Complicado horizonte financiero de aquí a octubre en Argentina
La difícil situación electoral que se le presenta al Gobierno de cara a las elecciones de octubre ha llevado a comentarios demasiado voluntaristas en términos que el gobierno tiene que mostrar una fuerte iniciativa de aquí a las elecciones para remontar el resultado adverso. La realidad es que si el resultado electoral tiene que ver con el mal desempeño de la economía desde abril de 2018 hasta ahora, ya no queda mucho margen para revertir el malhumor de la gente en base a la economía. Obviamente, estoy partiendo del supuesto que el resultado electoral adverso del oficialismo se debe, fundamentalmente, al tema económico.
Si bien el Gobierno logró dominar el mercado de cambios con fuerte apoyo externo y altísimas tasas de interés, y consiguió bajar la tasa de inflación mensual frenando la expansión monetaria, pisando el tipo de cambio y postergando los ajustes de las tarifas de los servicios públicos, el impacto de la recesión fue tan fuerte que el voto castigo no parece venir solo de los sectores más humildes, sino de una clase media que vio caer su poder adquisitivo y su nivel de vida, además de la creciente desocupación.
Dos grosores errores cometió el gobierno de Cambiemos que hoy le cuesta un resultado de las PASO sumamente adverso. El primero es nunca haber contado la herencia recibida y apostar al optimismo y el entusiasmo. Demasiado voluntarismo y poca ciencia. El segundo error fue creer que no se requería de un plan económico que generara un shock de confianza para ir avanzar luego en forma gradual en las reformas.
El problema que se presenta de aquí a octubre es que el resultado de las PASO deja en la puerta de ganar las elecciones al kirchnerismo, una alianza electoral fuertemente populista y con aliados claramente adversarios de toda reforma económica necesaria para entrar en la senda del crecimiento. Pino Solanas primer candidato a diputado por CABA y Mariano Recalde primer candidato a senador también por CABA son una clara señal que muestran ninguna vocación por la reforma laboral, la reforma impositiva y del estado, como reformas mínimas.
Sin ese horizonte de cambios estructurales la confianza de los agentes económicos puede generar fuertes tensiones en el mercado de cambios que sigue montado en el arbitraje tasa versus dólar vía las Leliq. Como se sabe, la gente apuesta a que la tasa le va a ganar al dólar y por eso hacía sus depósitos a plazo fijo. Plazo fijo que los bancos utilizaban para comprar Leliq.
El último informe monetario diario del BCRA del 9 de agosto muestra que los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado crecieron el 2% en los últimos 30 días, es decir por debajo de la tasa de interés, con lo cual se estaba marcando una clara tendencia a dolarizar las carteras desarmando posiciones en plazo fijo, dolarización que no se traducía en huida del sistema financiero porque crecían los depósitos en dólares.
Si de cara a las PASO ya había comenzado una incipiente dolarización, es probable que ese proceso se acelere de aquí a octubre si el Gobierno no muestra que puede recuperar el terreno perdido.
En caso de verificarse ese escenario, si el Gobierno no quiere una estampida cambiaria tendrá que poner toda la carne en el asador para frenar la suba del tipo de cambio vendiendo cuánta reserva tenga en el BCRA.
No es fácil imaginar anuncios económicos que hagan cambiar por completo las expectativas de los agentes económicos. Dicho en otras palabras, no veo qué puede anunciar el Gobierno para generar un shock de confianza que modifique significativamente el humor de los electores. Además, tampoco tiene margen en el Congreso para encarar, a dos meses de las elecciones de octubre, reformas que mejoren la economía. Pero aunque tuviera ese margen llevaría tiempo ver el fruto de las mismas. Es decir, no se verían los resultados positivos antes de octubre.
En síntesis, desde el punto de vista estrictamente económico el gobierno ya no tiene margen para llegar con un auge económico que lo favorezca en las urnas. Lo máximo que puede lograr es evitar un desborde cambiario y financiero de aquí a octubre.
Dos grandes oportunidades tuvo Cambiemos para generar los cambios económicos que le dieran sustento al crecimiento económico y llegar bien parado a estas elecciones. El primero el 10 de diciembre de 2015 cuando teniendo un fuerte apoyo de la población no inició un plan detallando la terrible herencia recibida para tener margen de aplicar un plan sustentable. La segunda oportunidad la desperdició en las elecciones de medio término en 2017 cuando tuvo otro fuerte apoyo de la población. Ahora es tarde para no hacer lo que se quiso hacer en su momento.
Cambiemos gobernó para los que nunca iban a votarlos y traicionó a los que los votaron al no iniciar cambios estructurales. Francamente no veo, salvo una gigantesca reacción de espíritu republicano de no volver al pasado, como podrá evitarse el escenario que se presenta de aquí a octubre.
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