¿Estamos listos para el futuro de Cuba?
El futuro ha reservado para los cubanos la tarea más desafiante que tendremos que encarar en nuestra historia: el terminar y emerger del marxismo – la oportunidad de deshacerse de las injusticias y desquicies provocados por un régimen ya desacreditado y construir sobre sus ruinas un país nuevo.
Ese momento llegara cuando el sistema imperante deje de gozar de la fe de sus simpatizantes y no disfrute del temor de aquellos que se oponen al mismo. Para nosotros entonces la pregunta será: ¿Estamos listos para hacerle frente al cambio?
Cuba ha dejado atrás otras dictaduras en el pasado, pero la transformación que se nos avecina se parece en poco a las de antaño. No será fácil borrar seis décadas de comunismo. Aproximadamente 80% de la población cubana actual en la Isla nació y se ha educado bajo el tutelaje del Partido Comunista.
Conceptos claros de libertad, respeto por iniciativas individuales, protección de los derechos humanos y el Estado de Derecho son foráneos a la gran mayoría de los ciudadanos en la Isla.
En estos momentos en Cuba no hay instituciones cívicas o políticas que se puedan enumerar – el bastión primordial de cualquier sociedad no existe: la familia. La subsistencia material se logra en forma de subsidios bien en dólares del extranjero o dedicándose al limitado autopropismo en forma de paladares, prostitución o alquilando cuartos a "extranjeros" entre otros, sin mencionar la costumbre habitual de "robarle" al Estado (una de las llamadas formas de “resolver”).
¿Hay aquí algo nuevo que los cubanos no sepamos? No. Lo menciono con el propósito de recordarle a cada uno de nosotros la tarea ardua y difícil que habrá que librar para llevar a una sociedad regida totalmente por el Estado a una donde cada ciudadano sea soberano y el Estado entonces esté al servicio del mismo.
¿Somos los primeros en confrontar tal tarea? No. Hace ya unos 30 años que el muro de Berlín fue destruido y el imperio soviético se desintegro en la Europa Oriental. Sin presentar un estudio detallado es evidente que la mayoría de los países post marxistas han caído en círculos viciosos de medidas a medias tintas, de inflación, de déficits presupuestarios, de devaluaciones monetarias y de políticos miopes que han dado como resultado un socialismo acaramelado con una capa de "democracia".
En muchos países del mundo incluyendo Rusia, "la democracia" ha sido mezclada con una versión prostituida de la libertad, del Estado de Derecho y de instituciones políticas resultando en que los ciudadanos de los mismos no crean en el sistema de iniciativas libres en lo político y/o en lo económico – llegando al punto de preguntarse: "¿De esto se trata la democracia?”.
¿Seremos los cubanos inmunes a estas mismas dificultades y tribulaciones? No. Algunos dirán que la posición geográfica de Cuba en este continente y la existencia de un exilio cubano con grandes capacidades económicas e intelectuales jugaran un papel decisivo para que no se repitan las experiencias de los países ex comunistas de la década de los 90's – tal vez valga la pena acordarnos de las opiniones que circulaban en Cuba en 1959 y 1960 con respecto a lo imposible que sería para el comunismo establecerse permanentemente en medio del continente americano.
Para lograr una transformación exitosa necesitamos plantear una visión que conquiste los corazones y la mente de aquellos hombres y mujeres que han pasado sus vidas sin ilusiones bajo el dominio de un régimen comunista. Debemos presentar de una manera clara y decisiva principios ya probados al fuego de la historia sobre los cuales descansen la libertad.
Nunca se deben invocar principios para después ser sacrificados con la excusa que tenemos que "ser prácticos". El único camino practico es enumerar y defender de una manera racional esos principios y lograr el apoyo de los mismos por parte de la opinión publica. No hay excusas para invocar principios irrealistas o instituir programas utópicos, aunque los mismos cuenten con la mayoría de la opinión publica. Esto constituiría un abandono en la lucha por un cambio radical y fundamental en el periodo post marxista.
El futuro de Cuba necesitara que enumeremos y expliquemos los esquemas de corto y largo alcance para extirpar el marxismo y el socialismo de nuestra tierra. Esto puede convertirse a primera vista en consternación para muchos, aunque para otros constituiría un renacimiento de los sentimientos e ideas que alguna vez albergaron en sus mentes.
¿Sabemos a dónde vamos? En la conquista de las libertades debemos considerar los factores que las hagan factibles. Estos no se conceden por decretos o por mandatos que provengan de grupos políticos o gobiernos extranjeros. Estos deben proceder del ámbito cubano. Los resultados dependerán del orden de los factores en contradicción a la regla clásica del algebra.
Debemos esforzarnos para constituir una sociedad en la cual el papel que juega el Estado consista en estar al servicio del ciudadano y no al revés. Una sociedad donde el gobierno proteja los derechos individuales y utilice la fuerza solo en la defensa de los mismos y en contra de cualquiera que intente la violencia.
Necesitamos una sociedad donde la propiedad privada sea plenamente reconocida como el derecho individual más importante – una sociedad donde no se condene a nadie por sus éxitos o se subyugue al poder coercitivo del Estado por poseer empeños empresariales. Una sociedad donde el ciudadano pueda estar seguro que su integridad física como persona y sus propiedades estén libres de posible incautación. Debemos encauzar nuestros empeños en dejar atrás la creencia que el individuo y no las fuerzas estatales es lo maléfico que debe ser manipulado por una elite benefactora.
