¿El PIB importa?: reflexiones sobre su relación con el bienestar, la calidad de vida y el desarrollo económico
Por Erika Donjuan Callejo y Miguel Cervantes
“El PIB no tiene en cuenta la salud de nuestros niños, la calidad de su educación, o el gozo que experimentan cuando juegan, no incluye la belleza de nuestra poesía , ni la fuerza de nuestros matrimonios, la inteligencia del debate público, o la integridad de nuestros funcionarios. No mide nuestro coraje, ni nuestra sabiduría, ni la devoción a nuestro país, lo mide todo, en suma, salvo lo que hace que la vida valga la pena” Robert Kennedy, 1968.
En últimos meses se ha revivido el debate en México sobre la importancia o no de indicadores que miden crecimiento económico como el PIB, las tasas de desempleo o incluso la inversión fija bruta, entre otros. Las frases de políticos como senadores, diputados e incluso el propio ejecutivo del Estado, el presidente Andrés Manuel López Obrador quien ha dicho en diversos discursos en los que se le ha cuestionado sobre la caída del Producto Interno Bruto en México durante su mandato (2019 y lo que va del 2020), entre otras cosas: “que el crecimiento no le importa, debido a que puede no haber crecimiento pero si desarrollo y bienestar”, incluso recientemente el miércoles 06 de mayo exclamo “Ya crecimiento, PIB, Producto Interno Bruto. Esos términos ya también deben entrar en desuso, hay que buscar nuevos conceptos”.
Esta discusión no es nada nueva, es lo que en estadística se llama “cherry picking”, o escoger la cereza. Se le llama a escoger los años convenientes e ignorar los años que no convienen. Cuando en los gobiernos de Zedillo, Fox o Calderón había crecimiento, la izquierda, partidos y políticos de oposición decían “hay crecimiento, pero no desarrollo”. En los años que el crecimiento era bajo en esos mismos gobiernos, entonces la misma izquierda, partidos y políticos de oposición decían que durante los gobiernos antes de De la Madrid, o sea López Portillo, Echeverria, se habían tenido crecimientos más altos.
Todos estos indicadores tradicionales de la macroeconomía moderna como el PIB, sin duda como indicaba en el pasado Robert F. Kennedy no miden directamente aspectos que tiene que ver con el bienestar, no miden temas de calidad en la educación, en la salud o la felicidad de los individuos. Precisamente ante estos debates que no son nuevos y tienen ya bastante tiempo desarrollándose desde la academia y de diversas organizaciones y gobiernos en el mundo y en nuestro propio país, se han desarrollado nuevas teorías, conceptos, índices, indicadores y análisis de temas como el estado de derecho, la libertad, democracia, la pobreza, la calidad de vida, el desarrollo económico y el bienestar subjetivo de la población; todos estos conceptos relacionados aunque distintos pero coincidiendo en que todos ellos son de carácter multidimensional y no hay una definición única de cada uno, depende del autor, del gobierno o del académico en turno.
Teóricos, académicos e investigadores en todo el mundo han investigado, modelado y escrito sobre la importancia de medir aspectos de bienestar, calidad de vida, desarrollo, pobreza multidimensional, es decir, sobre todo lo que no mide el PIB e indicadores macroeconómicos tradicionales y precisamente muchos de estos artículos, libros o investigaciones son usados como argumento populista, oculto y demagogo por parte de los políticos y gobernantes no solo de nuestro país sino de aquellos países con serios problemas económicos como Venezuela, Cuba, entre otros, citando autores como Kuznet sobre los límites de utilizar la medida del PIB.; Joseph Stiglitz, donde se critica que el PIB no incluye la distribución de riqueza, por solo mencionar algunos.
