«Tener y No Tener»: Cuando dos ganadores del premio Nobel escribieron la misma historia
El escenario, un muelle. La pregunta, «¿qué clase de tiempo tendremos hoy?». «Más o menos como el de ayer. Quizá mejor», responde el protagonista en las letras de Ernest Hemingway. «No lo sé. Casi como el de ayer, pero mejor», reescribe William Faulkner. Un pequeño intercambio entre dos personajes que quedó como uno de los únicos momentos casi sin alterar de una novela no muy popular a una adaptación cinematográfica que hizo volar la taquilla. Lo sucedido entre una versión y otra hace que las anécdotas detrás de la ficción sean igualmente dignas de contar.
Comenzó como «Balas de contrabando», un relato corto publicado por Ernest Hemingway en 1934, el cual fue seguido en 1936 por «El regreso del comerciante». La recepción de ambas historias y de su protagonista, Harry Morgan, capitán de un barco pesquero, alentó a su autor a convertirlas en algo más. Decidió unificarlas y ampliarlas para finalmente transformarlas en una novela, proyecto que se vio frenado por la Guerra Civil Española, en la cual fungió como corresponsal. Un año más tarde, en 1937, finalmente retomó y finalizó su obra: «Tener y no tener». El resultado final fue una gran narración que, además, reflejaba mucho de la ideología que seguía Hemingway, acentuada por su experiencia en España. La crítica fue mixta, pero tuvo un importante impacto cultural y, aunque no fue demasiado popular, los lectores estaban complacidos con la historia… Bueno, quizá no todos los lectores.
Durante uno de sus viajes de pesca, Howard Hawks, productor y director en Hollywood (y amigo de Hemingway), le confesó al escritor que su nueva obra era sencillamente su peor trabajo y una muy mala historia. Tal vez eso no ayudó a convencer al renombrado autor de que escribiera un guion original para Hawks, quien llevaba tiempo insistiendo en unir fuerzas para algún proyecto cinematográfico, pero sí despertó la posibilidad de que Hawks convirtiera aquella «terrible historia» en un filme. El resto de su viaje fue empleado para trabajar juntos en los primeros esbozos de la adaptación.
Tiempo después, en 1943, Hawks compró los derechos de la obra y los vendió a Warner Bros, haciendo un trato por el cual ganó mucho más que Hemingway, quien molesto dejó de hablarle por tres meses. Esto no fue problema para el productor, ya que inmediatamente contrató a Jules Furthman como guionista y el proyecto arrancó. Para finales de ese año, el guion parecía estar concluido y comenzó la selección del elenco con la contratación de Humphrey Bogart en el rol protagónico.
La elección de Bogart para el rol de Harry Morgan era bastante obvia ya que, además de su excepcional habilidad, su éxito en películas como «Casablanca» aseguraba la popularidad del proyecto. Al mismo tiempo, mientras Nancy Keith (esposa de Hawks) hojeaba la última edición de la revista «Harper’s Bazaar», notó a una joven modelo de apariencia llamativa, y fue así como el proyecto encontró a su protagonista femenina. Su nombre era Betty Perske, pero como según Howard Hawks ese no era nombre para una estrella, pasó a la historia como Lauren Bacall. Su imagen, su voz y persona pública fueron cuidadosamente moldeadas por el productor-director, a quien no le hizo mucha gracia enterarse de que, tras una serie de bromas y muecas en el set, la actriz de entonces 19 años había iniciado un romance con su coprotagonista de 44. Se había creado una de las duplas más icónicas del cine: «Bogie y Bacall».No obstante, antes de que pudiera siquiera iniciarse el rodaje, el gobierno de los Estados Unidos intervino y puso una traba en el proceso. La historia original tenía como escenario a Cuba, país del cual no dejaba la mejor impresión, por lo que la política estadounidense de «buena vecindad» no permitiría que la película se llevara a cabo. Fue por ello que el guion tuvo que reescribirse, labor que le fue encargada a William Faulkner, quien no dejó casi nada de Hemingway en la obra de Hemingway.
