¿Era la guerra el único método para derrotar al nazismo?
Veteranos de guerra de Polonia asisten a la ceremonia de recordación del 80 aniversario del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el domingo 1 de septiembre de 2019, en Varsovia, Polonia.
Por Alejandro A. Tagliavini
Por exigencia de la URSS, que vence a los Nazis y ocupa Berlín, su capital, los austríacos han erigido en Viena un gran monumento al soldado soviético, y ninguno al inglés o americano.
Según de qué lado de Europa se encuentre, la historia oficial cambia. En el oriente, se “sabe” que la SGM fue ganada por Stalin que, por ello, de acuerdo a una encuesta de Levada, para los rusos es “el más sobresaliente personaje”, a pesar de que asesinó entre 20 y 30 millones de inocentes.
En el lado occidental, se “sabe” que la ganaron los Aliados, liderados por EE.UU. y Churchill. Las dos versiones son ciertas, ganaron Stalin y Churchill. Perdió la humanidad. Algo tan diabólico como la tiranía nazi no podía permanecer, pero ¿la guerra era el método?
Los argumentos de los gobiernos occidentales a favor de la guerra han probado ser falsos. Como dijo Charlton Heston, se terminó una tiranía, la de Hitler, pero se apuntaló otra peor, la de Stalin, más sangrienta, que propagó el comunismo, el terrorismo y la guerrilla por todo el globo, instaló a los Castro en Cuba que, a su vez, sostienen al chavismo.
Witold Pilecki, oficial polaco que quería corroborar los rumores sobre los crímenes nazis, en septiembre de 1940 se dejó atrapar y fue llevado a Auschwitz. Durante dos años y medio fue víctima y testigo de un infierno planificado a escala industrial. A pesar de sus peticiones, jamás se puso en marcha ninguna operación aliada al respecto.
Tras la guerra, Pilecki continuó recopilando información sobre las atrocidades durante la ocupación soviética. Fue descubierto y torturado, acusado de espía antisoviético y, antes de ser ejecutado, declaró que “comparado con esta gente, Auschwitz fue un juego de niños”.
Jan Karski era otro oficial polaco que se coló en el gueto de Varsovia. Escapó y llegó a entrevistarse con muchos como Roosevelt que, tras escucharlo en el despacho oval, sin hacer ninguna alusión a su escalofriante relato, le preguntó sobre los caballos polacos en el ejército. “Los judíos fueron abandonados por todos los gobiernos… Si sobrevivieron miles… fue gracias a la ayuda de personas individuales. Ahora, todos los gobiernos… dicen ´intentamos salvar a los judíos´…” aseguró Karski.
Y, finalmente, otro argumento era que el único modo de sacar a Hitler era por la fuerza. La SGM asesinó a unos 60 millones de personas, destruyó masivamente propiedad privada y cercenó la libertad de las personas hasta obligarlas a enrolarse y llevarlas a la muerte. Y, por cierto, los ejércitos aliados cometieron graves crímenes como la violación de cientos de miles de mujeres y niños y las bombas atómicas que asesinaron a unos 200.000 inocentes.
Difícilmente, aun con todas sus atrocidades, el nazismo habría provocado tantas muertes y destrucción antes de su inevitable caída ya sea porque se hubieran aniquilado con los soviéticos -y el mundo quedaba librado de las dos tiranías- o como ocurrió con la más poderosa URSS que cayó sola mostrando que los métodos pacíficos son los únicos eficientes, incluso en los casos de defensa propia y urgente.
El 1º de septiembre se recordaron los 80 años del inicio de la SGM con la invasión a Polonia, cuyo actual gobierno ensalza la guerra como un acto de patriotismo. Según la oposición, la narración del gobierno ultranacionalista está "destinada a educar al ciudadano según sus ideas, como ocurría con los totalitarios".
@alextagliavini
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