La libertad económica un antídoto para la corrupción
Desde hace décadas escuchamos mantras de como acabar con la corrupción, del cáncer nacional que representa para México. Diferentes analistas de forma superficial tratan de buscar causas históricas, y sociológicas. Hemos escuchado el mantra de políticos que hay un consenso social hacia la corrupción, que esta enraizado en la cultura mexicana, lo cual es sumamente grosero para tantos mexicanos que luchan por salir adelante en su día a día.
Con las redes sociales vemos que personas en China acusados de corrupción reciben la pena de muerte, y muchos sugieren “utópicamente” que se dé pena de muerte a corruptos. Este tipo de narrativa pseudo sociológica/antropológica lo único que hace es crear más confusión y frustración, menos se llega a una solución real. En muchos casos se empeora, ya que líderes políticos van a decir que la corrupción es solo que lleguen personas buenas al poder para exterminarla, y esto conduce al ascenso de líderes autoritarios, quienes prometen cambiar la sociedad.
Por eso es importante tomar en cuenta análisis con fundamentos sólidos en economía, epistemología sobre las causas de la corrupción. Un reporte que es imprescindible en esta búsqueda es el reporte de libertad económica del Fraser Institute. Este reporte clasifica 162 países en términos de libres mercados. Tiene 5 componentes, tamaño del gobierno, sistema legal, moneda sana; regulaciones crediticias, laborales y empresariales. En este reporte año con año, encuentra una relación entre la corrupción y la libertad económica. Los países con las libertades económicas son los menos corruptos, en el índice de corrupción Transparency International, y el subíndice de corrupción del reporte gobernanza del banco mundial.
Otro índice que también se puede relacionar con la libertad económica es el Índice de Estado de Derecho elaborado por World Justice Project, que presenta un panorama del Estado de Derecho en 128 países, al asignar puntajes y rankings para ocho factores: límites al poder gubernamental, ausencia de corrupción, gobierno abierto, derechos fundamentales, orden y seguridad, cumplimiento regulatorio, justicia civil, y justicia penal. En su edición 2020, se puede observar que los primeros lugares en estado de derecho lo tienen países con economías más o menos libres como Dinamarca, Noruega, Finlandia, Suecia y Países Bajos; mientras que los últimos lugares los ocupan países con una clara tendencia socialista, de izquierda y autoritarios como son Venezuela (que de hecho esta en el último lugar de la lista), Zimbabue, El Congo (Kinshasa), Camboya, entre otros. De hecho, México ocupa el lugar 104 de 128 países con una caída de tres posiciones comparando el ranking anterior.
Esta información sobre la pérdida de 3 posiciones de México en el ranking del World Justice Project, es coincidente con los resultados que presentó el INEGI en su Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2019, en la que la tasa de actos de corrupción fue de 30,456 por cada 100 mil habitantes, un incremento en 19.2% con la obtenida en 2017 de 25,541. También se incrementaron la tasa de víctimas de actos de corrupción siendo en 2019 de 15,732 por cada 100 mil habitantes y en la edición 2017 fue de 14,635 un incremento del 7.5%.
Coincidentemente a partir del gobierno de la Cuarta Transformación cuyo objetivo principal desde las elecciones fue prometer un combate a la corrupción, los principales indicadores nacionales e índices internacionales muestran que ha sucedido todo lo contrario y que la corrupción se ha incrementado en el país.
¿Por qué países como México tienen el lastre creciente de la corrupción? Esto, no es difícil de entender y tiene como una de las principales respuestas, la falta de libertad económica y la pérdida paulatina de la misma en el caso de México, con políticas gubernamentales que van mermando dicha libertad.
La explicación sobre la importancia de la libertad económica en el combate a la corrupción es sencilla hasta cierto punto:
- Si las personas son libres de tomar decisiones libres de restricciones del gobierno o de elites enquistadas, habrá menos oportunidades de corrupción. Si el gasto del gobierno se limita a sus roles principales, se reducirán las oportunidades para que políticos ofrezcan privilegios, subsidios a ciertos grupos, y habrá menos concentración del poder.
- Si las empresas de estado son limitadas existirá menos poder monopólico, y menos oportunidades para extraer rentas de la población.
- Si el sistema legal es imparcial e independiente las personas cercanas al poder no podrán utilizar la posición dominante para extraer privilegios de la población, ni oprimir a personas vulnerables.
- Si los aranceles son bajos y si los procedimientos aduanales son transparentes, agiles previsibles, y los aduanales no tendrán la oportunidad de pedir sobornos. En un país comprometido con el libre comercio, no existe el contrabando.
- Si al abrir un negocio las regulaciones son transparentes, y no es costoso los individuos no tendrán necesidad de palancas, enchufes y los burócratas no tendrán la oportunidad para pedir sobornos para realizar trámites. Ni las empresas necesitaran pagar sobornos para poder operar.
- Si las regulaciones laborales son flexibles, imparciales y transparentes. Los sindicatos no podrán extorsionar a las empresas amenazándolas de hacer huelga. Los líderes sindicalistas tendrán menos oportunidades de convertirse en los nuevos burgueses.
Un ejemplo es la república de Georgia, es un país que, a partir del 2004, se hicieron extensas y profundas reformas en pro del libre mercado, y se mantenido en los países más libres. Esto ha traído una gran reducción en la corrupción. Una enseñanza que es imprescindible es el economista georgiano Paata Sheshelidze, quien nos indica que ‘la corrupción no es cultural, ni religiosa sino el resultado de una economía sobre regulada; la corrupción se puede disminuir en cualquier país’.
Querer terminar la corrupción manteniendo el alto gasto de gobierno, empresas paraestatales, barreras al libre comercio, regulaciones anquilosadas, un sistema legal sin integridad es como querer dejar la borrachera llenando la alacena de botellas de tequila. El antídoto si bien no único, pero si más importante para combatir la corrupción es la libertad económica, las reglas claras y un estado de derecho que permita a las personas su realización.
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