Mario Vargas Llosa: “Sin la libertad no hay progreso posible”
Mario Vargas Llosa, escritor peruano y Premio Nobel de Literatura, es, quizás, el pensador más brillante de nuestros últimos tiempos. Es un intelectual completo, vasto, que –en esta entrevista concedida a Perú21–, reflexiona sobre los 200 años de nuestra independencia y comparte sus emociones sobre este país hermoso que queremos y que a veces nos cuesta y nos hace sufrir.
Leyendo tus sentidas reflexiones sobre el Perú en El pez en el agua, una de tus tantas espléndidas obras, recuerdas a Riva Agüero y a sus Paisajes peruanos, y cuentas cuando él está llegado a la Pampa de Ayacucho y reflexiona sobre esta paradoja que fue la batalla emancipadora, donde el virrey La Serna tenía un ejército lleno de peruanos y, en cambio, el ejército emancipador uno con dos tercios de argentinos y de colombianos. Dices que Riva Agüero pensó que no habíamos hecho otra cosa que convertir la república en una sombra irrisoria de lo que fue el Perú en su etapa prehispánica. Ese texto lo escribió y publicó en 1912, faltaban 10 años para el centenario de nuestra independencia. Han pasado 100 años más y me toca preguntarte, ¿por qué crees que no hemos logrado sobreponernos al fracaso de la república de ese primer centenario? ¿Quiénes son los responsables?
Yo creo que en esa anécdota que registra Riva Agüero en Paisajes peruanos está clarísima la vocación internacional y latinoamericana del Perú. El Perú ha tenido siempre una vocación que podríamos llamar latinoamericanista, pero nunca ha sabido organizar su vida política institucional en función de ella. Otro historiador peruano, Jorge Basadre, escribió, cuando era muy joven, un libro extraordinario La promesa de la vida peruana, donde hay toda una interpretación de lo que es o debía ser otra vez el Perú. Decía que en el Perú de los incas, en el Perú colonial, en el Perú republicano, siempre ha habido una promesa en la que había la idea de América Latina; sin embargo, pasaban los años, los quinquenios, los decenios y no la realizaba. A mí me impresionó muchísimo porque me pareció un libro tremendamente optimista, un ensayo que veía en el futuro del Perú la realización de esa promesa de prosperidad, de democracia, de integración con el resto de países latinoamericanos; creo que es un ensayo que valdría la pena volver a leer.
De alguna forma hay, en paralelo a esa promesa, una suerte de sino a veces destructivo en nuestra clase dirigente, porque cada vez que estamos a punto de lograr dar el salto, de convertir a nuestro país en una nación, en el mejor sentido de la integración, aparece un dictador o un corrupto o un demagogo o un populista que se hace del poder con el apoyo de la mayoría de los electores. ¿Por qué crees que nos pasan cosas como estas?
Creo que la razón fundamental es porque las instituciones no son vistas en el Perú como algo sólido y que, además, deben consagrar la libertad, los derechos individuales, colectivos. No percibimos las instituciones como una función de largo plazo; al contrario, vemos en ellas algo muy pasajero y por eso son tan frágiles, muchas veces derribadas por golpes de Estado y a veces por los propios dirigentes elegidos en buena lid que, a la hora de asumir el poder, no responden a lo que esperábamos de ellos. Esas instituciones son muy importantes en un país que quiere la libertad y son la única garantía de que vamos a tener una libertad que va a seguir, sean quienes sean los gobernantes. La vida política peruana es muy precaria y por eso el grueso de los peruanos no tiene fe en sus instituciones, que son absolutamente indispensables. El Poder Judicial es algo fundamental; el Poder Legislativo, sin ninguna duda; el poder que resulta de nuestras elecciones y que lleva a ciertas personas que muchas veces no están a la altura de la responsabilidad que colocamos en ellas. Digamos, no debemos ser pesimistas, pero claramente las instituciones tienen una importancia fundamental que desgraciadamente nuestro país no les ha conferido.
Decías que los políticos, la mayoría de veces, no están a la altura de las circunstancias, y yo tengo la sensación de que nuestras taras están como resumidas en ese sector hace ya demasiado tiempo, y entonces tenemos constantemente una suerte de alternancia entre nuestros mayores y más profundos defectos, que son el racismo y la indiferencia por un lado, y el resentimiento y la envidia por el otro. ¿Cuánto crees que tienen ver sus taras?
