El legado y vigencia de Adam Smith en sus 300 años de nacimiento
Por respeto a nuestros lectores comenzaremos haciendo un breve resumen de quien fue Adam Smith, y sus virtudes intelectuales a su temprana edad, para después pasar a comentar y destacar sus grandes legados, no sólo en el pensamiento económico moderno, sino en la vigencia tanto teórica como práctica de sus principales líneas de pensamiento en el campo de la economía y la política actual.
Adam Smith (5 de junio de 1723 – 17 de julio de 1790) Nació en Escocia, Según sus datos biográficos Smith poseía una prodigiosa memoria y vocación por el estudio, facultades que le facilitaron el ingreso en la Universidad de Glasgow. En este centro, se apasionó por las matemáticas. Una vez graduado, obtuvo una beca para el Balliol College de Oxford, donde concluyó brillantemente sus estudios a la temprana edad de los 23 años, con un perfecto dominio de la filosofía clásica y sus máximos representantes: Platón, Aristóteles y Sócrates.
Durante los dos años siguientes a su graduación, profundizó en diferentes disciplinas desde la retórica a la economía, pasando por la historia, e inició su trayectoria como escritor de éxito publicando artículos en la Edimburgh Review.
Después de haber destacado como un docente excepcional en la Universidad de Glasgow, en el año 1758 fue nombrado decano de la Facultad de Filosofía esta institución, rodeado de un gran prestigio; de hecho, valdría la pena mencionar a título anecdótico, que son muchos los que afirman que Voltaire afamado escritor francés y exponente de la Ilustración solía enviarles a sus mejores alumnos como expresión de su reconocimiento y admiración.
Durante estos mismos años, Adam Smith formó parte de un selecto grupo en Glasgow conformado por intelectuales, científicos, comerciantes y hombres de negocios, un caldo de cultivo propicio para intercambiar ideas e información que posteriormente conformarían sus obras sobre filosofía y economía. Entre las cuales se pueden mencionar como las más destacadas, su Ensayo sobre la riqueza de las naciones, principalmente y la Teoría de los sentimientos morales, entre otras obras.
Dicho esto, Adam Smith es considerado el padre de la economía moderna, por ser el precursor de esta disciplina al darle a la misma su carácter científico y distinguirla del resto de las demás ciencias. Pasando así a ser uno de los máximos exponentes de la economía clásica.
Smith en su primera gran libro titulado “Teoría de los sentimientos morales”, publicado en el año 1759, siendo esta su obra maestra desde una perspectiva filosófica, enunciaba los principios de la naturaleza humana, que según él guiaban el comportamiento social del hombre, a través, de su famosa teoría de “la mano invisible” proposición que sostiene que el hombre sin saberlo y sin proponérselo, orientaba el propio interés personal en función del bienestar de la sociedad en general, en términos materiales. Cabe destacar que el citado libro comienza explorando las conductas humanas, en las que en ningún lugar aparece el egoísmo con un rol principal, es importante resaltarlo a la luz de las críticas que de forma tergiversada han venido repitiendo a lo largo de los últimos años 240 años los enemigos del libre mercado.
En cambio, Smith narra el proceso del ser humano como un sentir de empatía y ponerse en el lugar del otro como su mayor virtud, y no desde una posición egoísta donde el ser humano es visto como un explotador del hombre persé, inmerso en un juego suma-cero donde lo que gana uno el otro lo pierde. Pues según este, el ser humano actúa de manera empática de forma natural aun cuando no tenga beneficio de ello.
Es importante resaltar que, en el año 1764, Adam Smith se instala en París, fue donde conoció a François Quesnay, economista y fundador de la escuela fisiocrática, una corriente ideológica fiel seguidora de la celebré máxima “laissez faire laissez passer” “dejar hacer, dejar pasar”, que sitúa al margen la intervención del Estado en la economía, y destaca la existencia de una ley natural que podía asegurar el buen funcionamiento del sistema económico. La influencia de esta escuela sobre Smith fue patente, y se vio fuertemente reflejada en su máximo tratado económico antes mencionado titulado “Ensayo sobre la riqueza de las naciones” publicado en el año en 1776, es considerado el primer libro moderno de economía política, es decir, en este se aplicaban a la economía por vez primera los principios de investigación científica.
