Privilegiar
Introducción
Algunos definen a las personas basándose en sus intenciones declaradas, en sus palabras y en lo que dicen. Hay otras personas que prefieren esperar a la acción, personas que basan sus juicios sobre el carácter de quienes los rodean en el actuar efectivo de estos. Lamentablemente este último método por más lógico que pueda parecer, no está tan aceptado como debería, en especial en Argentina.
La famosa y conocida grieta argentina también puede verse desde esta perspectiva. De un lado, quienes tienen plena confianza en la palabra y del otro quienes juzgan en base a acciones y resultados efectivos. Por esto hay un odio de los extremos, de un lado hacia el otro, porque juzgan la realidad de forma distinta. Y les quiero preguntar, ¿si dos personas miran el mismo hecho y ven dos cosas muy distintas, como pueden hablar?
Esto nos afecta en nuestro día a día y durante el 2020 lo hemos visto en múltiples ocasiones, pues si el año pasado ha tenido algo bueno fue que como toda crisis levantó muchas máscaras y mostró el carácter de quienes nos gobiernan. La pandemia nos dejó mucho de lo que aprender, muchas palabras que analizar y muchas acciones que pensar. Ahora, no debemos caer en el error de correr la vista de la sombra detrás de la máscara, este artículo busca arrojar algo de luz sobre la oscuridad de “los líderes del pueblo”. Con la única esperanza de aprender de los errores, no solo del pasado, sino más bien del presente y con este aprendizaje aportar nuestro pequeño grano de arena en la consecución de un buen futuro para nuestro país. Objetivo que parece ahora tan lejano.
Desarrollo
Cualquier persona informada le dirá sin mucha consideración que en la argentina no hay políticas de estado desde hace muchísimo tiempo. Para quien no lo sepa, una política de estado son aquellas políticas que se mantienen constantes más allá de los cambios en la coyuntura política o económica. Esto último es verdad hasta cierto punto, pero no completamente. Nuestro país hace ya bastante tiempo viene teniendo resultados bastante constantes, lamentablemente para nosotros estos son constantes en su tendencia negativa y decadente. Ahora bien, si los resultados que obtenemos se mantienen más allá de la coyuntura, entonces necesariamente hay políticas de estado (de fondo) que también son constantes y causan esta tendencia decadente.
La principal política de estado que ahora caracteriza a la Argentina es la búsqueda irrestricta del privilegio frente al prójimo. El principal y más burdo representante de esta inmoralidad al momento de manejar el poder es la casta política que gobierna al país. Sin embargo, pecaríamos de inocentes si creyéramos que este es el único grupo culpable cuando la verdad es que el famoso “pueblo” es, al menos, un activo cómplice. La corrupción del Estado que gobierna al pueblo, no es más que la viva imagen de la oscuridad que caracteriza a los corazones de aquellos que en última instancia votan al gobierno.
Esto es algo que el 2020 nos ha echado en cara y nos ha enseñado, con la brutalidad que suele caracterizar a la verdad. En la introducción he dicho que la pandemia sirvió para desenmascarar a muchas personas, ahora podrán intuir mejor que al decir “muchas” me refiero a todos los ciudadanos argentinos. Como ciudadanos e individuos, cada acción y decisión que tomamos importa y determina en una medida incalculable, pero real, el destino del país. Cada acción humana, es capaz de hundir un país un poco más en la corrupción o puede significar una mano heroica, que se aferra al borde y evita que todos caigan al abismo.
Los datos
Porque todas estas palabras quedarían en el aire sin hechos concretos a las que atarlas y porque hay quienes todavía no vieron como los argentinos perdimos nuestras máscaras, hay que mostrar cómo es que ocurrió esto. Ahora, el archivo del 2020 argentino, que es el archivo de los privilegios.
Primero, en marzo del pasado 2020, se decretó por primera vez el confinamiento obligatorio, cuya duración sería de 15 días. Se decía que sería “algo momentáneo” y “pasajero”, con la finalidad de dar tiempo a medidas más a largo plazo que si dieran soluciones. Quien diría que las autoridades se terminarían enamorando de esta medida, amor que hizo que el encierro se mantuviera como política por un año entero a nivel país, aunque con diferencias de grado a nivel provincial. Veamos dos ejemplos de las consecuencias económicas de semejante medida; A) en diciembre el “CAME” compartió un informe en el que comunicaba que el promedio nacional era de 9 comercios cerrados por cuadra; B) el INDEC también nos compartió un informe sobre el producto bruto interno o PBI argentino en el 2020, este cerro con una caída de 10(9,9) puntos porcentuales respecto al año pasado.