Entonces ¿el PIB no importa? La respuesta es definitivamente sí importa, claro que es un indicador cuantitativo importante del éxito o fracaso económico de los países y hay que tener mucho cuidado de dejarse llevar por estos argumentos para decir que el PIB y otros indicadores macroeconómicos ya no son importantes. Es totalmente pernicioso no ver todo el análisis completo. Y en esto queremos reflexionar a mayor detalle, porque como bien se mencionó anteriormente el PIB no mide directamente temas de bienestar, pobreza, calidad de vida y desarrollo económico; pero definitivamente si está correlacionado con ellos y existen ya a través del tiempo diversos estudios e investigaciones científicas y académicas que muestran esta correlación en análisis macroeconómicos y de estos temas.
Diversas investigaciones en el mundo señalan la correlación que hay entre todos estos temas del bienestar y desarrollo con el PIB per cápita. Por ejemplo; en 2011 una investigación llevada a cabo por Díaz, R.; Portela, M.; Neira, I. muestra con modelación econométrica la correlación que hay entre el PIB percápita en países Europeos y concluyen que las sociedades europeas más desarrolladas, con un mayor PIB per cápita, presentan, además, los mayores niveles de “calidad de vida”. Se trata de sociedades en las que el nivel de civismo es muy elevado, determinado en gran medida por la confianza en sus conciudadanos, lo que determina, asimismo, elevados niveles de felicidad percibida por sus habitantes. Los tópicos, a veces discutidos, de que mayor renta y nivel educativo implican un mayor nivel de bienestar percibido se confirman, de este modo, en el análisis macro de los países europeos.
Los países con PIB per cápita más elevado suelen ser también los que tienen un estado de derecho mejor evaluado, en el Índice de Estado de Derecho del World Justice Project que evalúa en 126 países, ocho factores tales como: Límites al Poder Gubernamental, Ausencia de Corrupción, Gobierno Abierto, Derechos Fundamentales, Orden y Seguridad, Cumplimiento Regulatorio, Justicia Civil, y Justicia Penal. Tan solo si escogemos los resultados de 2019 en los tres primeros lugares están Dinamarca (posición 1 de 126 países), Noruega (2) y Finlandia (3); los últimos tres son República Democrática del Congo (124), Camboya (125) y Venezuela (126). A nivel regional, en América Latina y el Caribe, el país mejor posicionado del Índice fue Uruguay (23), seguido por Costa Rica (24) y Chile (25). Los tres países con peor puntaje en la región son Honduras (115), Bolivia (119) y Venezuela (126). México ocupa el puesto 99 de 126 países; lo que representó una caída de dos posiciones en 2019, periodo en que también decreció su economía e indicadores como el PIB.
Para tener altos crecimientos y de esta manera tener un alto ingreso per cápita, la libertad económica es esencial para llevar a países a mayor prosperidad. Cuando las oportunidades económicas están abiertas para todos, se libera la creatividad de toda la población. Diferentes estudios como el de Jakob de Haan y J.E. Sturm muestran que mayor libertad económica llevan a mayor crecimiento económico. Los datos también confirman que los países más libres tienden a tener el PIB percápita más alto, si se observa el reporte anual Economic Freedom of the World producido por el Fraser Institute, think tank canadiense, que mide La libertad económica en cinco diferentes dimensiones: Tamaño del Gobierno; Estructura Legal y Seguridad de la Propiedad Privada; Estabilidad de la Moneda; Libertad Para el Comercio Internacional y Regulación Crediticia, Laboral y de los Negocios, siempre los países que ocupan los primeros lugares en este índice son los que tienen el PIB per cápita más alto y viceversa.
