Allí donde el libre mercado aporta modernidad
Catalyst – El Instituto Independiente
Puede verse también del mismo autor América Latina: Una historia de éxito del transporte público y La tragedia del Tapón del Darién
Esta columna forma parte de la serie publicada en Catalyst que narra mi viaje de un año y medio por el Sur Global. Uno de los objetivos del viaje es comprender mejor dónde está el "futuro económico", visitando países en desarrollo que han hecho grandes progresos.
Chile fue el décimo país de mi gira, y no se parece a ningún otro de América Latina. La capital, Santiago, era muy diferente de otras grandes ciudades de Sudamérica como Sao Paulo o Buenos Aires. Se siente moderna y cosmopolita, más parecida a una ciudad estadounidense con visión de futuro como Miami. En comparación con otras ciudades de la región, era más limpia, contaba con mejores servicios y era claramente más rica. Lo mismo puede decirse de Chile en general, y vale la pena explorar el marco político orientado al mercado que generó esto.
De hecho, Santiago se siente como una ciudad en auge, habiendo sumado 1 millón de habitantes más en las dos últimas décadas, y vi más rascacielos allí que en ningún otro lugar de Latinoamérica. Visité el barrio obrero de La Florida y advertí cómo se demolían viviendas unifamiliares para construir torres. Vi la misma tendencia, pero más exclusiva, en el Barrio Suecia. Allí es donde se encuentra ubicada la Gran Torre Santiago, el rascacielos más grande de Sudamérica. El edificio, de 62 plantas, fue diseñado por César Pelli, quien más tarde proyectó la Torre Salesforce de San Francisco empleando un diseño similar.
La torre forma parte del Costanera Center, un gran complejo comercial. Dentro del centro comercial se pueden encontrar muchas tiendas de marcas estadounidenses, como Nike y Forever 21. En comparación con otras ciudades que visité, en Chile vi más tiendas de grandes superficies estandarizadas.
Muévete más al este hacia Las Condes, y encontrarás quizás el mejor barrio chileno. Su mezcla de torres brillantes, restaurantes de lujo y el majestuoso Parque Araucano supera a la mayoría de los barrios de los Estados Unidos, y tiene uno de los precios de las propiedades más altos de Latinoamérica.
Santiago cuenta con un moderno sistema de subterráneos y carreteras de calidad. Chile fue uno de los únicos países latinoamericanos que visité con agua corriente limpia. Después de atravesar durante meses los barrios plagados de grafitis y pocilgas de los países vecinos, fue refrescante encontrar un poco de esto en Santiago.
Otra ciudad que visité, Valparaíso, no era tan bonita, pero contaba con servicios y una modernización similar, y catering para artistas internacionales.
¿Qué es lo que hace diferente a Chile? Su apoyo a los mercados libres y los derechos de propiedad. El Índice de Libertad Económica de la Heritage Foundation lo sitúa en el puesto 22, por encima de cualquier país latinoamericano, e incluso por encima de los Estados Unidos. Brasil está en el puesto 127 y Argentina se ubica en el 144.
La Heritage Foundation destaca el "clima empresarial transparente" de Chile como una de las razones de su alta clasificación. La gente puede crear empresas fácilmente cuando las normas son claras, las reglamentaciones eficientes y el gobierno protege los derechos de propiedad. Gran parte de América Latina está estereotipada por tener gobiernos corruptos, pero Heritage afirma que la integridad gubernamental de Chile se encuentra por encima del promedio mundial.
Chile no sólo es económicamente libre. El Índice de Libertad Humana del Fraser Institute lo clasifica en un puesto elevado en cuanto a libertad personal. La gente allí disfruta de libertad de expresión, prensa y religión. El matrimonio entre personas del mismo sexo es legal. También es un país muy seguro, con la tasa de homicidios más baja de Sudamérica.
No siempre fue así. Como otros países latinoamericanos, Chile experimentó alguna vez con el socialismo. El marxista Salvador Allende fue elegido presidente en 1970. Fue un desastre. Nacionalizó la industria del cobre, que era el principal negocio de Chile en aquel entonces. Aumentó los salarios y, para pagarlos, imprimió dinero. La consecuente inflación alcanzó el 500% en 1973. El gobierno instituyó controles de precios, lo que provocó escasez de productos básicos como la leche y la harina.
En 1973, los militares derrocaron a Allende y el general Augusto Pinochet tomó el poder. Pinochet era un dictador; su régimen era tristemente célebre por arrojar a socialistas y opositores políticos desde helicópteros. Dado que la junta militar no sabía mucho acerca de gobernar un país, un grupo de economistas chilenos que habían estudiado con Milton Friedman en la Universidad de Chicago ascendieron al poder. Pinochet los designó para ocupar cargos en el gobierno.
Los "Chicago boys" implementaron reformas económicas de libre mercado. Para luchar contra la inflación, recortaron el gasto social y abolieron los controles de precios y privatizaron el 95% de las empresas públicas (la industria del cobre continuó nacionalizada). El gobierno de Allende era escéptico de la inversión extranjera, pero el nuevo gobierno abrazó el libre comercio y se deshizo de las barreras proteccionistas. Fue un éxito. La inflación cayó por debajo del 10% en la década de 1990. El ingreso per cápita se cuadruplicó entre 1975 y 2015; hoy ronda los 25.000 dólares, superando a Panamá como el más alto de América Latina (Panamá es, como expusimos en febrero, otra historia de éxito de la liberalización). La tasa de pobreza de Chile cayó del 45% en la década de 1980 al 8% en 2014.
La dictadura perdió el poder en 1990. A pesar de que Friedman y los Chicago boys son a menudo difamados por ayudar a una dictadura, él consideraba que los mercados libres son los que condujeron a su fin.
A pesar del éxito del libre mercado en Chile, la desigualdad de ingresos sigue siendo alta. En 2019, el gobierno incrementó las tarifas del subterráneo en 4 centavos. Eso desencadenó protestas masivas. La gente exigía cambios para abordar el creciente costo de vida y deseaba salarios más altos.
El izquierdista Gabriel Boric fue elegido presidente en 2021. Boric prometió que "enterraría" el modelo de libre mercado legado por la dictadura de Pinochet. Aboga por impuestos a los súper ricos y más servicios sociales, y afirma que luchará contra la desigualdad.
Es poco probable que Chile vuelva a caer en el socialismo al nivel de Cuba o Venezuela. Pero los chilenos deberían recordar que el socialismo los llevó a la pobreza y que el libre mercado los sacó de ella, y esto se encuentra reflejado de manera abrumadora en la sociedad que disfrutan ahora.
Traducido por Gabriel Gasave
Scott Beyer es propietario de Market Urbanism Report y actualmente realiza un proyecto de investigación de un año y medio por el sur del mundo.
- 23 de enero, 2009
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