Esas taras, que desde luego forman parte de la realidad peruana, están presentes, por desgracia, por toda América Latina, y saliendo de América Latina te diría que el racismo está muy distendido pero muy disimulado, por ejemplo, en Europa occidental; es una tara de la que no está libre ningún país desafortunadamente (…). Si hay un país que representa justamente la negación del prejuicio racial, es el Perú, donde están representadas prácticamente todas las razas y todas tienen una presencia y algo que aportar a esa promesa de la vida peruana, según el vocabulario de Jorge Basadre, que en algún momento debe materializar.
Eres optimista, y eso me hace sentir muy bien porque no estamos viviendo buenos tiempos en este momento en nuestro país.
No. Desgraciadamente no. Estamos viviendo tiempos muy difíciles y probablemente tardará un tiempo todavía en esclarecerse. Lo importante es que la realidad peruana acepte que la libertad es un hecho absolutamente fundamental en nuestra historia, que hoy día, sin libertad, los países están destinados a fracasar y que, por lo tanto, la precaria libertad que tenemos es algo que tenemos que defender de una manera energética, sobre todo quienes tienen cargos importantes como resultado de estas últimas elecciones. Sin la libertad no hay progreso posible, esta es una realidad de nuestro tiempo que cualquiera que no esté cegado, que no tenga una ideología muy estrecha y fanática, podría reconocer. La libertad es un hecho absolutamente fundamental. Debemos preservar la libertad de prensa, la libertad de comercio, la libertad que permite integrarse al resto del mundo, y es fundamental que los peruanos la defiendan, cualesquiera que sean sus ideas políticas, porque sin ella, solo hay fracaso y empobrecimiento.
¿Por qué crees que en el Perú calan las ideas liberales en lo económico, pero no en lo político y lo social? ¿Por qué, a pesar del éxito del libre mercado en nuestro país, retrocedemos y medio Perú decide elegir una propuesta como la de Pedro Castillo?
Creo que es simplemente por desinformación. Hay muchos peruanos que no saben cuál es la realidad de nuestro tiempo donde los países que han progresado verdaderamente son los países democráticos que son libres. Y los países que no han progresado, que han retrocedido y que se han perjudicado tremendamente por razones ideológicas, son los que han rechazado la libertad y han introducido en su vida económica el estatismo. El estatismo no ha tenido éxito en ninguna parte. Lo estamos viendo en Cuba, y lo hemos visto en Venezuela. De una manera realmente trágica, millones de personas empezaron a caminar por la carretera para no morir de hambre. ¿Eso a qué se debe? Venezuela es uno de los países más ricos no solo de América Latina, sino del mundo. Tiene una política completamente equivocada y estatista. Es una política que ha convertido el país en una factoría dirigida por el Estado, y que lo ha llevado, como a todos los países que eligieron ese modelo, a su ruina económica y al desorden político. La gente desesperada por falta de vacunas, de trabajo y de alimentos, ha decidido protestar en la calle. Creo que es muy importante estar en contacto con el resto del mundo y saber cuáles son los países que han tenido éxito desde el punto de vista económico, son los países democráticos y libres. Mientras más libertad exista en un país, mayores son las posibilidades de éxito comercial y éxito político. En el caso del Perú, lo que tú llamabas resentimiento, y lo que yo llamaría la frustración de muchísimos peruanos, los ha llevado a buscar dentro de las posibles ideologías la que está menos dedicada a tener éxito, es decir, la ideología estatista, socialista y comunista que solo ha servido para atrasar y retroceder a los países que la eligieron. Los países que han progresado verdaderamente y que han conseguido cambiar su realidad social son los países libres, donde existe una legalidad que garantiza la libertad por encima o por debajo de quienes estén gobernando; ese es el modelo que tendría que seguir el Perú y por el que votaría la inmensa mayoría de peruanos si estuviera lo suficientemente informada al respecto.
La información es la llave que nos abre la puerta y, por ello, es tan importante preservar la libertad de prensa y de expresión en tiempos en los que asoma el autoritarismo.
