El tamaño del Estado y la tendencia latinoamericana al Estado obeso y parasitario
Un fenómeno que vemos en Latinoamérica es que cada nuevo gobierno que llega sea de derecha o de izquierda promete aumentar más la recaudación, lo hacen de forma directa o de forma indirecta (engañosa) ante el electorado. Dado que las promesas de campaña no solo de obra pública sino de programas sociales y subsidios, cuando llegan al poder, en caso de ser ejecutadas, estas deben ser financiadas y a más promesas que cumplir más recursos se necesitan.
Los límites del tamaño del estado se han mantenido en un espectro muy borroso. Los diferentes grupos de interés o coaliciones políticas buscan una competencia para aumentar el rol del gobierno y esto forzosamente lleva a aumentar su intervención y su tamaño.
Esta situación la vemos a lo largo y ancho de Latinoamérica, la necesidad de maximizar la recaudación tributaria. El caso más sonado en las últimas semanas es el de Colombia, en donde una propuesta de reforma incluía un aumento de los impuestos sobre la renta y productos básicos. Y por las duras protestas contra la misma tuvo que ser retirada por parte del presidente de Colombia Iván Duque. De hecho, es interesante transcribir una de sus declaraciones en la que dijo: "La reforma no es un capricho. Es una necesidad. Retirarla o no era la discusión. La verdadera discusión es poder garantizar la continuidad de programas sociales".
Otro ejemplo es el de México, país en el que los recursos que recauda el Estado son insuficientes por tanto constantemente la deuda pública se incrementa y se buscan nuevas e innovadoras formas de recaudación fiscal, incremento de penas por la evasión fiscal y desde que el actual presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el poder, el gasto gubernamental se ha tornado excesivo en poco más de dos años y medio de gobierno, se han agotado los fondos de contingencias, de fideicomisos, se ha incrementado la deuda pública a ritmos más altos que la de sus dos predecesores, y no es precisamente por el tema de la pandemia, sino por el sostenimiento de sus programas sociales. De acuerdo con el último dato registrado por el Banco de México la deuda Externa de México haciende a 372,731.9 millones de dólares.
Gráfica 1. Estadísticas de deuda externa bruta compiladas por el Banco de México y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Aunque los políticos de izquierda o de derecha quieran ignorar la lógica básica económica, la realidad siempre saldrá a relucir: nada es gratis y mayor tamaño del Estado, mayor recaudación para financiarse se requiere y ante un Estado tan obeso los impuestos llegan incluso a ser insuficientes por lo que será necesaria siempre la otra fuente de financiamiento: la deuda pública. Un estado Obeso también genera que se requieran mayores estructuras para sostenerlo, muchas de ellas sin un verdadero sentido y aunque sea palabras feas y dolorosas, también crea parásitos de la economía, como consecuencia tenemos un estado obeso y parasitario.
La recaudación de impuestos es la meta del Estado Obeso, hasta se hacen concursos y se generan índices e indicadores para ver qué Estado recauda más. Se pone el ejemplo de los países Nórdicos quienes recaudan un porcentaje alto del PIB y asumen que por ello son desarrollados. Lo cual está fuera de contexto, ya que varios economistas entre ellos Dan Mitchell han indicado que los países nórdicos se hicieron ricos cuando tenían impuestos bajos.
En esta narrativa el Estado es el centro de la economía, de recaudar más solo lleva a mayor confusión intelectual y menos se llega a soluciones reales. En vez de enfocarnos sobre la recaudación, es importante enfocarse ¿cuál es el tamaño del estado óptimo?, esto es ¿cuál es el nivel del gasto de gobierno óptimo? La teoría económica indica que cuando el rol del gobierno aumenta, se reducen las decisiones de los individuos, hogares y empresas. Daniel Mitchell (2005) demuestra utilizando la curva Rahn que hasta cierto punto el gasto de gobierno ayuda al crecimiento económico, pero cuando el gasto del gobierno excede un umbral existen consecuencias negativas en el crecimiento. El umbral óptimo es cuando el gasto del gobierno llega al 20% como porcentaje del PIB, tomando otras variables constantes.
Antes del umbral la relación entre el gasto y el crecimiento es positiva, después del umbral la relación entre el gasto del gobierno y el crecimiento es negativa. Mitchell (2005) explica que la parte negativa se debe a los impuestos excesivos, efecto de evicción del sector privado, costos del multiplicador negativo, subsidios a empresas ineficientes, distorsiones de mercado, cambio de comportamiento y regulaciones excesivas, costo de estancamiento y otros costos.
La pregunta relevante es entonces ¿Cuál debe ser el rol del gobierno para controlar su tamaño?
Si en términos económicos queremos promover un Estado óptimo, debemos pensar reducir su tamaño, un Estado Obeso es ineficiente, genera corrupción y expolia los ingresos de un sector importante de su población, principalmente los más afectados siempre son la clase media.
En términos generales estas son las características para destacar con el objetivo de reducir el tamaño del Estado:
- Los subsidios deben ser temporales con políticas bien definidas.
- Los subsidios deben ayudar a la formación de capital, y enfocada a personas que los necesitan.
- El gobierno debe evitar ser empresario a través de empresas paraestatales, a menudo están en números rojos, lo cual aumenta el gasto de gobierno.
- Es importante que el gobierno se enfoque en sus tareas importantes: estado de derecho, sistema de justicia.
- Debe existir una administración pública imparcial.
- En el tema de salud, vivienda y educación, si bien, debe garantizar el acceso a la población más vulnerable, debe permitir que la competencia privada exista para lograr mejorar la calidad de los servicios, mejorar los precios, la cobertura y la accesibilidad de los mismos.
En un estado obeso nunca habrá dinero que alcance además que la calidad y efectividad del gasto dejarán mucho que desear. Milton Friedman, premio Nobel de Economía (1976) decía que había 4 formas de gastar el dinero, la peor de todas era la última: gastar el dinero ajeno en beneficio de otras personas, porque en esta situación no hay motivos objetivos para preocuparse por el costo ni tampoco por la calidad del resultado. La consecuencia lógica es una calidad deficiente del resultado a un alto costo. Esta es precisamente la manera como el gobierno gasta el dinero de los contribuyentes, por eso vemos tantas obras públicas de mala calidad, deficientes, sin sentido lo mismo que la mayoría de los servicios públicos.
En conclusión, no debemos dejarnos llevar por la idea que mayor peso de gobierno en la economía se crea mas prosperidad. Recordemos que cuando el gasto de gobierno va más allá de su rol tradicional de sostener las instituciones, ese gasto va a expulsar la inversión privada y por lo tanto el rol de los individuos, hogares y empresas será socavado.
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