El Gobierno se tomó en serio “combatiendo al capital”
Mientras el Gobierno piensa que va a movilizar la economía aumentando el gasto público teniendo un déficit fiscal consolidado del 17% del PBI, incluyendo el gasto cuasi fiscal del BCRA, las empresas se van del país y no justamente por la extensión de la cuarentena. Sobre todo porque:
1) Argentina no crece desde 2011 y ahora transita una brutal depresión sin perspectivas de futuro;
2) Es el segundo país que mayor carga tributaria aplica sobre las empresas, de acuerdo con un trabajo publicado por el Banco Mundial;
3) Tiene una legislación laboral que hace que cuando una empresa contrata a una persona, en los hechos la adopta de por vida;
4) Hay enormidad de regulaciones y controles de precios;
5) No hay previsibilidad en las reglas de juego; y
6) La seguridad jurídica es, por decirlo suavemente, débil.
Descapitalización constante
La tasa de inversión en maquinarias y equipos se encuentra en niveles muy bajos, aproximadamente 15% del PBI, cuando en sus períodos de gran crecimiento superaba cómodamente el 25% del PBI.
¿Cómo afecta la actual situación de desinversión el nivel de vida de la población? El caso de Robinson Crusoe en la isla lo ilustra con claridad: tiene que treparse a los árboles para bajar los cocos y pescar con sus manos. Si dedica 8 horas a buscar sus alimentos puede bajar 30 cocos de los árboles y obtener 10 peces del mar.
Así, Crusoe puede moverse a lo lago de la curva de su trabajo y asignar un tiempo a conseguir peces y otro tiempo a bajar cocos del árbol. Si le dedica la misma cantidad de horas a cada producto puede conseguir la cantidad P1 de peces y C1 de cocos.
Ahora bien, si Crusoe ahorra parte de los cocos que baja cada día, así como parte de los peces que extrae, y, se aprovisiona de alimentos, puede dedicar unos días a construir una escalera para bajar los cocos y una red para pescar (aumenta su stock de capital), de modo de incrementar su productividad, para poder pasar a obtener 40 cocos y 15 peces en el mismo tiempo inicial de 8 horas de labor.
De ese modo, entra en una senda de progreso, porque en el paso siguiente puede ahorrar más para aprovisionarse y hacerse una choza y otras cosas que considere necesitar para mejorar su calidad de vida.
Este ejemplo tan elemental, como que a medida que aumenta la inversión mejora la productividad de la economía y los salarios reales y que para que ello ocurra tiene que haber ahorro, parece no se comprendida por gran parte de la dirigencia política. Un ejemplo que casi es para chicos, pasa a ser una ciencia oculta para una porción de la rama gobernante que solo piensa en gastar para conseguir votos.
El gráfico anterior muestra qué ocurre con la economía de Crusoe, si se comporta como la dirigencia política argentina y rompe la escalera, la red para pescar y trabaja menos horas esperando que aparezca alguien, de alguna isla vecina, para mantenerlo con un plan social, su productividad baja y va a disponer menor cantidad de bienes y servicios.
Cambio de tendencia
Cuando a fines del siglo XIX y hasta década del 30 en el Siglo XX, Argentina cultivó la cultura del trabajo, tuvo moneda porque no había inflación, la economía estaba abierta al mundo, los ahorros no se confiscaban, los planes sociales no eran el negocio de los políticos, fluían las inversiones hacia el país, mejoraba la productividad de la economía, Argentina se ubicaba entre los primeros 20 países del mundo en ingreso por habitante.
Cuando se pasó a la cultura de la dádiva, se ingresó en una pendiente de caída que ya llevó a niveles de pobreza impensados. ¿Acaso creen en el Gobierno que poniendo un cepo cambiario va a conseguir que ingresen capitales para invertir, crear puestos de trabajo y mejorar la productividad de la economía? ¿Quién ingresa capitales en un país del cual luego no puede salir?
¿En serio piensan que porque la gente puede cortarse el pelo en cuotas van a reactivar el consumo?
¿En serio creen que pueden hacer obras públicas emitiendo moneda porque tienen un déficit fiscal fenomenal, porque a pesar de cobrar los impuestos más altos del mundo no les alcanza para pagar los sueldos de los empleados públicos?
¿Qué política monetaria puede intentar hacer el BCRA si el peso no es moneda?
Si la dirigencia política no entiende cosas tan elementales como que Argentina tiene que moverse hacia el lado del aumento de la productividad, en lugar de caminar por el sendero que conduce a más pobreza, no va a pasar mucho tiempo hasta que ocurra un colapso económico y social con derivaciones políticas de envergadura.
El Gobierno tiene un déficit fiscal consolidado de 17% del PBI; las tarifas de los servicios públicos están congeladas; la demanda por moneda fue aumentada artificialmente al punto que la cuarentena ya parece ser parte de la política económica para evitar una corrida cambiaria y financiera. El BCRA tiene una deuda en Leliq y operaciones de Pases que no puede pagar y se quedó sin reservas, y llevó a endurecer el cepo a la compra de dólar ahorro. Todo eso es un cocktail explosivo.
En síntesis, las perspectivas de corto plazo son sumamente preocupantes, pero más complicado luce hacerle entender a la dirigencia política que el país necesita moverse en la dirección del fomento de la inversión productiva, antes que desalentarla, y por tanto promueve el crecimiento de la pobreza, al tomarse en serio “combatiendo al capital”, como reza la “Marcha Peronista”.
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