Alemania: El éxito económico de la libertad
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Por Víctor H. Becerra y Miguel A. Cervantes
Para nadie es un secreto que Alemania es, hoy, el motor de Europa. Pero detrás de esa idea, muchas veces subyace una falacia: La creencia de que llegó a ser una gran potencia mundial gracias a la ayuda de otros países tras ser devastada en la Segunda Guerra Mundial.
Ciertamente tal ayuda existió. Pero como la situación de muchos países muestra, la ayuda externa no es un ingrediente para el desarrollo y la prosperidad. Muchísimas veces es lo contrario, como tantos países en África o América Latina nos muestran.
En realidad, el actual poderío alemán es resultado de un esfuerzo continuado, de muchísimas reformas económicas liberales que iniciaron al menos hace 70 años, cuando en 1948 Ludwig Erhard instauró un poderoso plan de reformas económicas que tuvieron como objetivo la liberalización de la economía alemana, a través de la apertura del comercio, la eliminación de los controles de precios, la prohibición del déficit público y el cambio de la moneda. Reformas que dieron origen, hasta 1966, al llamado “milagro alemán”. Sin tales reformas liberalizadoras y las que le continuaron, Alemania ciertamente no habría llegado a ser el actor de primer orden que es hoy.
A veces con timidez, otras veces con una gran valentía, Alemania ha perseverado en el camino trazado desde entonces, manteniendo lo que el economista Juan Ramón Rallo llamó “la formidable capacidad de readaptación teutona”, ejemplificada en una gran estabilidad macroeconómica, sin abuso del déficit público, una notable flexibilidad laboral y salarial, dejados a las fuerzas del mercado, y con un sector privado que ha podido sanearse y desarrollarse sin miedos ni sorpresas.
De esa forma, la fortaleza económica de Alemania hoy, puede atribuirse en buena medida a las políticas que fomentan la libertad económica.
Así, Alemania se encuentra con el puntaje de 7.82/10 (donde 10 sería la total libertad económica), en el lugar 20 de 162 países analizados en el Reporte del Instituto Fraser sobre Libertad Económica.
En el primer componente, tamaño de gobierno, Alemania tiene el puntaje de 6.17/10. Este componente presenta uno de sus puntajes más bajos, especialmente por su estado benefactor. Sus puntos débiles son el alto consumo de gobierno y los altos subsidios. El impuesto sobre la renta personal puede llegar al 47 por ciento. Por otro lado, la inversión por parte de empresas del estado es muy baja, lo que significa que las empresas estatales en Alemania no juegan un rol importante.
En el segundo componente, el sistema legal, Alemania tiene un puntaje de 7.42/10. Destaca por su independencia judicial, la protección a los derechos de propiedad, la integridad de su sistema legal, y ninguna injerencia del ejército en el sistema legal. La calidad institucional y su sistema legal íntegro son grandes activos de Alemania.
En el tercer componente, moneda sana, Alemania tiene un puntaje de 9.46/10. Destacan la baja inflación y la baja volatilidad. Los alemanes tienen la libertad de tener cuentas en divisas extranjeras
En el cuarto componente, libre comercio, Alemania tiene un puntaje de 8.04/10. Destaca que Alemania pertenece a la Unión Europea, no hay aranceles en toda la Unión Europea y el arancel externo para los países externos a ella es relativamente bajo. Destacan también los ágiles procesos aduaneros, previsibles. Alemania es un centro de logística mundial. Alemania ha estado abierto a la inversión extranjera, sin embargo, en los últimos años se han aumentado las restricciones en sectores sensibles para inversionistas fuera de la Unión Europea, por ejemplo en telecomunicaciones, las tecnología de la información.
En el quinto componente, regulaciones crediticias, laborales y empresariales Alemania tiene un puntaje de 8/10. Destacan las regulaciones crediticias, que el gobierno no absorbe el crédito disponible, al no tener déficits fiscales. Existe flexiguridad y los contratos temporales se puede renovar hasta estar satisfecho, para ofrecer un contrato permanente. No existen restricciones en trabajo por la noche, el fin de semana, los días festivos. El servicio militar obligatorio ha sido abolido. En el punto negativo es que los contratos colectivos se hacen a nivel país. Alemania destaca que existen buenas relaciones entre patrones y sindicatos. Los sindicatos han comprendido que no pueden ayudar a los trabajadores tomando actitudes radicales contra las empresas.
En cuestiones de regulaciones empresariales, Alemania tiene gran facilidad para abrir negocios sin demasiada burocracia, es fácil obtener los permisos de operación. Alemania no tiene un fardo burocrático. Pagar impuestos es relativamente fácil. Por estas razones que las actividades empresariales están abiertas a todos, no solamente a una clase privilegiada. Los alemanes participan en las actividades económicas tanto localmente como internacionalmente, ya que las oportunidades están abiertas para todos.
Alemania tiene un gran libre mercado, donde solo el primer componente apuntado es bajo por el extenso estado benefactor. El problema del estado benefactor no es solamente un problema de Alemania, sino también de gran parte de Europa Occidental. Es en el componente que requiere mejorar, para reducir, como mencionamos, el estado sobredimensionado, el alto gasto público y el alto impuesto sobre la renta.
No obstante, hoy Alemania muestra que se puede ser un económicamente exitoso sin recurrir a las recetas keynesianas y sin populismo económico, tan solo armado con los principios de la libertad y la continuidad en su práctica.
- 23 de julio, 2015
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