El argumento que el PIB no es medida de bienestar es bastante superficial. Para que un país logre tener un PIB per cápita elevado, se requieren fundamentos sólidos en la economía, no es el resultado del destino, clima, cultura. Es el resultado de políticas económicas de libre mercado. Solo los países que toman acciones valientes y abren la economía a toda la población tendrán un nivel de vida elevado. Veamos el informe de desarrollo humano de las naciones unidas.[1] En este informe, los países que tienen un ingreso per cápita elevado, tienen alto desarrollo humano por lo tanto tienen una esperanza de vida alta, un alto nivel de escolaridad. Por ejemplo si tomamos los países con alto ingreso per cápita con un promedio de 40,112 dólares, encontramos que estos países tienen en promedio una esperanza de vida 79.5 años, con un promedio de 12 años de escuela. Estos países de alto desarrollo humano incluyen Noruega, Suiza, Irlanda, Alemania, Hong Kong, Australia, Islandia, Suecia, Singapur, Países Bajos entre otros
En los países con más bajo ingreso per cápita con un promedio 2581 dólares, tienen bajo desarrollo humano, por lo cual la esperanza de vida es de 61.3 años y 4.8 años de escolaridad. Esos países incluyen Níger, Republica Centroafricana, Chad, Sudan del Sur, Burundi, Mali, Eritrea, Burkina Faso, Sierra Leone, Yemen entre otros
Además, los países con PIB per cápita elevado tienen baja mortalidad infantil, menor pobreza, menor corrupción, menor desigualdad de hombres y mujeres. Lo más importante es que las personas de menor ingreso viven mejor en los países con más alto ingreso per cápita. Las personas de bajos recursos de los países con más alto ingreso per cápita ganan en promedio de 10,000 dólares anules, y las personas de bajo ingreso en países de bajo ingreso per cápita ganan alrededor de 1,600 dólares anuales. Un caso que resalta, en Luxemburgo, una persona de bajo ingreso gana 25,000 dólares anuales. Por lo tanto si hay una diferencia de vivir en un país de alto ingreso per cápita, las personas de bajo ingreso viven mejor. No es posible encontrar un país con alto ingreso per cápita que tenga baja escolaridad, y baja esperanza de vida. Es además imposible de encontrar un país de bajo ingreso per cápita como el Congo, Chad, Niger, etc. que tengan alta esperanza de vida y alta escolaridad.
Los políticos populistas y demagogos se aprovechan de las necesidades del pueblo y llevan a que los ciudadanos sobre todo los más vulnerables o con condiciones de pobreza, voten por ellos con la promesa de mayor bienestar, pero la realidad siempre muestra que en esos países, quienes tienen la necesidad de emigrar siempre buscan ir a países con más alto ingreso per cápita que los países donde viven. Las personas en el Norte de África buscan huir a Europa. Las personas de la RD Congo buscan ir a Sudáfrica. Los Venezolanos y Haitianos emigran a Chile, México, Europa…en fin.
La discusión sobre el crecimiento y bienestar deber ser una interrogación para buscar lo sublime, y por ende, aprender de las mejores prácticas. Pero decir que el PIB per cápita no importa, llevaría a una carrera sin rumbo y en declive, hacia un relativismo moral donde las buenas prácticas y las malas prácticas tendrían el mismo peso moral. No ayudaría nada por un mundo mejor, sino que conduciría a lo pusilánime.
No debemos dejarnos llevar por las verdades ocultas y a medias. Los políticos que dicen que el PIB no es importante, tratan de aparentar ser grandes eruditos, pero terminan mostrando una frivolidad. Sería muy poca consolación decirle a una persona de Sudan, Mali, Niger (países que tienen baja desigualdad, con mucha pobreza extrema), que el PIB no es una medida de bienestar, que es algo subjetivo. En ese momento es cuando la verborrea, el discurso, los símbolos se toparían con la realidad.
El PIB no es una medida de cualitativa, es cierto, pero también se debe reconocer la correlación que hay de este indicador con otros temas como el estado de derecho, la libertad, la educación, el desarrollo humano, la pobreza extrema, la mortalidad infantil, la calidad de vida; ya que los países con mayores rentas per cápita siempre están a la cima de estos otros indicadores…de esta forma evitaremos al político populista, demagogo, que quieren minimizar los resultados económicos mediocres o malos de sus gobiernos.
[1] Human Development Report 2019, United Nations Development Programme, p.315 tabla 1
https://hdr.undp.org/sites/default/files/hdr2019.pdf
Erika Donjuan Callejo es Doctora en Desarrollo Económico y Sectorial Estratégico por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (México) y maestra en Ciencias Económicas. Obtuvo su licenciatura en Economía por la Universidad Autónoma de la Ciudad de Juárez (México).
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