Adicionalmente, el libro fue una continuación del tema iniciado en su obra filosófica, donde mostraba cómo el juego espontáneo del egoísmo y empatismo humano bastaría para aumentar la riqueza de las naciones, si los gobiernos no interviniesen con sus medidas; en el desempeño de la economía. Siguiendo con este orden de ideas primarias Adam Smith aplica estos principios al desarrollo de las teorías económicas sobre la división del trabajo, el mercado, la moneda, la naturaleza de la riqueza, el precio de las mercancías, los salarios, los beneficios y la acumulación del capital.
Es importante destacar el rol fundamental , que han tenido a la luz del proceso de la globalización el éxito del libre mercado global en generar riquezas, cuatro de los principios fundamentales expuestos por Smith en su Ensayo sobre "la riqueza de las naciones", como los son el de las ventajas del libre mercado, el uso del dinero y los precios como el mecanismo que determina el funcionamiento de la economía, la división del trabajo y el desarrollo de la teoría de las ventajas absolutas posteriormente modificado por David Ricardo con su teoría sobre las ventajas comparativas. Siendo estos postulados el mayor legado existencial que ha determinado los parámetros teóricos y prácticos bajo los cuales se ha desarrollado a pesar de los tropiezos y dificultades históricas, el libre comercio mundial, desde el año 1945.
La aplicación de estas premisas teóricas, has traído aparejada la creación de mayor riqueza, por medio de la optimización en la localización y desempeño de los factores de producción globales en función, de las ventajas comparativas y competitivas de las naciones bajo un esquema de libre comercio mundial por un lado y por el otro, en la diversificación de la producción de bienes y servicio, redundando en una mejor calidad y menores precios de los mismos. De igual forma esta dinámica ha estimulado la innovación y la invención tecnológica en función del progreso material de la humanidad.
En lo referente a las críticas realizadas a Adam Smith por su idea de la libertad de los mercados, y al margen de las imperfecciones de los mismos sea por barreras naturales o artificiales, creadas estas últimas por la misma intervención estatal. Smith paradójicamente en su época, nunca creyó que el mercado fuese perfecto o funcionase automáticamente por arte de magia. Admitiendo que un mercado de comercio totalmente libre era una utopía. Así como tampoco apoyó un sistema anárquico, sin normas ni leyes, sino una economía de mercado donde se permitiera en libre comercio, con una mínima intervención estatal que garantizase el funcionamiento óptimo del mismo, y donde el respeto a los derechos individuales tanto políticos como económicos y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley serian piezas fundamentales.
Otras de las críticas dirigidas hacia Adam Smith, ya arriba señaladas pero que sería pertinente volver a remarcar, es la de considerar al ser humano como un individuo frío y egoísta, sin ninguna ética y solo preocupado por sus intereses materiales. Nada más lejos de la realidad, como ya lo hemos distinguido anteriormente. Pues Smith fue precisamente catedrático de Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow donde sostuvo en su ya citada obra «Teoría de los sentimientos morales» que el sentimiento del ser humano de la empatía como su mayor virtud, produciría un beneficio en función social y no particular.
Los cimientos sobre los cuales se han sustentado los ataques distorsionadores a los idearios económicos y políticos de Adam Smith, han tenido más que fundamentos cientificos-empiricos serios, unos de índole político e ideológicos, que han resultado ser unos fracasos irrefutables en la historia contemporánea de la humanidad. Pues para muestra un botón y a título de evidencia existencial irrebatible nos planteamos la siguiente interrogante ¿Es que acaso el ascenso de China como potencia económica de alcance global, fue el producto de las vetustas, fracasadas y obsoletas, teorías económicas provenientes del pensamiento marxista-leninista, defensora de la propiedad colectiva y el control estatal de la economía a través de la planificación central, o principalmente de los fundamentos básicos de su contraparte ideológico y filosófico, el liberalismo defensor del libre mercado, sustentado en las originarias teorías económicas y filosóficas de Adam Smith?
El autor es abogado y politólogo Mención Relaciones Internacionales (UCV) cuenta con postgrados en, Negociaciones Económicas Internacionales (IAEDPG), y es MBA y Máster en Finanzas U. de Chile.
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