Ecuador: Dolarización con y sin Socialismo del Siglo XXI
La dolarización es contraria al intervencionismo económico, porque más bien se trata de quitarle el poder a la clase política sobre la moneda que utilizan los ciudadanos. Esto lo logra eliminando la innecesaria e incluso perjudicial política monetaria que solía ser abusada por los políticos para esquilmar a los ecuatorianos. El blindaje provisto por la dolarización ha permitido el periodo más largo de estabilidad monetaria en la historia del Ecuador. Aislando la moneda de la política fiscal, se han fortalecido los derechos de propiedad de los ciudadanos sobre su dinero.
La dolarización, lejos de ser un sistema monetario frágil, ha demostrado ser –por ya más de dos décadas—mucho más sólido que la alternativa de una moneda nacional. Esas dos décadas incluyeron grandes volatilidades como el alza y baja del precio petróleo, la Gran Recesión de 2008-2009, la pandemia del COVID-19 y dos violentos paros nacionales. Adicionalmente, el país ha vivido con un déficit fiscal promedio de 4,6% entre 2006 y 2022.
Mientras que la población creció en aproximadamente 35% entre 2000 y 2023, Jaime Carrera del Observatorio de Política Fiscal señala que la burocracia aumentó en un 82%, pasando de 270.000 servidores públicos a 492.400 en 2023. Carrera agrega que el gasto en burocracia pasó de 3,9% del PIB a 8,5% en 2023 y considera que esta expansión ha sido un factor determinante del déficit fiscal. A esto deberíamos sumar el gasto en el regresivo subsidio a los combustibles, que por sí solo equivale al déficit proyectado para este año ($5.000 millones).
Lo interesante es que durante la llamada “Edad de Oro de la Dolarización”—según Carrera (2000-2006)— o “Dolarización de Mercado”—según Alfredo Vergara (2000-2008)— la economía crecía a una tasa superior, conforme no solo se reducía la deuda pública, sino que además se registraban superávits fiscales e incluso se logró acumular importantes fondos de ahorro. Considerando que a partir de 2008 la administración de Correa empezó a introducir una serie de barreras al comercio y a los movimientos de capitales— esto es, “la Dolarización con Socialismo del Siglo XXI”, podemos comparar dos periodos.
Durante la “Dolarización de mercado”, Ecuador registró un crecimiento anual de 4,65%; la pobreza extrema se redujo de 28,4% a 7,5% (20,9 puntos, Banco Mundial, $2,15 PPA $ de 2017); y la deuda pública pasó de 77% del PIB a 16%. Durante la “Dolarización con SSXXI” (2008-2019, cortando el periodo justo antes de la pandemia para evitar una distorsión a favor de nuestro argumento), el crecimiento anual se redujo a 1,95%; la reducción de pobreza se desaceleró pasando de 7,5 a 3,6% (3,9 puntos) y la deuda pública pasó de 16% a 39,29% del PIB.
Una moneda estable que vale lo mismo para todos y que mantiene su poder adquisitivo a través del tiempo más que las alternativas reales, amplía la libertad económica de los individuos para desarrollar sus proyectos de vida. Estando la economía dolarizada estamos blindados contra la expoliación de los políticos vía inflación. Para aprovechar más la dolarización, el próximo gobierno debe impulsar la internacionalización del sistema financiero y liderar la implementación de los acuerdos comerciales negociados por el gobierno saliente.
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