Los bots de derechos de autor impulsados por una ley de 1998 amenazan el derecho del público al conocimiento
Un astuto agente de la policía de Beverly Hills presuntamente procuró frustrar el intento de un activista a favor de la reforma policial de publicar un video poco halagador de la conducta del oficial al reproducir en volumen alto la canción “Santeria” de Sublime desde su teléfono. ¿Por qué haría eso? El oficial al parecer se dio cuenta de que como el tema “Santeria” se encuentra protegido por derechos de autor, el filtro automático de contenido de Instagram daría de baja el video.
Si es cierto, esto es preocupante. Casos como este muestran que los sistemas de derechos de autor en la era digital plantean un reto único a las libertades civiles y al derecho del público a saber qué está haciendo su gobierno. Esto no es sólo un problema con Instagram y la policía: los bots en muchas plataformas pueden dar de baja información que debería estar disponible de manera gratuita al público. Una mala política pública es la culpable.
Los bots de derechos de autor son programas automatizados que buscan contenido digital para identificar infracciones de derechos de autor. El ID de contenido de Google para YouTube es un ejemplo manifiesto. Según una publicación de Google, el 98 por ciento de los problemas de derechos de autor de YouTube se manejaron a través del sistema automatizado de Content ID en 2018.
Cuando un usuario sube un video a YouTube, Content ID escanea los contenidos y los coteja con una base de datos de archivos enviados por los propietarios de contenidos digitales. Si el video recién subido coincide con un archivo protegido por derechos de autor, los titulares de los derechos de autor tienen la opción de ganar dinero con el video objetable, obtener acceso a las estadísticas de visualización del video, o hacer que el video sea bajado.
Sin embargo, este proceso está abierto a la explotación. En una publicación del Journal of Intelectual Property and Entertainment Law de la NYU se ha llamado a las acciones de copyright como las de YouTube “una herramienta para la censura, el bullying y la extorsión”. Como lo demostró el policía de Beverly Hills, un presunto mal actor que desea encubrir su mala conducta enfrenta una vara muy baja. Otros ejemplos son el gobierno azerbaiyano presuntamente censurando a periodistas y un ex candidato a la Asamblea de Colorado que interpuso múltiples demandas contra el canal de YouTube de un crítico, lo que resultó en la suspensión de la cuenta del crítico en dos ocasiones.
Además de la mala intención, las verificaciones automatizadas de derechos de autor son susceptibles de arrojar falsos positivos. Algunas de las decepciones de Content ID incluyen; un video de 10 horas de estática de TV, que recibió cinco avisos de derechos de autor; un video educativo de un profesor de música de obras de dominio público de Beethoven y Wagner; una prueba de micrófono y el sonido de un pájaro en el fondo del video al aire libre de un hombre.
El modo en que estos bots tratan los registros públicos es de particular preocupación. Si bien los documentos federales oficiales están debidamente exentos del derecho de autor, los documentos públicos aún pueden ser censurados por estos programas. En un caso de alto perfil, BookID, el filtro de derechos de autor de Scribd, señaló al informe Mueller sobre la interferencia de las elecciones presidenciales como que infringía derechod de autor. En un artículo publicado por Quartz, Scribd reconoció que BookID a veces identificará incorrectamente el contenido legítimo como una infracción y desactivará el acceso, aunque no se haya producido ninguna infracción real. El sitio web de la empresa señala:
BookID contiene huellas dactilares de libros de texto educativos y otras obras que contienen largos extractos de literatura clásica, textos religiosos, documentos jurídicos, y publicaciones gubernamentales de dominio público. Esto ocasiona a veces la eliminación temporal de material no protegido por derechos de autor, autorizado o de dominio público de Scribd.com y de la aplicación móvil.
Incluso las transmisiones en vivo en YouTube son escaneadas en busca de contenido de copyright y de acuerdo con la propia confesión de Google, “Su transmisión en vivo puede verse interrumpida, aunque haya licenciado el contenido de terceros en cuestión, o incluso si ha restringido su emisión a un territorio en el que posee todos los derechos necesarios”.
¿Por qué las plataformas de internet crean estos bots si no funcionan bien? La respuesta radica en La Ley de Derechos de Autor de la Era Digital (DMCA por sus siglas en inglés). Aprobada en 1998, la DMCA criminaliza la difusión de obras con derechos de autor. Esto fomenta las bajas preventivas de contenidos por parte de las plataformas digitales. Los examinadores humanos no son viables, haciendo de los bots de “gatillo fácil” la siguiente mejor opción. Sin supervisión, los bots no pueden discernir si un reclamo de derechos de autor se hace de buena fe. Wendy Seltzer, abogada y asociada del Centro Berkman de Harvard para Internet & Society, enfatizó este punto:
“Bajo las “salvaguardias” de la [DMCA], los proveedores de servicios de internet son alentados a responder a los reclamos de derechos de autor con bajas de contenido, asegurando su inmunidad de responsabilidad al tiempo que disminuyen los derechos de sus suscriptores y usuarios… el escudo de la ley para los prestadores de servicios se vuelve una espada contra el público que depende de estos proveedores como plataformas para expresarse. Y el proceso [del derecho de autor de la DMCA] para un infractor acusado es limitado”.
Como lo demuestran el incidente del policía de Beverly Hills y otros casos, el potencial de usar bots para reducir la transparencia gubernamental es real. Ello amerita una reforma. Las arcaicas leyes de propiedad intelectual como la DMCA deben modificarse para garantizar que la aplicación de los derechos de autor en línea nunca se utilice para retener al público información vital del gobierno.
El original en inglés puede verse aquí.
El autor es Investigador Asociado en el Center for Entrepreneurial Innovation del Independent Institute en Oakland, California.
- 28 de diciembre, 2009
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- 25 de noviembre, 2013
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