Hasta ese punto la historia había sido sobre Harry Morgan, capitán de un barco pesquero, quien se involucra en el contrabando entre Cuba y Florida para mantener a su esposa -Marie- e hijas. Cuando las cosas se complican económicamente, recurre al transporte ilegal de inmigrantes chinos y al apoyo a los revolucionarios cubanos. Con la adaptación de Faulkner, Cuba se convirtió en Martinica, los revolucionarios se convirtieron en la resistencia contra Vichy, la cantidad de actividades ilegales de Harry decreció y su suerte mejoró. En esta nueva versión ni siquiera había esposa o hijas, sino que Marie se convirtió en el interés amoroso del capitán.
Fue justamente Marie el personaje que más modificaciones tuvo. A medida que Bacall iba mostrando su potencial actoral, su rol iba creciendo (aunque se guardaba el libreto de Jules Furthman, con el rol mucho más reducido, en caso de que la actriz no alcanzara las expectativas). Incluso su inexperiencia le jugó a favor, ya que para evitar que sus temblores de nerviosismo se hicieran evidentes, debía colocar su cabeza hacia abajo y mirar hacia arriba, lo que dio lugar, sin darse cuenta, a una de las más famosas miradas de Hollywood. Fuera de eso, gran parte de su personaje fue moldeado con base en Nancy Keith, quien la había descubierto y se convirtió en una gran amiga y mentora.
Con un guion inicial de 36 páginas, el rodaje se llevaba a cabo cada tarde, luego de que Faulkner entregara las nuevas escenas en las mañanas para que fueran revisadas por los involucrados, especialmente Bogart y Hawks. Este último hizo sus propios aportes al texto, como el hecho de que Harry y Marie se llamaran uno al otro -sin motivo aparente- por los apodos que utilizaban él y su esposa (Keith): «Steve» y «Slim». La escena usada en el test de cámara de Bacall fue otra adición que no estaba contemplada originalmente en el guion, pero fue la que se convirtió en la más recordada de la película («Sí sabes cómo silbar, ¿no, Steve? …»). Así, poco a poco -o quizá demasiado abruptamente-, la historia de Hemingway dejó de pertenecerle.
Luego de 62 días, finalmente concluyó la producción, la cual se estrenó en octubre de 1944 y se convirtió en una de las películas más importantes de ese año. El equipo «Bogie y Bacall» se consolidó de manera oficial, trabajando juntos en otras tres películas y algunas producciones más. Ambos se casaron al año siguiente, tuvieron dos hijos y se mantuvieron juntos hasta el fallecimiento de Humphrey Bogart en 1957. Aunque no por esta película, ambos actores recibieron premios Oscar más adelante en sus carreras; él en 1952 y ella en 2009 (Oscar honorífico).
Hemingway y Faulkner no se cruzaron ni una sola vez -que se haya registrado- durante la producción del filme, pero no es difícil adivinar lo que pensaba el primero sobre tan descarada modificación a su historia. Pese a ello, el nombre de Hemingway apareció en grandes letras en los créditos iniciales, mientras Faulkner trabajó poco tiempo después en el guion para otra película de Hawks con «Bogie y Bacall». Ambos autores recibieron el Premio Novel de Literatura con cinco años de diferencia (1949 y 1954), lo que por extensión convirtió a «Tener y no tener» en el único filme que ostenta haber sido escrito por dos premios Nobel hasta ahora.
En realidad, la historia contada en el filme no es demasiado compleja, incluso menos que la de la novela, que ya era bastante sencilla. Aun así, la película en general es realmente cautivante, lo que lleva a preguntarme: ¿Habría cambiado el resultado si, manteniendo la misma fórmula (producción, dirección, elenco, etc.), Hemingway y Faulkner hubiesen trabajado juntos en el guion? Tal vez habrían encontrado algún punto en común entre ambas tramas y escrito un guion que habría pasado a la historia como extraordinario. O, quizá, eso fue tan lejos como la historia podía llegar.
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