Ecuador: Criptodinero, de las redes a la calle
Expreso, Guayaquil
Para los atesoradores de las criptomonedas en el país -ese tipo de dinero que nadie ve y que nunca se puede palpar-, resulta aún lejana la opción de acercarse a cualquier negocio en la ciudad y pagar con ese tipo de dinero. Sin embargo, aunque de manera muy incipiente, ya existen unas mínimas actividades que las aceptan. Desde una consulta médica o un servicio odontológico hasta pagar por una hamburguesa doble, como se puede hacer en un local de comida rápida en la vía a la costa.
Cuando se busca información formal en el país acerca de este tipo de divisas es fácil encontrarse con mensajes como el que envió en enero de 2018 el Banco Central del Ecuador: “El bitcóin no es un medio de pago autorizado para su uso en el país”. Algo que de vez en cuando replican algunas entidades financieras. Es más, en ese comunicado del BCE se aseguraba que ese tipo de criptomonedas “no está autorizado como un medio de pago de bienes y servicios”. Sin embargo, el ente oficial dejaba abierta una ventana. Declaraba que no está prohibida la compra y venta a través de Internet. Y resulta que es precisamente en la web donde se han afincando los dueños de estas divisas para desde ahí sumar esfuerzos y saltar hacia los espacios urbanos, como lo han hecho Celso Coronel y Michelle Mejía, que comparten sus atenciones odontológicas en un consultorio en Torre Médica Solaris.
los, además de recibir pagos con tarjetas de crédito, tienen la opción del dinero digital. “Llevamos varios meses aplicando ese método. Tenemos 20 pacientes que pagan las consultas así. Decidimos recurrir al método de pago con BTC, Eth y Sol (siglas de tres tipos de monedas), por facilidad para los pacientes. Es muy sencillo hacer las transferencias y por la rapidez”, agrega Coronel.
Igual ocurre con Jonathan Vásquez Landívar, un médico general que destaca las facilidades que le ofrece este medio de pago. “Supongamos que realizo una consulta médica a una señora mayor y sus hijos se encuentran en España o Italia. Si ellos desean pagar la consulta tendrían que hacerme un giro bancario internacional que cobra comisiones altas o enviarme dinero por una de estas empresas de envío y recepción de dinero que también cobran comisiones. Además tendría que esperar por el dinero, o irlo a retirar. Con la moneda digital el pago es persona a persona”.
Ni Coronel y menos Vásquez son unos neófitos en esto de las criptomonedas, que por cierto, implican un mundo complicado de nuevos términos y reglas. Ambos llevan desde cinco y hasta un año vinculados a actividades de compra y venta de ciberdivisas.
A diferencia de otros activos financieros, no se necesita realizar órdenes de compra a partir de un corredor de bolsa o una entidad bancaria para adquirir estas divisas digitales. Existen plataformas web en las que se puede comprar y vender tras registrarte en ella.
Pero existen ciertos riesgos. Las criptomonedas son también un mercado muy volátil, afirma Luis Espinosa Godeg, profesor de Economía en la Universidad San Francisco de Quito. “Es decir que tienen subidas y bajadas más frecuentes y más abruptas. Lo que implica que tienes más oportunidades de ganar dinero y más oportunidades de perderlo”.
Una opinión similar tiene Jorge Calderón, un analista económico: “En efecto es un tema de inversiones, sin dudas, muchos han amasado fortunas en corto plazo. Pero así como su precio puede subir, como ocurrió en marzo pasado, que llegó a niveles por encima de los 50 mil dólares, puede caerse en función de noticias o de ciertas circunstancias o situaciones que provocan que su valor caiga, como sucedió en mayo”.
Espinosa Godeg alega que por definición, toda inversión lleva riesgo. Donde sea que se la haga. “¿Tiene sentido invertir en una hacienda de aguacates si no conoces nada de aguacates? Pues por lógica que no”. La advertencia que lanza este catedrático es que es mejor informarse de lo que implica el mundo de las cibermonedas antes de invertir.
