De las luchas por el poder a la unidad: El plan de la oposición para desafiar a Maduro en 2024
La oposición venezolana se ha visto seriamente debilitada en los últimos meses. Se debe en parte a que la brutal dictadura de Nicolás Maduro ha sobrevivido con el apoyo de Cuba, Rusia, Irán y, en cierta medida, China a todos los intentos por derrocarla. Pero alguna responsabilidad les cabe a los propios líderes de la oposición, que han dedicado una cuantía desmesurada de tiempo a las luchas internas por el poder y, en algunos casos, han participado en actos de corrupción que han empañado su imagen.
Como jefe de una Asamblea Nacional en la cual la oposición tenía mayoría tras las elecciones parlamentarias de 2015, Juan Guaidó fue reconocido en enero de 2019 por sus pares y gran parte de la comunidad internacional como presidente interino. Maduro acababa de reelegirse en unos farsescos comicios presidenciales. Según la Constitución, el jefe de la Asamblea tenía derecho a asumir la presidencia. Pero después de que la efectividad y el prestigio del gobierno interino decayeran, la propia oposición lo disolvió a finales de 2022. Sus líderes se encuentran actualmente ocupados tratando de resucitar el movimiento de resistencia a través de unas elecciones primarias que se celebrarán en octubre y que pretenden producir un candidato de unidad que desafíe a Maduro en 2024.
El proceso está siendo organizado por un comité de juristas y académicos liderado por Jesús María Casal bajo el paraguas de la Plataforma Unitaria, que incluye un amplio espectro de organizaciones. Pero aún quedan por tomar varias decisiones críticas que podrían socavar el esfuerzo, principalmente si se va a procurar la colaboración del organismo electoral oficial, el que se encuentra dominado por los "chavistas" y que ha desempeñado un rol decisivo en la manipulación de elecciones en el pasado. Algunos miembros de la oposición consideran que utilizar los locales de votación oficiales y obtener ayuda del Consejo Nacional Electoral para registrar a nuevos votantes es la mejor manera de garantizar una amplia participación y un proceso creíble. Por el contrario, otros rechazan esto por considerarlo un suicidio político.
Otro punto de discordia es si se permitirá a la diáspora venezolana participar en la votación. Unos siete millones de venezolanos han huido del país en los últimos años. Uno pensaría que todos los líderes de la oposición aceptarían el principio de que a estos venezolanos, cuyas vidas han sido trastocadas por la tragedia política de su nación, se les debería permitir participar, pero este no es el caso. Líderes que han perdido credibilidad y han formado parte de varios intentos fallidos de negociar acuerdos políticos con la dictadura temen que los venezolanos en el exterior opten por los candidatos que se negaron a participar. Las conversaciones celebradas en México están suspendidas desde noviembre.
María Corina Machado, que ha sido sistemáticamente critica de la forma en que se ha conducido la oposición, incluidas esas negociaciones, parece estar encabezando las encuestas. Esto trae algo de esperanza a quienes temían que las primarias se convirtieran en otro ladrillo en el muro del fracaso de los demócratas venezolanos para plantear un verdadero desafío al régimen. Es carismática, tiene principios y buenas credenciales éticas. Su defensa de la libertad individual, el libre comercio y los derechos de propiedad la sitúan en las antípodas de la visión de la mayoría de los líderes de la oposición, que encarnan diversas formas de populismo socialista, considerando que los venezolanos no están preparados para un cambio ideológico radical tras años de propaganda socialista.
Otros posibles candidatos son Manuel Rosales, gobernador del estado de Zulia, que fuera derrotado por Hugo Chávez hace muchos años; Henrique Capriles, otro antiguo candidato que se presentó dos veces contra el monstruo del régimen; el propio Juan Guaidó, y algunos otros, incluido un comediante que se está abriendo camino.
Pase lo que pase, el reto al que se enfrenta la oposición es monumental, entre otras cosas porque varios candidatos potenciales tienen prohibido ejercer cargos públicos. Aun así, las elecciones presidenciales se celebrarán en 2024. Maduro intentará buscar su tercer mandato de seis años a través de otro proceso amañado, dando a la oposición otra oportunidad de reinventarse. Esperemos que la aprovechen y, contra todo pronóstico, hagan temblar los cimientos de un régimen que luce deprimentemente fuerte en la actualidad.
Traducido por Gabriel Gasave
El original en inglés puede verse aquí
Álvaro Vargas Llosa es Académico Asociado Senior del Centro Para la Prosperidad Global del Independent Institute. Sus libros del Independent incluyen Global Crossings, Liberty for Latin America y The Che Guevara Myth
- 23 de julio, 2015
- 19 de diciembre, 2024
- 29 de febrero, 2016
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