Silvio Berlusconi, libertad y sospecha

Sin duda fue un populista, pero no todos los populistas ganan elecciones. Quienes lo criticaron, y fueron legión, porque fue reiteradamente acusado de mafioso y corrupto, y finalmente condenado por evasión fiscal, podrían haber aprendido algo de su talento para atraer a la gente. Y lo hizo con mensajes que a menudo fueron liberales, aunque sus políticas lo fueron menos. Editorializó The Wall Street Journal: «Planteó una profunda reforma fiscal que no pudo llevar a cabo. Sus errores dejaron a Italia expuesta a la crisis de deuda de la eurozona, lo que junto con sus escándalos sexuales precipitaron finalmente su caída en 2011». The Economist comentó que seguramente los partidarios de Il Cavaliere, «o al menos los hombres, quizá habrían ignorado los escándalos, de no haber sido por la crisis financiera que estalló al mismo tiempo».

Como es sabido, si hay algo que no se perdona es el éxito, y Berlusconi triunfó en la política después de haber sido un notable hombre de negocios, que, como señaló el pensador italiano Alberto Mingardi en The Independent Institute, se caracterizó por ser innovador en ámbitos muy diferentes, desde la construcción, anticipándose a las demandas inmobiliarias de las familias de clase media, hasta el fútbol, porque adquirió el A.C. Milan, que bajo su presidencia conquistó numerosos trofeos.

Pero probablemente lo que más sospechas suscitó fue su gran carrera en los medios de comunicación, liderando el paso del monopolio público a la televisión privada. Otra vez, tuvo visión empresarial. Como escribió Sara Polo en El Mundo, vio que la serie Dallas, que ya había emitido la RAI incompleta, tenía posibilidades. Se marchó a Estados Unidos, la compró y la programó para dos veces por semana, con mucho éxito: «Hay que tener una fortísima sensibilidad para detectar qué le gusta a la gente, qué le preocupa, y dárselo en el tiempo y espacio adecuado». Así creó un imperio, de forma muy destacada en nuestro país: «En España, Telecinco fue durante bastante tiempo la televisión más rentable de Europa«. Era difícil que durara, y el empresario necesita reinventarse. Resultó claro que entre las Mama Chicho y Sálvame un período de buenos resultados ha tocado a su fin.

Hablando de dificultades, las ideas que transmitía Berlusconi eran ideas liberales, siempre difíciles de impulsar políticamente. Él lo logró, conectando con amplias capas de la población, habitualmente desdeñadas por políticos e intelectuales progresistas. Por ejemplo, puso los impuestos en el centro de la agenda, y la posibilidad de prosperar con el esfuerzo. «Percibió que había una demanda de cambio y habló como Ronald Reagan», dice Mingardi, que recuerda que, al revés que tantos populistas, él nunca apeló al miedo, y en su política exterior buscó la paz, llevando a Vladímir Putin y a George W. Bush a la misma mesa. Es cierto, como hemos apuntado, que sus medidas políticas fueron menos liberales que sus mensajes, con lo que podemos quedarnos con el ejemplo liberal de sus empresas y no con el de sus gobiernos.

@rodriguezbraun