Sin ninguna duda. Si desaparece la libertad de prensa, desaparece simplemente la libertad. La mejor garantía de que existe la libertad es ver que existe una prensa, programas de radio y televisión, donde se expresan todas las ideas, también las ideas contradictorias; esa libertad es la que garantiza el progreso de un país.
¿Cómo debe reaccionar la prensa peruana ante una amenaza como la que se vive ahora? Hay una suerte de regreso a las ideas nacionalistas y una xenofobia que transmiten los políticos a través de ciertos medios. También está la voluntad que han expresado Perú Libre y el presidente de cambiar la Constitución y no priorizar la lucha contra la pandemia, el desempleo y la reactivación económica. Tú eres también periodista, ¿qué debería hacer la prensa?
Creo que la Constitución es absolutamente clara al respecto. Una Constitución no puede ser cambiada o sustituida si no es de acuerdo al propio modelo que establece la misma. De tal manera que la idea del nuevo presidente del Perú de constituir una Asamblea Constituyente es simplemente anticonstitucional. El Perú no debe, de ninguna manera, adoptar medidas anticonstitucionales si lo que queremos es preservar la legalidad. Tengo la impresión de que, si se consultara a la inmensa mayoría de peruanos, una vez más ellos optarían por preservar el derecho constitucional establecido por nuestra Constitución que establece que no se puede constituir ninguna Asamblea Constituyente. Quien actúa al margen de la Constitución se pone fuera de la ley. Ponerse fuera de la ley en un país democrático es quizá la más alta traición que se comete a esa legalidad.
Estamos celebrando 200 años de vida republicana y peruanidad. Fue muy conmovedor y esperanzador escucharte en Nueva York cuando recibiste el Premio Nobel. Dijiste: “El Perú soy yo, aunque a algunos peruanos no les guste, yo soy el Perú”. Explícame de eso que te ha permitido ser el maravilloso escritor que eres, que casi te vuelve en político, y que te ha hecho ese gran tenaz luchador por la libertad que tanto admiramos.
En una época determinada quisieron quitarme la nacionalidad peruana. Hubo un general, que siempre recuerdo, que dijo que yo era peruano por un simple accidente de la geografía. Ese general ahora está preso cumpliendo una larguísima condena. A mí me irritó tremendamente que, por vivir en el extranjero, no me consideraran un peruano digno. Creo que uno es del país que elige y yo elegí el Perú en un momento dado. Además, he escrito constantemente sobre el Perú y nada de la problemática peruana me es ajeno. El hecho del Premio Nobel a mí me alegró muchísimo, entre otras cosas, porque era un homenaje y reconocimiento al Perú y a las letras peruanas. El Perú es un país al que, en los últimos años, le ha ido bastante bien. Ahora enfrenta una situación difícil que esperemos sea superable. De todas maneras, al Perú no le ha ido mal desde el punto de vista económico. Ha progresado considerablemente estos últimos años, aunque podría haber progresado mucho más. La política ha sido uno de los grandes obstáculos para que el Perú progrese. Por eso, es muy importante tener presente que la política debe acercar a la gente y no separarla, menos sembrar el odio entre los peruanos. En estos últimos días y semanas, hemos visto la presencia del odio en las calles del Perú; eso es malo y solo puede traernos desgracias y empobrecimiento, y solo crispa más la situación del país. Por eso, es importante que todos los peruanos hagan cierto tipo de concesiones para poder seguir siendo libres, para que exista una libertad de prensa en el Perú y para que los empresarios se sientan seguros y hagan regresar esos 17 mil millones de dólares que han salido por la tremenda inseguridad de estos días. Creo que los nuevos gobernantes, si son responsables, deben dar garantías de eficiencia y solidaridad y de no proceder arbitrariamente, para que esos empresarios que han sacado su dinero lo regresen al Perú. Nosotros lo necesitamos para poner en valor las riquezas que tenemos. Los capitales extranjeros, en estos momentos, están huyendo del Perú. Hay una inseguridad que rodea al Perú que los gobernantes responsables deben tratar de evitar. Deben devolverle al Perú la simpatía y cercanía que despertaba en el mundo en los años pasados y que ha traído tantos beneficios desde el punto de vista económico.
Mirando en retrospectiva, ¿a qué peruanos admiras?