En el camino hacia el futuro de Cuba debemos analizar que trayectorias siguieron aquellos que nos precedieron en la tarea de poner fin al comunismo. La mayoría de los países de la Europa Oriental ya llevan 30 años en esta gestión y solo algunos de ellos han hecho mella en liberarse de las injerencias estatales aun cuando las mismas presentan una fachada de "democracias". Desde la desintegración de la URSS en 1990 – la corrupción ha dominado a esta, retrasando reformas y desalentando inversiones extranjeras vitales.
Nepotismo y sobornos han descorazonado y frustrado a los elementos jóvenes de esas sociedades en dichos países. Otra razón que contribuye ampliamente a la corrupción existente: el liderazgo es el mismo que existía durante la era soviética (Wall Street Journal 07/05/00 pág. A17).
Democracia sin la protección del individuo, de la propiedad privada y del Estado de Derecho (todos los ciudadanos son iguales ante la ley) es solo una pantomima. Debemos recordar que un cambio de poder reconvenido requiere rendir "algo" a los que lo entregan. En la Europa Oriental este "algo" fue el trueque de poder político por el económico y la población lo ha manifestado así: "Son los mismos quienes están todavía en el poder" y "En efecto, los viejos marxistas son los peores capitalistas".
Bulgaria llevo a cabo una transformación tan débil que la vieja guardia comunista está realmente en el poder. Rumania fue sin embargo violenta, pero en realidad los resultados son los mismos. Solo Polonia, Hungría, Estonia y la República Checa han logrado algunos cambios notables.
El futuro de Cuba necesita un análisis serio y cuidadoso en estos momentos mientras todavía estamos a tiempo de evitar y repetir los fallos de los últimos 30 años de post marxismo en Europa.
Muchas excusas se mencionaran y algunos dirán: "lo primero es derrocar a la jerarquía marxista en Cuba e imponer la democracia, crear partidos políticos y efectuar elecciones" — sin dejar de expresar que: "hemos tumbado dictaduras en el pasado y los EE.UU. nos ayudara como siempre " — etc. estas y otras serán traídas a colación pero las disyuntivas difíciles que nos esperan deben ser manejadas a la luz de principios concretos que nos conduzcan hacia la libertad de Cuba y su pueblo.
El propósito no es iniciar un programa de planificación social o político. Esto nos llevaría de vuelta a lo que se ha perpetrado por 60 años. Los planteamientos sobre la mesa deben ser aquellos principios y creencias que guiaran a la nación. ¿Qué es libertad, como la estableceremos y aún más importante como la vamos a salvaguardar?
¿Continuaremos con una economía mixta donde el Estado juegue un papel primordial o reinstauramos la propiedad privada la cual protege a los derechos humanos y le concede al ciudadano su soberanía?
¿Favoreceremos el establecimiento del Estado de Derecho o abogaremos por un país gobernado por influyentes grupos políticos e intereses financieros?
¿Exigiremos al gobierno responsabilidad fiscal y le restaremos a los políticos el control de la moneda o permitiremos que los dirigentes malgasten los recursos de la nación resultando en devaluaciones monetarias?
¿Apoyaremos la evolución de instituciones que contribuyan al surgimiento del Estado de Derecho o continuaremos con la "vieja maquinaria política marxista"?
¿Tomaremos el sendero de modificar la doctrina comunista y terminar en manos del socialismo bajo la bandera de "democracia" o permitiremos que la libertad descanse en los pilares de la propiedad privada, los derechos humanos, el Estado de Derecho y la estabilidad económica de las cuales entonces nacerá la democracia?
Es indispensable ponderar nuestro pasado y examinar la experiencia de otros pueblos que comparten con los cubanos el empeño de dejar en las páginas de la historia la tragedia del marxismo.
Aprendamos y aún más, pensemos, discutamos y analicemos ahora el camino a seguir. No esperen que alguien nos facilite esto. En estos momentos nos debemos considerar afortunados por disfrutar de los medios materiales y el tiempo para confrontar estas interrogantes. Tener buena fe e improvisar no nos garantizara el éxito. Al contrario.
En muchas ocasiones no nos preocupa lo que no sabemos sino más bien la oposición apasionada que expresamos acerca de algo que no entendemos, aunque creemos firmemente que lo comprendemos.
No debemos elegir entre socialismo o muerte. Este lema pertenece ya al pasado. Lo que realmente nos debemos preguntar: ¿Es posible el socialismo democrático? Lo he dicho anteriormente y lo repetiré una vez más: el socialismo democrático es un espejismo. Socialismo y democracia es intentar una incompatibilidad con tristes consecuencias. El socialismo y todas sus variantes lleva en si la destrucción de la democracia. Juntos no son la "tercera alternativa" sino el sendero cuyo derrotero es siempre el mismo: fabricar la miseria que impera en los países del Tercer Mundo.
Apatía y complacencia no son factores contribuyentes a nuestra situación. El futuro está por labrar, pero pronto este será el presente y lo que nos traerá será función de lo que hagamos ahora.
Terminar todo ensayo o escrito con unas palabras elocuentes es la meta de muchos oradores y ensayistas — este los deja con una interrogante: ¿podemos hacerle frente a otro fracaso en la historia de Cuba? La respuesta debe provenir de la conciencia de cada uno de nosotros.
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