la luz o techos de mallas plásticas que permiten la ventilación en sitios donde las temperaturas pueden llegar a los 40 o hasta los 50 grados C y protegen las plantas de las plagas y vientos fuertes. Toda esa tecnología que ya se aplica en Israel, implica inversiones iniciales fuertes de capital. Y esto es lo que nos falta en este país.
¿Por qué nos falta estas inversiones de capital? ¿Podemos tener esta tecnología en ciertas zonas del país? Nos falta el capital porque a diferencia de Israel no garantizamos le mismo en forma segura. Sin entrar a mucho detalle, la resolución de la Corte de Constitucionalidad en el caso de la Mina San Rafael y las hidroeléctricas Oxec I y II, así como la permisividad de las invasiones de fincas, han desincentivado nuevos flujos de inversiones en cualquier industria. La falta de certeza jurídica, seguridad y reglas claras hacen que los flujos de capital se vayan a países donde estas condiciones son mejores que las nuestras. Ahora bien, en Guatemala existe la misma tecnología que usan los israelitas, pero en menos cantidad. Hay algunas empresas que lo están usando y son exitosísimas. La inversión inicial es alta pero los rendimientos de los cultivos lo compensan. ¿Por qué no tienen los campesinos estas facilidades de invertir inicialmente en estas tecnologías? Porque precisamente nos falta capital y nos falta y mayor nivel de ingresos per cápita. En pocas palabras, nos falta crecer más y más rápido.
Los israelitas son admirables por todo lo que han hecho. Nos han demostrado que la agricultura puede ser un cultivo sin riesgo climático además del riesgo de los precios bajos, ya que un cultivo controlado puede producir en la fecha en que no abunde el producto que vamos a cosechar. Podemos aprender mucho de ellos. Tenemos tierra maravillosa, gente muy trabajadora. Sólo nos falta esas condiciones para que los capitales fluyan en mayor cuantía y podamos proporcionar esas tecnologías a los campesinos, con financiamiento e inducción para que hagamos que la agricultura de nuestro país sea mucho más productiva, sin exponerse al riesgo del clima y del vaivén de los precios.
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