Creo que hay muchísimos peruanos admirables. Entre ellos, esa generación constituida por Jorge Basadre, Víctor Andrés Belaunde, Raúl Porras Barrenechea. Antes por Riva Agüero y Luis E. Valcárcel, porque es una generación que creó toda una visión del Perú a través de sus estudios. José Carlos Mariátegui, por supuesto, formaba parte también de esa generación. Creo que ahí se constituyeron las bases de un Perú que luego los futuros historiadores descuidaron. Si nosotros queremos volver a esas fuentes, ¿a dónde nos dirigimos? Nos dirigimos fundamentalmente a esa generación ejemplar porque carecía de medios y estímulos y, sin embargo, fueron capaces de dejar obras tan importantes.
Y mirando más cerca tu vida en el Perú, ¿a qué peruanos extrañas?
Soy un peruano, sobre todo arequipeño. No solo porque nací en Arequipa, sino porque los años de exilio de la familia Llosa fueron años en los que la familia Llosa se llevó consigo a Arequipa. Entonces, aunque yo viví años en Cochabamba, el recuerdo de Arequipa estaba tan vivo en esa ciudad que yo tengo la impresión de haber crecido en Arequipa, hablando del Boulevard Parra, de Porongoche, de las costumbres de los jóvenes, del paisaje arequipeño y los volcanes. Yo, que no he vivido nunca en Arequipa, pero sí he estado muchas veces, siempre me he sentido un peruano arequipeño. La introducción al Perú fue, para mí, Arequipa.
Entonces nos perteneces a los arequipeños y a los peruanos. Te gusta Arequipa, te gusta Piura y te gusta Lima; ¿qué te gusta de Lima?
En Lima he vivido toda mi adolescencia. Yo vivía en Miraflores y era un mundo muy pequeño. La realidad es que no tenía una idea de lo que era realmente el Perú hasta que entré al Colegio Militar Leoncio Prado. Ahí había peruanos que procedían de todas las clases y regiones del Perú. Fue una experiencia absolutamente fundamental, no diría que grata porque fue bastante ingrata. El ansia de libertad que siempre he tenido, ahí, con el internado, se veía como frenado, pero fue una manera de conocer el Perú, de conocer todas las clases y las razas sociales que constituían la realidad peruana. Ocurrió también en los años en los que estuve en San Marcos. Para mí, fue también una clase de peruanidad cada día. Había grandes profesores, no por el sueldo, sino por el prestigio, como Jorge Basadre, Raúl Porras Barrenechea, Luis E. Valcárcel y Mariano Iberico. San Marcos era un reducto, en primer lugar, muy rebelde y de oposición a la dictadura de Odría. Yo era muy antiodriista. Por otra parte, teníamos harto nivel intelectual. De tal manera, esa experiencia fue una manera de conocer el Perú profundo, diverso y múltiple; es el Perú que alimenta siempre a la literatura que yo escribo.
Es el Perú que amas, que a veces te irrita y que a veces también te angustia y que, por supuesto, añoras. Ese es el Perú que cumple 200 años.
Así es, efectivamente (sonríe). Es el Perú que a ratos me irrita y a ratos me enternece, y que a ratos me es profundamente atractivo o rechazable. El Perú forma parte de mi realidad cotidiana y todo lo que escribo está escrito siempre desde una perspectiva peruana, aunque ocurra en otros lugares, pero la visión es la que tendría un peruano.
Eres un peruano universal y has llevado el nombre del Perú al universo.
Muchas gracias. Ojalá me comprendieran todos los peruanos, como me comprendes tú. Ha sido muy grato conversar y, además, sobre un tema inevitable para dos peruanos: el Perú. Feliz 28 de julio.
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Tenga en cuenta
– Mario Vargas Llosa es un novelista y ensayista peruano que ha cosechado importantes premios. Entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1986), el Premio Cervantes (1994) —considerado el más importante en lengua española—, y el Premio Nobel de Literatura (2010). En 1990 postuló a la Presidencia de la República por el Frente Democrático (Fredemo).
– Tiene una fecunda obra literaria, en la que destacan novelas policiacas, históricas y políticas. Entre ellas figuran La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral y La guerra del fin del mundo.
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