Bitcoin, dinero y mercancías
Y digo que tomo el debate como punto de partida porque lo considero poco productivo por ya superado y creo que desde un punto de vista de teoría del intercambio sería más esclarecedor centrar el debate alrededor del carácter de mercancía de Bitcoin, y no en su posibilidad de ser dinero. La narrativa del “oro digital”, en el sentido del uso actual del oro que claramente no es dinero generalmente aceptado, ha estado presente desde el comienzo de Bitcoin aunque inicialmente tuviera menor peso que la narrativa de dinero.
La narrativa de oro digital fue cobrando mayor relevancia según transcurrieron los años, enfrentándose a la narrativa del uso como dinero hasta que en 2017 llegó el cisma insalvable entre estas dos narrativas (Bitcoin vs. Bitcoin Cash) y se sometió al juicio del mercado. Los defensores de Bitcoin proponían que si en un futuro se utilizase Bitcoin como dinero, esto debería hacerse en capas superiores, tal y como anticipó Hal Finney aunque él no pudiera predecir en aquel momento un sistema como Lightning Network. Los defensores de Bitcoin Cash proponían que debería ser en la capa básica aumentando el tamaño de bloque.
Pues bien, a día de hoy Bitcoin Cash a pesar de tener bloques más grandes procesa menos de una cuarta parte de transacciones de las que procesa Bitcoin. ¡Y eso sin contar las transacciones en Lighting Network de Bitcoin!. Y teniendo en cuenta que Bitcoin es un activo de bajísima velocidad, que Bitcoin Cash tenga una velocidad aún menor es un fracaso sin paliativos. Como detalle adicional, si Bitcoin Cash tuviera adopción como dinero, es decir que muchísimas personas se hubieran lanzado a demandar un saldo de tesorería, eso debería haber sostenido su valor, y sin embargo el valor de mercado de Bitcoin Cash no llega ni al 1% del valor de Bitcoin.
Además, Bitcoin Cash no soluciona el problema de la volatilidad. Tanto los proponentes de Bitcoin Cash, como aún muchos defensores de Bitcoin como el propio Eduardo Blasco (y en cierta medida yo mismo hasta hace no demasiado tiempo), creen que la adopción resultará en una volatilidad que podría ser inferior al oro o a las actuales monedas fiat. Esto está relacionado con un comentario en el turno de preguntas sobre la “confianza transversal”, que en mi opinión es un concepto profundamente equivocado que ya refutó Menger como explico aquí. El dinero no es dinero porque se llegue a algún consenso para aceptarlo y entonces adquiere las cualidades necesarias para ser dinero (invariante de valor, etc). Es totalmente al revés, se llega a utilizar generalizadamente porque el mercado descubre que tiene buenas cualidades para serlo.
La inelasticidad de Bitcoin, y más concretamente su oferta determinista, impide que sea estable. Da exactamente lo mismo que Satoshi hubiera decidido una emisión permanente del 2%, pues al ser información cierta se descontaría en el precio actual y estaríamos en las mismas. Satoshi ya reconoció expresamente que en ese sentido Bitcoin estaba desconectado de la realidad, pues no sabía como implementar de ninguna forma que el sistema obtuviera la información sobre las variaciones de la demanda, y que por eso se decantó por una oferta fija. Yo creo que hizo bien Satoshi porque era la opción más simple, y cualquier otra habría introducido más complicaciones para no solucionar nada.
Menciona Paco Capella a JP Koning. Un economista especializado en teoría monetaria muy interesante al que sigo en twitter y en su blog, y con quien he tenido la oportunidad de intercambiar opiniones. Creo que el enfoque de Koning es innecesariamente dicotómico en dos sentidos. En un primer sentido, no veo que haga falta un armagedón económico para que Bitcoin sea útil como activo de confianza minimizada (trust minimized). El coste de la confianza ni es cero ahora ni sería infinito en un armagedón, es un gradiente. Y en un segundo sentido, como Bitcoin no es dinero para Koning ni cree que pueda serlo por su volatilidad, ni tampoco tiene valor de uso, entonces considera que solo puede ser un activo especulativo o un juego tipo lotería o concurso de belleza keynesiano. Koning no entiende o no contempla la teoría de la mercancía de Menger donde el instrumento en cuestión pueda ser una mercancía, pero no la más líquida.
Quisiera además insistir en que la idea de mercancía surge para satisfacer la necesidad de intercambiar y se caracteriza por tener valor de cambio. No hay intercambio sin mercancías ni mercancías sin intercambio. Que el concepto de mercancía se descubriera históricamente sobre el soporte del valor de uso no cambia que lo esencial de la mercancía sea su valor de cambio, y por tanto el valor de uso sea accesorio o circunstancial. El valor de uso no es condición necesaria ni mucho menos suficiente para que una mercancía sea una mercancía.