Igual opina José Antonio Fernández de Córdova, quien es parte de un grupo de ecuatorianos que se encuentran ocupados en estos días en formalizar Bitcoin Ecuador, una oenegé en construcción. “Definitivamente, la gente cree que en el bitcóin encontrará dinero fácil. Es necesario informar a la gente, capacitarla; que conozcan la filosofía detrás de una moneda descentralizada deflacionaria; que entienda los riesgos y los beneficios. Precisamente en eso de informar, promover y capacitar es lo que se plantea ocupar Bitcoin Ecuador”.
Para esbozar en cifras el escenario al que enfrenta cualquier mortal, se calcula que existen más de 7.000 tipos de criptomonedas en el mundo (según el sitio web CoinMarketCap). De ese total, cinco son las más extendidas: bitcóin, ethereum, litecoin, dash y ripple. El bitcóin acapara el mercado, seguido de ethereum.
En el caso del país, no es fácil cuantificar cuántas personas tienen bajo su poder criptomonedas, por lo menos así lo asegura Fernández de Córdova, quien incursionó en esto de las ciberinversiones a partir de 2013, cuando realizó su primera compra de una moneda virtual: pagó por una bitcóin 125 dólares. En estos días, quien desee ejecutar una compra similar debe desembolsar 43 mil dólares.
Aunque Ecuador no aparece aún en el mapa de los países latinoamericanos con mayor número de poseedores de monedas digitales (ver infografía), sin embargo, hay quienes aseguran que el mercado nacional está en crecimiento. Un medio digital con sede en Caracas (Criptonoticias) asegura que en el país comprar y vender bitcóin es cada día más fácil y registra hasta ocho sitios en las redes sociales -especies de logias cerradas, muchos de ellos con normas y controles férreos para evitar fraudes-, que concentra a vendedores y compradores compulsivos. El número de miembros va de los 600 a los 6.900.
Una empresa como Capitalika, con sede en Cuenca, asegura que tiene 20.000 usuarios y de estos 1.000 son cuentahabientes, con una tarjeta Visa que les permite monetizar bitcóin y ethereum. “Capitalika es una plataforma digital, wallet y exchange que permite almacenar y comprar criptomonedas con transferencia bancaria local”, dice Carlos Galarza Ponce (emprendedor y coescritor del libro Criptoeconomía), quien junto a Carlos Ugalde (fundador de PayPhone), fundaron esta empresa, que se apresta a lanzar una red de corresponsales que funcionarían a manera de bancos del barrio, que permitirían a cadenas de farmacias o tiendas a nivel nacional recibir depósitos y monetizar criptomonedas hasta por 300 dólares.
En Quito, en el tercer piso de uno de los edificios de las calles Paúl Rivet y José Orton, sobrevive uno de los cajeros automáticos de compra y venta de criptomonedas que un grupo de emprendedores intentó en 2018 ubicar en varios puntos. Fracasó al ser considerada una actividad dudosa, según el artículo 94 del Código Orgánico Monetario y Financiero. Como no está en un espacio público, no pasa nada. Precisamente, en esos tipos de ámbitos -cerrados y a la sombra- es en los que los adoradores de las criptomonedas se han visto obligados a desenvolverse, aunque de a poco van ganando espacio.
No por nada, Niko Jiménez recibe criptomonedas por alguna de sus hamburguesas en su local de N Burguer en Puerto Azul. “Por la primera hamburguesa que vendí en el 2018 me pagaron cinco dólares en tron. Hoy representan 100 dólares. Así de interesante resulta recibir este tipo de monedas”.
Riesgo en las redes
“Existen miles de cibermonedas, pero muchas, por no decir un 40%, son estafas”, dice Alejandro Coronel, uno de los administradores de Criptomonedas Ecuador, en Telegram, con 708 miembros. Muchos estafadores crean ‘tokens’ de la nada que ofrecen ‘airdrops’ falsos para atraer inversores. “Es por eso que es importante invertir solamente en aquellas con una capitalización del mercado considerable”.
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