La utilidad de Bitcoin
economistas y profesionales de los mercados financieros cuestionan el valor de Bitcoin puesto que consideran que no tiene valor intrínseco ni utilidad. Es decir, el poseedor de Bitcoin no recibe ningún rendimiento como podrían ser dividendos o intereses por el mero hecho de poseerlo y, al contrario que el oro o la plata, a Bitcoin tampoco se le conoce ningún uso industrial. No tiene ningún otro uso aparte de servir como moneda.
Bien, no cabe ninguna duda de que cuantos más usos diferentes tenga un bien económico, aumentará no sólo su valor sino muy probablemente también su liquidez, liquidez entendida como la posibilidad de vender gran cantidad de ese bien sin que la propia venta altere en exceso su precio.
Es necesario aclarar que las monedas actuales cumplen su función de medio de cambio desde su naturaleza de crédito ya que representan la obligación de un tercero, y esto es así porque para la moneda fiat es obviamente imprescindible que el emisor se obligue a aceptar su propia moneda para cancelar deudas con él. En este comentario nos estamos centrando de forma exclusiva en aquel medio de cambio que no representa la obligación de nadie, y como ya hice en artículos anteriores, en aras de la claridad me referiré a este concepto como Dinero (en mayúsculas).
El gran problema que tienen la mayoría de las corrientes de pensamiento económico es que no acaban de aceptar el concepto de utilidad monetaria. Es decir, no conciben que algo sea útil simplemente por el hecho de servir como medio de cambio. Y no lo conciben porque consideran que en el caso del Dinero primero debe ser valioso antes de ser útil como Dinero, cuando para el resto de bienes económicos el valor proviene de su utilidad: por ejemplo, valoramos el pan porque es útil como alimento.
No puedo estar más en desacuerdo con la afirmación de que el Dinero ha de tener primero valor para poder ser útil. El valor deriva siempre de la utilidad y el Dinero no es ninguna excepción. El Dinero facilita la coordinación entre personas (intercambio de bienes y servicios), la coordinación en el tiempo (el ahorro), la división del trabajo, es decir, el comercio en general. El Dinero es una institución extremadamente útil igual que otras instituciones como el lenguaje o las leyes que también son esenciales para la cooperación humana. ¿Tiene sentido plantearse que el lenguaje ha de tener valor para poder ser útil? Evidentemente, no. Ahora bien, el Dinero ha de ser un bien económico y, por tanto, la oferta ha de ser menor que la demanda, de lo contrario sería un bien libre que no tendría sentido intercambiar.
Pero antes de hablar de cantidades hay que hablar de cualidades. No tiene sentido cuantificar lo que aún no hemos cualificado. El mercado decidirá en cada momento qué cualidades son las más adecuadas para determinar si un bien sirve como Dinero o no, cualidades como la facilidad de transporte, que sea difícil de falsificar, fácil de identificar, fácil de atesorar y desatesorar, fácil de usar, duradero, accesible, divisible o fungible. Bitcoin parece que pudiera cumplir extremadamente bien casi todas estas propiedades a excepción de la facilidad de uso (tiene que mejorar) y la fungibilidad (no es totalmente anónima). Por tanto, el origen del precio de Bitcoin es que el mercado considera que podría ser útil como Dinero, y sería útil como Dinero porque parece tener las propiedades necesarias. Uso el condicional porque Bitcoin es un bien extremadamente nuevo y es lógico que exista incertidumbre sobre si sus propiedades van a mantenerse en el tiempo o si se solucionarán o no los problemas de fungibilidad o facilidad de uso.
Una vez que tenemos esto claro, las críticas sobre la volatilidad de su precio y que debido a ella es muy difícil su adopción generalizada no tienen demasiado sentido porque, en primer lugar, la reducción de la volatilidad será una consecuencia de una mayor adopción, nunca al revés. Esto es así no solo para el Dinero sino para cualquier otro bien económico. La adopción, si llega, llegará porque el mercado confirme que efectivamente Bitcoin tiene las propiedades que parece tener y encuentre la forma de mejorar sus carencias. Esto es un proceso largo en el tiempo.
Quisiera terminar destacando una diferencia muy importante entre Bitcoin y los sistemas monetarios actuales. La accesibilidad. Accesibilidad no solo para utilizarla sino para desarrollar cualquier tipo de servicio sobre su infraestructura, que recordemos consiste en una red de pagos internacional extremadamente segura y que poco a poco va ofreciendo cada vez más funcionalidades.
El único requisito previo para poder acceder a la red de Bitcoin es disponer de una conexión a Internet. Una vez se tiene acceso, éste es a la totalidad de sus funciones. Es decir, el equivalente a tener acceso a Bitcoin no es tener una cuenta corriente en tu móvil sino tener todo un banco en tu bolsillo. Cualquiera puede utilizar o desarrollar una aplicación o servicio utilizando la red Bitcoin sin necesidad de que ninguna entidad tenga que darle permiso. En este sentido la utilidad de Bitcoin es claramente mayor en los países en vías desarrollo, que teniendo cierta facilidad de acceso a Internet están poco bancarizados o tienen sistemas monetarios fallidos. Es razonable esperar que, salvo debacle monetaria, en Occidente la adopción masiva, si llega, llegará más tarde.
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