Argentina: Señales tardías de disciplina monetaria
Al inicio de la semana, antes que el mercado financiero comenzara a operar, el Ministerio de Economía emitió un comunicado anunciando que en el último bimestre del año el Tesoro no hará uso de los Adelantos Transitorios del BCRA. De acuerdo con la Carta Orgánica del Banco Central, que es una ley, sólo puede asistir al Tesoro considerando los siguientes límites: 12% de la Base Monetaria, 10% de los recursos en efectivo que el Gobierno nacional haya recibido en los últimos 12 meses (un límite muy difuso) y, en casos excepcionales, hasta el 10% adicional del monto citado en el párrafo anterior. Es decir, hasta el 10% de los recursos en efectivo.
Al momento de redactar esta nota, el stock de adelantos transitorios era de $1,4 billones. Según los parámetros enumerados en el párrafo anterior por nivel de base monetaria podía girarle $268.800 millones y por la duplicación del 10% de los ingresos tributarios otros $1,1 billones, de manera que el BCRA ya está en el límite de lo que le permite la Carta Orgánica de la Entidad, sólo modificable por una ley del Congreso.
La otra opción que tiene el BCRA es emitir por el giro de utilidades que se “inventaron” al cambiar a fines de 2019 la forma de valuar las Letras Intransferibles que le entregó el Tesoro al BCRA a cambio de quitarle reservas en divisas. Eso se hizo intensamente en el anterior período K, y se repitió en el último balance semanal de la entidad del año anterior, que mostró una utilidad de $2 billones.
En lo que va del año el BCRA le giro “utilidades” al Tesoro por $1,2 billones, lo que significa que todavía le quedan $800.000 millones para emitir y transferir a la Administración Central. En otras palabras, el déficit fiscal podría seguir financiándose con emisión monetaria pero no vía los Adelantos Transitorios.
Al 30 de octubre la base monetaria era de $2,3 billones, el doble del nivel que tenía a comienzos del año. En rigor, parte de esa emisión se transformó en Leliq y Pases, por un total de $2,4 billones, con lo cual parte del déficit fiscal se financió con emisión y parte con deuda del BCRA que no puede pagar porque no genera utilidades genuinas para honrar la devolución el principal y los intereses.
Así, el Central generó un crecimiento de $1,4 billones de la deuda emitida para financiar el déficit fiscal, y con eso armó una “bomba de tiempo” muy sensible en términos de perspectivas de inflación, que se agrava con la emisión monetaria remanente; o bien la repetición de un plan Bonex, como a fines de 1989, si la gente fuese a retirar los depósitos en pesos de los bancos.
El ministro Martín Guzmán dice que va a comenzar a financiar el déficit fiscal del último bimestre del año con colocación de deuda en el mercado interno. Eso significa desplazar al sector privado del mercado crediticio. Al 27 de octubre el BCRA tenía colocadas Leliq y Pases por el equivalente al 47% del total de depósitos en pesos del sector privado. Es decir, el Estado ya absorbe casi la mitad del ahorro de los particulares en el sistema financiero y deja escaso margen para que haya préstamos a tasas accesibles al resto del mercado.
La intención de Economía es tratar de reducir las expectativas inflacionarias, pero no queda claro su mensaje, porque sólo se refirió a uno de los principales componentes de la emisión originada en el sector público, los adelantos, pero nada dijo de las transferencias de utilidades del BCRA.
Y aunque en el último bimestre no se emita moneda para financiar al Tesoro, el problema que todavía le queda pendiente por resolver y que puede generar una disparada del tipo de cambio y de los precios es la caída estacional en la demanda por moneda. Aunque el Central no emita un solo peso más para financiar el déficit fiscal, la expansión previa es tan grande que se ha convertido en una bola de pesos imparable.
Desempeño de la recaudación de impuestos
El ministro afirma en el comunicado en la apertura de la semana que “la paulatina y aún incipiente recuperación de la actividad económica ha repercutido positivamente en la recaudación impositiva”. Es cierto que los ingresos fiscales de octubre superaron la inflación anual, pero también es cierto que impuestos claves como el IVA-DGI y sobre los Créditos y Débitos Bancarios, que reflejan el nivel de actividad económica, crecieron nominalmente 26,4% y 25,8%, respectivamente, ubicándose entre 12 y 13 puntos porcentuales por debajo de la inflación anual.
Por tanto, conviene insistir en que el ministro se acordó tarde de comenzar a poner orden monetario, porque ahora tiene el reloj de las Leliq que sigue corriendo y se suma la caída en la demanda de moneda nacional.
¿Fue culpa de la pandemia – cuarentena este desborde monetario? Considerando que antes de que se produjera la crisis sanitaria el BCRA ya había dibujado utilidades por $2 billones para poder emitir y transferirle al Tesoro con la idea de ponerle dinero en el bolsillo de la gente para reanimar el consumo, pareciera que ya estaba en la mente del Gobierno. Lo que cambió fue el motivo por el cual se generó este festival de expansión de pesos.
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