Segundo, espero que hayan notado que hablé de diferencias de grado en cuanto a la fuerza y en las maneras en la ejecución y aplicación del confinamiento obligatorio a nivel provincial. Bueno, estas diferencias de “grado” no son menores, sino que son abismales. Un claro ejemplo de este abismo y de la voluntad de los gobernantes de aprovechar las catástrofes y ejecutar la mayor restricción posible a la libertad se vio en Formosa. En esta provincia numerosas políticas estatales sobrepasaron los límites de los derechos humanos sin ningún tipo de reparo por el bienestar de la gente, consistiendo entonces en claros casos de abuso de la autoridad. El primer caso que se vio fue cuando recién se hizo efectiva la cuarentena obligatoria a nivel país, ya que en ese momento la provincia hizo efectiva una frontera interna dentro del país y no permitía la entrada a la provincia. Esto provocó que residentes de la provincia murieran intentando cruzar el bloqueo provincial. Después, las personas eran detenidas en los llamados “centros de aislamiento” donde encerraban a personas con hisopados negativos por semanas e incluso meses, de forma totalmente arbitraria y en contra de su voluntad. Después, el caso más reciente y tal vez más indignante, fue el caso de Agustín Rojas, un joven de 19 años quien fue detenido en una protesta por policías, llevado a una comisaría y allí fue golpeado, torturado e insultado. Agustín Rojas, declaró que mientras lo golpeaban un policía lo llamó “el opositor” haciendo referencia a su oposición política al gobernador de la provincia.
Tercero, por último, llegamos al día de hoy con la vacunación, que en nuestro país es mejor descrita como “vacunación vip”. Este último término, intenta describir el carácter de privilegiado y “especial” que tiene en Argentina aquel que es vacunado. No porque haya una gran escasez de vacunas en nuestro país, ya que tal escasez se da a nivel mundial y no es el objetivo de este trabajo hablar de la competencia (o falta de esta) del presente gobierno para conseguir vacunas. Si no que el término “VIP” se debe a que se conoció que en nuestro país los políticos, sus amigos y “militantes” políticos recibieron las vacunas con una prioridad especial. Para mostrarles este punto, tenemos una lista publicada por el hospital posadas con los nombres de aquellos que se han vacunado de forma “especial” y fuera del protocolo. En esta lista hecha pública por el propio ministerio de salud, se destacan la figura de; Alberto Fernández (presidente de la nación), Martin Guzmán (ministro de economía), Eduardo Valdés (diputado nacional del frente de todos), Eduardo Duhalde (ex presidente argentino), Felipe Sola (ministro de relaciones exteriores argentino) y los periodistas Juan Biondi y Horacio Verbinsky. Estos son políticos y periodistas importantes, pero también se han vacunado jóvenes militantes de la “Cámpora” que es la agrupación más radical del frente de todos, en este último grupo podemos destacar la figura de; “el apache” Villalba, un dirigente de la “Cámpora”; Stefania Desiree, la secretaria de 18 años de Ferraresi y varios casos más de los que tenemos fotos.
Tercero, hay que hablar de la liberación de los presos o lo que algunos prefieren llamar “prisión domiciliaria”. Para quien no esté familiarizado con este tema le daré un breve resumen, durante el 2020 en Argentina se han liberado miles de presos. Utilizo la palabra “liberado”, porque en las propias palabras de Sergio Berni, ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, “nadie sabe a quién se liberó, donde están o que hicieron”.
No es de interés a este trabajo el trasfondo judicial de la liberación de presos, pero sí el hacer notar que mientras los presos salían los ciudadanos eran encerrados. Mientras los que salían a correr eran llamados asesinos, los asesinos condenados era llamados víctimas. Mientras quienes perdían a sus familiares no se podían despedir, los “motochorros” volvían a sus casas y a la calle. Los delincuentes también han sido privilegiados en nuestro país por sobre el resto de los ciudadanos. Hay un caso de suma importancia, el caso de Alejandro Ochoa. Alejandro estaba cumpliendo una condena de 8 años de prisión en Mar del Plata cuando le fue otorgado prisión domiciliaria por la pandemia, luego de que saliera de la cárcel no se quedó “quieto” y volvió a robar usando sus viejos métodos. Esta vez su hurto terminó de forma fatal, terminó con la vida de Rosa Daglio, con la vida de una madre, de una abuela y más importante de una ciudadana de bien.
Conclusión
El 2020 nos ha mostrado una realidad tan dolorosa como educativa. El precio que pagamos por este conocimiento ha sido muy alto y justamente por esto es que no lo podemos desaprender ni olvidar. Debemos todos haber aprendido que los privilegios indebidos matan, tal y como lo hace la corrupción. A veces la distancia entre el privilegio y el precio que la sociedad paga por este es muy lejano, entonces se dificulta entender al primero como causa del segundo. Pero el año pasado vivimos en carne propia el precio de mantener a los grupos VIP. Liberaron presos que mataron y robaron, se repartieron las vacunas entre amigos, familiares, militantes y otros miembros VIP de la sociedad antes que las personas de mayor riesgo y cerraron, clausuraron y prohibieron trabajar durante meses mientras ellos se paseaban sin barbijo, comían asados, se abrazaban y se juntaban sin acatar aquello que a vos te exigían.
¡Adiós privilegios! Adiós privilegios, para aquellos que no se los ganan justamente. Adiós privilegios, porque no tenemos por qué pagar la fiesta de nadie más. ¡Adiós privilegios, porque los privilegios matan!
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