Por tanto, Bitcoin es una mercancía que además es un activo real. No es ningún activo financiero. Los activos financieros tienen algún riesgo de contrapartida al estar su existencia y valor necesariamente vinculada al comportamiento de una entidad, persona o grupo de personas muy concreto, y este no es el caso de Bitcoin.
Por otro lado, la oferta determinista de Bitcoin supone una desventaja enorme para que pueda ser dinero, pero podría ser una ventaja para ser una mercancía de confianza mínima. Quiero enfatizar “podría”, en condicional, porque no tengo ni idea de si el mercado a la larga va a valorar esta oferta determinista. En el caso de que esto fuera así, Bitcoin podría actuar como punto focal, que es un concepto distinto al de efecto red y al de first mover. Esto implicaría que cualquier oferta adicional sería rechazada a la larga, venga esa oferta adicional desde dentro de Bitcoin como propuesta de modificación de su emisión, o desde fuera en forma de otros activos reales digitales al portador. Carácter “real” que por cierto casi ninguna del resto de criptomonedas tiene, y que, sorprendentemente, y salvo contadísimas excepciones prácticamente ninguna pretende tener si nos ceñimos a los hechos.
Para ir concluyendo voy a analizar algunas cuestiones concretas que se comentaron en el debate:
“Bitcoin es un activo de confianza cero”. No creo que ningún proponente serio de Bitcoin sostenga tal cosa. En todo caso se puede decir que es un activo de confianza minimizada.
“Bitcoin no escala”. Es cierto para la capa básica, pero no tanto para capas superiores. Independientemente de que igual no es necesario que escale demasiado, sí que puede escalar en capas superiores manteniendo razonablemente esa confianza mínima con protocolos tipo Lightning Network (LN). Para recuperar tu saldo de un canal LN no necesitas que participe el otro usuario. Otra cuestión es venderle algo y que no te pague. Pero eso no es un riesgo del instrumento en sí sino de los intercambios en general, que puede pasar exactamente igual en la capa básica de Bitcoin o al hacer un pago al contado con cash o con oro.
“Bitcoin no es inconfiscable”. En esto sí estoy de acuerdo. Se podría decir que es difícil de confiscar debido a que, entre otras cosas, funciona al margen de los contratos y las leyes tradicionales, que actualmente controla el Estado. Las reglas de Bitcoin no se fundamentan en el uso de la fuerza, son más bien como las reglas que sirven para identificar el oro puro o sumar dos más dos, es extremadamente difícil que alguien las pueda manipular en su favor por muy poderoso que sea.
Sobre la lentitud de Bitcoin, es importante tener en cuenta que el propósito fundamental de la cadena de bloques es enviar una señal honesta de tiempo y no tanto transmitir un flujo de transacciones. Por eso Satoshi utilizó el término Timechain, nunca habló de Blockchain. Mientras alguien no invente algo mejor, los bloques han de ser necesariamente pequeños para que la señal costosa y supuestamente honesta de la prueba de trabajo sea realmente una señal. Esto es así porque los bloques grandes limitarían el alcance de la señal a sólo personas que tengan equipos y ancho de banda muy costosos. Y si tú no puedes verificar la señal por ti mismo, ya tendrías que confiar en terceros que la verifiquen por tí. Y si tienes que confiar en terceros, pues para ese viaje no hacía falta tanta alforja.
Proof of Stake no solventa el problema, pues al tratarse de una garantía financiera no se trata de un coste inherentemente irrecuperable. El validador podría cubrir su posición con instrumentos derivados de manera que hacer trampas o molestar no tenga un coste para él. Además, los validadores que ya vendieron sus monedas pueden intentar un ataque del 51% arrancando una nueva cadena desde la fecha en que eran propietarios y por tanto el intento no puede tener ningún coste para ellos. Sería un ataque rechazable porque una nueva cadena muy retroactiva sería percibida como grotesca, pero dado el nulo coste del ataque podría perturbar mucho, y durante mucho tiempo, el funcionamiento normal de la red. Que Ethereum esté retrasando durante años y años su transición al Proof of Stake no es casualidad.
Por último, creo que tiene razón Paco al decir que algunos “hodlers” se comportan como una secta y además su discurso de no vender nunca es algo incoherente con su perspectiva de hiperbitcoinización. Ahora bien, se puede ser hodler con la simple perspectiva de que Bitcoin sea una mercancía valiosa, no necesariamente la más líquida. Creo que los hodlers fanáticos de la hiperbitcoinización no se dan cuenta que el hecho de que una mercancía sea dinero o no, no es necesario para que valga más. El oro no se desplomó, ni mucho menos, cuando dejó de ser dinero.
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